Por German Aquino
En la primera vuelta electoral, según el Tribunal Supremo Electoral (TSE), eran 4,955,107 personas las aptas para emitir el voto; de estas solo asistieron 2,741,074, teniéndose un total de 2,688,936 de votos válidos, de los cuales 1,315,768 votos (48.93%) fueron del FMLN y 1,047,592 (38.96%) de ARENA, el porcentaje de ausentismo fue alto, lo cual el TSE quiso revertir de manera técnica.
En la segunda vuelta, según los resultados emitidos por el TSE, el FMLN tenía 1, 494,144, (50.11%) y ARENA 1,487,510, (49.89%) lo que hace una diferencia de 6,634 votos entre el FMLN y ARENA. Estos resultados sufrieron una mínima variación en el escrutinio final, en donde los votos válidos son 2,985,266 de los cuales el FMLN alcanzó 1,495,815 votos, (50.11%) y ARENA 1,489,451 votos (49.89%), teniéndose distancia entre un partido y otro de 6,364 votos. Más allá de lo cuantitativo existen aspectos cualitativos que deben ser analizados.
FMLN gana, con un escaso margen, a la derecha arenera
El FMLN logró mantener su caudal electoral: 1, 315,768 votos (48.93%) en la primera vuelta y 1, 495,815 votos, (50.11%) en la segunda, logrando aumentar 180,047 votos más respecto a la primera vuelta. Todo ello en gran parte gracias a los programas de asistencia social impulsados por el gobierno de Funes, la millonaria inversión en la campaña electoral, los programas de asistencia social coordinados desde Alba, el desgaste de los gobiernos areneros etc.
Con estos resultados el FMLN ha ganado a la derecha arenera aunque con un mínimo margen de 6,364 votos, de lo cual Arena buscará sacar ventaja y negociar. El gobierno del FMLN será más débil que el gobierno de Funes, y además tendrá que lidiar con el endeudamiento dejado por el gobierno de Funes y con la falta de recursos, por lo que obligadamente tendrá que buscar posible fuentes de financiamiento. No será extraño que tenga que recurrir a préstamos de los organismos financieros multinacionales y a la reducción del gasto público, entre otras medidas. El nuevo gobierno del FMLN deberá decidirse entre hacer unidad con el empresariado o con los trabajadores, aplicar las recetas imperiales y de los organismos financieros o enfrentarse a la vieja clase dominante. No es cierto que se puede estar en comunión con los trabajadores y el patrón.
La derecha arenera se fortaleció de manera exprés
La derecha arenera salió más gananciosa, ya que contra todo pronóstico de las encuestas que daban un margen de aproximadamente del 12% más de votos al FMLN sobre ARENA, ésta logro recomponerse pasando de 1,047,592 (38.96%) votos obtenidos en la primera vuelta a 1,489,451 votos (49.89%) en la segunda, teniendo un aproximado de 441,919 votos más.
El aumento de votos de la derecha arenera fue resultado de los giros en la propaganda y la agitación política, en donde lanzó una campaña del miedo según la cual de ganar el FMLN en El Salvador, la situación seria similar a la que se vive en Venezuela, además de la amenazas hechas a los empleados de sus empresas, según las cuales de ganar el FMLN sus empleos estarían en riesgo, etc. Otro factor fue el cambio del lenguaje usado en contra de las maras y las pandillas. En un primer momento llegó a prometer de manera enmascarada la pena de muerte; dicho discurso pasó a segundo plano en la segunda vuelta, y no es para menos, ya que según estimaciones del Ministerio de Seguridad “…hay al menos 470,264 personas afines a las pandillas en 184 municipios del país” (LPG 25 de Mayo de 2013), lo cual es una base electoral nada despreciable.
De igual manera, las posiciones adoptadas respecto a Antonio Saca cambiaron. Gloria Salguero Gross señaló que “…fue un error político haber expulsado a Saca… no se puede negar la historia porque quitaste una foto. El gobierno de Antonio Saca fue un gobierno de ARENA” (http://www.lapagina.com.sv/). Con lo cual buscaron atraer parte de los votos de UNIDAD.
ARENA buscó también limpiar su imagen ante sus bases y revertir el desprestigio causado por la divulgación de algunos casos de corrupción de sus gobiernos, como es el caso de Francisco Flores, a quien expulsaron de dicho partido.
Una oportunidad para los núcleos burgueses emergentes: del Acuerdo de Paz al Acuerdo de Nación
El gobierno de Duarte inició el proceso de Diálogo y negociación entre el FMLN y el gobierno. Dicho proceso no fue bien visto por la ultraderecha arenera, quien en 1989 ganó las elecciones siendo electo presidente Alfredo Cristiani, representante de la ultraderecha y férreo opositor al proceso de diálogo y negociación, por lo cual la llegada de ARENA generaba dos opiniones: quienes consideraban que estos no accederían al dialogo y quienes consideraban que sí.
