Por Manuel Sandoval

En los países capitalistas más desarrollados, por la necesidad de contar con información sobre la marcha de la economía y la situación de la población (componente clave del mercado interno), se especializaron organismos de recolección y procesamiento estadístico de información. En medio de “la anarquía” del mercado capitalista, es una información de extrema importancia para orientar las políticas económicas y sociales de los gobiernos, aún y cuando se trate de políticas muy limitadas por la orientación de no interferir en el libre desenvolvimiento de las leyes del mercado capitalista. No por nada, después de la crisis del 29, es en Estados Unidos donde se recoge y se procesa estadísticamente la información más completa.

Es interesante observar, sin embargo, que aún en los Estados Unidos la información se recoge y se interpreta de manera “sesgada”. Entre los economistas burgueses se señala, por ejemplo, que el índice de desempleo es un termómetro para medir la marcha de la economía. Con base en ese indicador se nos viene insistiendo que con el índice de desempleo ligeramente por debajo de los niveles pre-pandemia, la economía norteamericana marcha muy bien. Otra cosa resulta, sin embargo, cuando nos damos cuenta de que después de dos años de buscar empleo y recibir ayudas sociales, el trabajador desempleado desaparece de las estadísticas oficiales de desempleo cuando le quitan las ayudas. De esta distorsión se desprende que la recuperación y crecimiento de la economía yanqui es más raquítica, pues el verdadero índice de desempleo es más alto. Podríamos poner otros ejemplos de este tipo de distorsiones en las estadísticas y las categorías económicas que manejan los gurús de la ciencia económica burguesa pero nos distraería del comentario principal de esta nota.

Estamos sorprendidos de que de la noche a la mañana los datos del INEC (del Instituto Nacional de Estadística y Censos) sobre la población en situación de pobreza y pobreza extrema en Costa Rica cambien radicalmente. El año pasado, con base en la Encuesta Nacional de Hogares del 2023 (ENAHO) el INEC indicó que “… el nivel de pobreza alcanzó un 21,8%, lo cual equivale a 390 509 hogares en situación de pobreza. Con respecto al 2022, se da una disminución de 1,2 puntos porcentuales (p.p.) cuando se estimó en 23,0 %; esto representa 8 930 hogares menos. (Pág. Web del INEC, 17/10/2023). Datos que suenan factibles, dentro de las formas de medición sesgadas que tienen (como veremos más adelante).

No queremos abrumar con cifras. Nada más retenga que de ese 21,8% de hogares en situación de pobreza el año pasado (327 081 hogares), en términos de un año el 3,8% (63 428 hogares) mejoraron su situación y ahora están sobre la línea de pobreza VIVIENDO MEJOR. El porcentaje más bajo de pobreza desde el 2010.

Más aún: La población en situación de extrema pobreza: un 6,3% de los hogares, no había bajado en el 2022 y ahora resulta que bajó en un 1,5% en el último año, registrando un 4,8%. Sólo la región Brunca (que es una zona de poco dinamismo económico) y el Caribe, irían en contra de la tendencia. En la región Brunca el índice de pobreza extrema se disparó al doble del promedio nacional.

Si los datos del INEC fueran confiables, HABRÍA QUE SEÑALAR QUE EL DINAMISMO DEL SECTOR EXPORTADOR ESTÁ HACIENDO MARAVILLAS EN LA GENERACIÓN DE EMPLEO E INGRESO EN EL PAÍS, y creemos que no es así. Su efecto es muy limitado por los bajos salarios que reciben los trabajadores (en medio de una sobreexplotación brutal de la mano de obra migrante) y poca concatenación con el sector productivo nacional. El mercado interno sigue siendo el motor principal en la generación de empleo e ingreso en los sectores populares, pero está bastante anémico como resultado de las políticas neoliberales para contener el gasto público. El efecto de recuperación post-pandemia NO DA PARA EXPLICAR LAS CIFRAS DEL INEC.

La otra posibilidad, la de una lluvia de dinero desde el narco hacia los sectores populares, tampoco nos parece real; no sólo porque dudamos mucho que los instrumentos que utiliza el INEC puedan medirlo, sino porque el fenómeno de las pandillas no significa que dinero del narco esté cayendo hacia abajo. Los bancos tienen los cofres llenos de narco dólares, pero no se están realizando desde el sistema bancario grandes inversiones productivas que dinamicen la economía. A este nivel es la Inversión Extranjera Directa (más abierta, aunque a menudo también tiene participación del narco) la que incide e impulsa al sector agroexportador.

En los datos que da el INEC para explicar el fenómeno de la disminución de la pobreza se señala que el ingreso promedio de los hogares pasó en el último año de ₡1 119 660 a ₡1 049 142 mensuales (un aumento del 6,7%). Se desprende del análisis del INEC que ha influido positivamente un 4,8% de aumento de los salarios, que pasaron en promedio de ₡680 890 en el 2023 a ₡713 553 en el 2024, y también que ha repercutido un aumento en el promedio del ingreso autónomo, de la gran masa de la población en la economía informal. Habría crecido en un 9,1%, a ₡172 316.

Póngale atención a estos últimos datos. En esos promedios que hace el INEC hay gato encerrado porque hay un congelamiento salarial prácticamente generalizado y los reajustes miserables en el sector privado son una broma frente al alto costo de la vida. Además, si la inflación se ha visto frenada, esto no significa que el costo de la vida no sea exorbitante. Con un ingreso promedio de ₡172 316 en el sector informal (al que suman profesiones liberales de más ingreso) DIFÍCILMENTE SE SOBREVIVE, pero sin lugar a dudas los estadísticos del INEC no lo ven así.

En la Extra del 26/10/2024 nos informan que con ingresos de más de ¢127.324 en las zonas urbanas a nadie se le considera pobre. Como el dólar bajo y la inflación se contuvo, los expertos del INEC bajaron la línea de pobreza de ¢129.038 el año pasado a ¢127 324 este año. Más aún, en el campo también bajaron la línea de pobreza de ¢99.537 a ¢98.673.

Lo que estos datos del INEC indican es todo lo contrario de lo que pretenden señalar. En este país los pobres comen de milagro y un gran porcentaje de la población con apenas un poquito más de ingresos vive haciendo pininos con el dinero para que alcance para el día a día.

Siendo mal pensados, podría pensarse que estamos ante una operación (de gente con alguna ambicioncilla de escalar puestos en el gobierno) para demostrarnos las maravillas que está logrando el Caudillo. Ojalá que de las universidades públicas salga un estudio más serio sobre el ingreso de los sectores populares.

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