Por José René Tamariz

Actualmente existe una profunda crisis de los partidos políticos tradicionales, emergentes y reformista debido a diversas razones. En primer lugar, porque todas las organizaciones políticas participantes en las elecciones de 2022 fueron derrotadas, tanto electoral y políticamente por un partido desconocido, el Partido Progreso Social Democrático (PPSD), como por un candidato advenedizo u outsiders, Rodrigo Chaves, que incursiona por primera vez en la política y logra ganar la presidencia de la República, utilizando un discurso en contra de los grupos de poder económico, mediático y político.

En segundo lugar, los partidos tradicionales, principalmente, los viejos partidos del bipartidismo vienen de derrota en derrota, cada cuatro años, y de sufrir una reducción de su cantidad de diputados, de municipalidades y de base social. En tercer lugar, frente a la arremetida de Rodrigo Chaves, desde su gobierno, en contra de la oposición burguesa (PLN, PUSC, PLP, PNR y reformista el FA) y la denominada institucionalidad democrática, esos partidos políticos no han logrado plantear, articular y desarrollar una política de oposición beligerante y ofensiva en contra de los ataques gobierno de Chaves. Rodrigo Chaves, con su política agresiva y beligerante en contra de esa oposición burguesa y reformista. La ofensiva permanente de Chaves los tiene arrinconados y en la impotencia. Esos partidos políticos están desorientados y sin brújula que los oriente. En esos procesos de derrotas política-electoral han desaparecido varios partidos políticos como el Movimiento Libertario (ML), el Partido Acción Ciudadana (PAC) que gobernó dos períodos (2014 al 2022) y otros de menor importancia. Todos esos partidos políticos sostienen estar en proceso de “renovación” de sus estructuras, programa, estrategia y candidatos. Veamos.

El Partido Liberación Nacional (PLN), otrora el partido más poderoso, se encuentra desde hace mucho tiempo en una crisis histórica, la cual no logra remontar. Más bien, cada elección que pierde, profundiza su crisis. Lleva tres elecciones consecutivas perdidas, desde el año 2014, y existe la posibilidad real de que pueda perder la cuarta elección. Recientemente, el PLN realizó su asamblea nacional para decidir el tipo de convención para elegir a su candidato a la presidencia de la República, pero, al final dicha asamblea terminó sin llegar a acuerdos de como realizar ese evento. Un sector quería hacer una asamblea cerrada, solo para militantes del partido, mientras que otro sector planteaba la realización de la asamblea abierta. Esa asamblea fue pospuesta para el mes de noviembre. Por otro lado, el PLN, en las pasadas elecciones municipales, perdió varias municipalidades, asimismo se han debilitado sus estructuras territoriales y también ha perdido miembros y militantes.

La crisis histórica del Partido Unidad Socialcristiana (PUSC) es peor que la del PLN. Fue la segunda fuerza política-electoral, después del PLN, en la época del bipartidismo. Actualmente no logra remontar la crisis profunda que arrastra desde hace muchos años. Tiene en su haber cinco elecciones presidenciales consecutivas perdidas, es decir, unos 20 años de estar fuera de ejercer el control del poder Ejecutivo, aunque hizo cogobierno con Carlos Alvarado. Este agrupamiento ha estado coqueteando con algunas iniciativas del gobierno de Rodrigo Chaves.

El Partido Nueva República (PNR), dirigido por el evangélico, Fabricio Alvarado, ha venido perdiendo fuerza, diputados y simpatizantes en los procesos electorales. Más bien, coquetea frecuentemente con el gobierno de Rodrigo Chaves. El Partido Liberal Progresista (PLP), encabezado por el neoliberal, Eli Feinzaig, logró por primera vez obtener seis diputados en el seno de la Asamblea Legislativa. En las encuestas sólo lograr obtener el apoyo del 1% del electorado.

Mención especial requiere la posición y política del partido reformista, Frente Amplio (FA), que se dedica solamente a realizar críticas parlamentaria a Rodrigo Chaves, a su gobierno  y  fracción parlamentaria, sin utilizar de forma revolucionaria el parlamento, haciendo los llamado constante a los trabajadores y sectores  populares para enfrentar y combatir, mediante la acción extraparlamentaria revolucionaria, la política neoliberal de ajustes fiscal, de hacer sendos recortes presupuestarios, congelamiento salarial a perpetuidad y la aplicación a rajatabla la draconiana regla fiscal. Las consignas del FA en su reciente congreso ideológico de realizar la “unidad en la diversidad” y de “convergencia en la pluralidad” son ambiguas porque se prestan a cualquier tipo de interpretaciones, tales como de la de promover y ejecutar “alianzas” con supuestos sectores “progresistas” de los partidos burgueses tradicionales que no se saben quiénes son. Pero, por la experiencia que se conoce de las componendas y alianzas del FA es fácil señalar que se podría tratar, entre otros, de hacer alianzas los restos del zombi político del PAC. El FA ha sido incapaz de aprovechar y sacar réditos políticos del conflicto inter burgués, más bien se ha alineado en ese enfrentamiento al lado de los partidos burgueses tradicionales. 

Todos los partidos políticos tradicionales y reformista no tienen figuras de peso que, en las próximas elecciones, le hagan un fuerte contrapeso político a Rodrigo Chaves y, a su eventual, sucesor político. Por otro lado, existen una serie de datos de encuestas que reflejan la crisis del sistema de los partidos políticos: 8 de cada 10 ciudadano no tienen simpatía por ningún partido político; el PLN pasó de tener el apoyo de entre un 40% y 30% a un raquítico 4,3%; el PUSC sólo tienen unas preferencias de apenas el 3%; Nueva República, apenas llega a una simpatía del 0,5%; el PLP tiene unas simpatías tan solo del 1% y el FA llega, igual que NR, al 0,5% de simpatías del electorado. El PPSD, partido con el que llegó al poder Rodrigo Chaves, puntúa el porcentaje más alto de apoyo del electorado con el 5,4%, aunque es conocido que Chaves rompió con ese partido político. Actualmente, el presidente de la República no tiene partido político y, según algunas fuentes, está en proceso de formación o bien se monte, como en las elecciones pasadas, sobre un partido existente.

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