Por José René Tamariz
El día viernes 22 de abril, la asamblea nacional de presidentes de bases del sindicato APSE decidió y votó por abrumadora mayoría participar de forma activa en la huelga de los días 26 y 27 de abril convocada por el Bloque Unitario Sindical y Social Costarricense (BUSSCO) y el sindicato ANDE. En esta asamblea se enfrentaron dos posiciones políticas-sindicales: la de la mayoría de la junta directiva nacional y otro pequeño sector del sindicato que proponían participar solamente un día de huelga y, el sector mayoritario del sindicato, que propusimos participar de forma activa los dos días de huelga, el 26 y 27 de abril. La primera posición política-sindical obtuvo solamente 88 votos, mientras que la segunda posición logró una votación, abrumadoramente mayoritaria, de más de 700 votos. ¿Por qué se produce semejante diferencia y derrota del sector mayoritario de la junta directiva nacional del sindicato? Existen varias razones. En esta nota explicamos dos razones básicas y fundamentales.
En primer lugar, el sector mayoritario de la directiva nacional, encabezada por la Presidencia y la Secretaría General, no lograron entender, comprender y hacer una lectura correcta del sentimiento, ánimo y disposición de lucha de la mayoría absoluta de las bases a nivel nacional del sindicato APSE. Los trabajadores de la educación en su conjunto se encuentran descontento y enardecidos por la ofensiva anti-trabajador contra el sector público desarrollada, impulsada y ejecutada por el gobierno de Solís en contubernio con los partidos neoliberales de la Asamblea Legislativa. Esa ofensiva anti-obrera se ha concretado en el congelamiento salarial del año 2015 y 2016; la posibilidad de aprobación en el Congreso de los proyectos de la diputada Sandra Pisk, del PLN, que congela, reduce y elimina los componentes salariales, y, el del poder Ejecutivo, que convierte la anualidad por “promoción del buen desempeño”, proyecto que, en el fondo, pretende eliminar las anualidades; las patrañas y artimañas utilizadas por las autoridades del MEP para no pagar los cursos y calificaciones anuales en el incentivo de carrera profesional; la eventual aprobación, por la vía rápida, del proyecto de educación dual; los planes fiscales, que pretenden hacer pagar el alto déficit fiscal a los empleados públicos y no a los empresarios y sus políticos que así que lo promovieron, así como una serie de políticas que atentan contra las condiciones de vida, salarial y de empleo del sector público.
En segundo lugar, toda la política de desmovilización del sector mayoritario de la junta directiva parece indicar que tienen un acuerdo con algunas autoridades del gobierno para que el sindicato APSE no participara en la huelga de los días 26 y 27 de abril. En la asamblea nacional de presidentes de bases del día viernes recurrieron a múltiples maniobras y triquiñuelas para evitar que se discutiera y votara, primero, el cambio del orden del día de la agenda y, segundo, trataron de impedir la discusión y votación de la propuesta de participación de los dos días de huelga, 26 y 27 de abril, del sindicato APSE. Para evitar esa discusión y votación recurrieron a un reportorio de falsos argumentos políticos falaces y legales falsos que, en el fondo, pretendían provocar el miedo a los rebajos salariales y despidos de los trabajadores. Sin embargo, ninguna de estas falacias logró calar entre la mayoría absoluta de los presidentes de bases que, previamente, en sus asambleas de bases ya habían decido y votado participar en los dos días de huelga. Una vez más, esta decisión y votación histórica de la asamblea de presidentes de bases del sindicato APSE demuestra que las bases han superado a su dirigencia nacional y les han enseñado como debe actuar una verdadera dirección sindical.