Por Ramón Sibaja
Después de un forcejeo dentro de la Asamblea Legislativa, ante la evidente hostilidad de la mayoría de los diputados, el presidente Luis Guillermo Solís tuvo que empacar maletas e ir a rendir su informe de los primeros 100 días de su gestión al modesto Teatro “Mélico Salazar”.
El origen de la división del PAC
El Partido Acción Ciudadana (PAC) ascendió al gobierno, rompiendo el bipartidismo (PLN-PUSC) en crisis, en medio de grandes expectativas de cambio de parte de los costarricenses, lo que quedó reflejado en el 1,300.000 votos en la segunda vuelta electoral, la votación más alta de la historia de Costa Rica.
Al gobierno del PAC comienzan a complicársele las cosas. Existe un cisma dentro del PAC que se refleja en la lucha de poder entre el equipo del presidente Luis Guillermo Solís, y la vieja guardia representada por Ottón Solís. Esta lucha interna hizo renunciar recientemente a Rodrigo Alberto Carazo como presidente del PAC. Otros han caído también producto del canibalismo político.
Además de las luchas propias de los grupos por el poder en los partidos burgueses, el problema central que afronta el gobierno del PAC es qué rumbo debe tomar la administración, ante las enormes expectativas de cambio, alimentadas durante la campaña electoral. Y en este punto es donde observamos que el presidente Luis Guillermo Solís va a ciegas, a tientas, tratando de encontrar un rumbo distinto a los gobiernos neoliberales del PLN, pero sin lograrlo. Por ello debe adoptar poses un tanto demagógicas, sostener un discurso populista extremadamente “ligth” (tanto que casi no se nota) que glorifica valores éticos y morales como la virtud, la honradez y la necesidad de devolver la grandeza a Costa Rica.
En esta lucha política, el presidente Solís prefiere apoyarse en las dirigencias del movimiento sindical y popular, en las ilusiones democráticas de las masas populares, antes que perder popularidad con la aplicación de medidas draconianas. Y es que la fuerza del PAC deviene de la votación, ya que no tiene estructuras de poder consolidadas. Por eso es muy sensible a los vaivenes de la opinión pública.
Por el otro lado, está la corriente de Ottón Solís que viene de experimentar un giro pragmático a la derecha, en relación a los postulados originales de la fundación del PAC. Basta recordar que Otton Solís negoció la implementación de la agenda complementaria del CAFTA-DR y el Plan Fiscal con el gobierno de Laura Chinchilla, situaciones que provocaron un desgaste político del PAC y del propio Ottón Solís.
Ahora que el PAC está en el gobierno, Ottón Solís pelea por recuperar el poder y además, como economista burgués, está muy claro que deben aplicarse ajustes, y por ello ocupa la estratégica posición de Presidente de la Comisión de Asuntos Hacendarios de la Asamblea Legislativa, encargada de tramitar el presupuesto de la nación. Las últimas declaraciones de Ottón Solís de hacer recortes presupuestarios han contado con el apoyo de los diputados del PLN, y han provocado airadas reacciones de la dirigencia sindical, siendo la más beligerante la oposición de Albino Vargas, presidente de la Asociación Nacional de Empleados Públicos (ANEP).
El Eje de ataque: la lucha contra la corrupción
Este fue el contexto desfavorable que obligó al presidente Luis Guillermo Solís a rendir su informe de los 100 días en el Teatro “Mélico Salazar”.
Ante la imposibilidad de hacer concesiones materiales al movimiento de masas, el presidente Solís ha denunciado la corrupción existente, algo que es visible para la mayoría del pueblo. Ha comenzado una cruzada por el cumplimiento de la ley: “Costa Rica tiene que vencer sus rezagos y debe progresar bajo el imperio de la Ley. Tenemos que restablecer un auténtico Estado Social de Derecho. (…) los costos directos de los principales casos de corrupción de los últimos quince años ascienden a cerca de 60 mil 100 millones de colones (…).podrían representar (…) alrededor de un 7% de la producción nacional” (…)
El problema es que el PAC no puede cambiar esta corrupción, que es intrínseca al sistema capitalista.
Sobre el déficit fiscal
En su informe, el presidente Solís reconoció que “En el 2012, la recaudación de impuestos alcanzó el 13.18 % de la producción nacional, pero la evasión y la elusión tributaria, juntas, representaron un porcentaje mayor: el 13.37 % del PIB (…) seguimos desconfiando de los "paquetazos” fiscales que primero traban la Asamblea Legislativa y luego mueren en la Sala Constitucional. Preferimos una reforma integral pero paulatina, que no frene el crecimiento de la economía y que resulte justa para todos los sectores productivos”.
El Presupuesto del año 2015 enviado por el presidente Solís a la Asamblea Legislativa es el más alto de la historia. Aquí es donde afloran las verdaderas diferencias entre Ottón Solís y los otros partidos burgueses.