Predominó lo último ya el presidente Alfredo Cristiani en la toma posesión presentó como primer reto que enfrentaría su gobierno la búsqueda de una solución al conflicto armado, “privilegiar el diálogo sobre las formas violentas y militaristas, como medio para alcanzar la paz”. La negociación de la revolución salvadoreña era una oportunidad que no dejaría pasar la derecha arenera, lo cual culminó con la firma del Acuerdo de Paz en 1992. Esto permitió a ARENA y a los grupos económicos dominantes ligados al gobierno consolidar su hegemonía y aumentar su riqueza mediante la apropiación legal de los recursos del Estado a través las privatizaciones de muchas instituciones del estado como la banca, Antel, etc.
25 años después, Salvador Sánchez Cerén, comandante de la ex guerrilla del FMLN ha llegado con un tono conciliador llamando al diálogo a ARENA y al empresariado, manifestando “…Nosotros volvemos a reiterar nuestra actitud de diálogo, de apertura, de pluralidad y de consenso. Abrimos nuestros brazos a la oposición política para que construyamos juntos una agenda de país que busque darle respuesta a los problemas que tenemos la mayoría de los salvadoreños” (LPG. 14/03/2014). De igual manera Oscar Ortiz hace el llamado al diálogo.
Por su parte Roberto Lorenzana, secretario de Comunicaciones del FMLN, ha dejado bien claras las intenciones del próximo gobierno, enviando un mensaje a la rancia burguesía salvadoreña manifestando: “Ahora van negociar con el poder real del FMLN” explicando “en el programa de radio de El Faro… que es en el gobierno de Salvador Sánchez Cerén, distanciándose del gobierno de Funes, en el que existe una verdadera posibilidad de negociación entre dos poderes reales: el poder económico y el poder político de la derecha representada en el partido Arena, y el poder real del FMLN” (http://www.elfaro.net/es/201403/noticias/15038/). Los núcleos económicos emergentes ligados al FMLN, o como otros lo denominan, el bloque económico no hegemónico, están en la oportunidad histórica de negociar con la rancia clase dominante o bloque económico hegemónico su incorporación a dicho bloque, de igual manera como se negoció en 1992 el cese del enfrentamiento a cambio de permitir la participación del FMLN como partido político, entre otros aspectos. Aquellos que consideran que FMLN todavía representa los intereses de la clase trabajadora, tendrán que formularse la interrogante ¿hasta dónde llegará la profundización de los cambios del FMLN?
La clase trabajadora debe luchar por sus propios intereses
A partir de los resultados obtenidos por ambos partidos, mucho se pregona que la sociedad salvadoreña ha ganado, pero en realidad la clase trabajadora no ha ganado nada; quienes han ganado son ambos partidos en contienda, los cuales representan los intereses de núcleos económicos tradicionales y emergentes. Ellos hacen creer que el país es democrático cuando no es así, debido a que el Estado no ofrece las condiciones materiales y políticas que permitan una verdadera participación de los representantes de los trabajadores, campesinos y los indígenas. También se pregona que con los resultados la sociedad salvadoreña ha quedado divida en dos. La sociedad siempre ha estado dividida en dos, entre explotados y explotadores, lo que sucede es que los explotadores han logrado engañar y atraer a muchos para que les apoyen, ya que tanto las bases de ARENA como las del FMLN son conformadas por trabajadores, campesinos, etc., por lo cual dichas bases no deben enfrentarse unas a otras; por el contrario, deben unirse para luchar por sus propios intereses y no por los intereses de la burocracias. Que los viejos ricos peleen con los nuevos ricos, ya que estos utilizan a las masas como grupos de presión y negocian por encima de ellos en detrimento de las grandes mayorías.
El voto nulo reafirma rechazo al sistema económico, social y político
En la primera vuelta fueron 34,310 votos nulos, las abstenciones fueron 14,294 y los impugnados 3,534. En la segunda vuelta, según el escrutinio final, los votos impugnados fueron 3,198, los nulos 19,579 y las abstenciones 8,915; existió una disminución de los votos nulos y de las abstenciones.
El Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) en la primera vuelta lanzó el llamado a votar nulo, lo cual fue criticado por sectores ligados al FMLN. Al respecto el PSOCA señaló “…En la primera vuelta consideramos que ninguno de los partidos políticos en contienda representaba los intereses de la clase trabajadora y llamamos a votar nulo. En esta segunda vuelta reafirmamos nuestro llamado para que asistamos este nueve de marzo a votar nulo. En el marco del antidemocrático sistema electoral salvadoreño, el voto nulo no adiciona votos a ningún partido ni modifica los resultados finales, por tanto es absolutamente falso lo que el voto nulo o de protesta haya restado votos al FMLN originando la segunda vuelta. Aparentemente es un voto estéril, pero en realidad no lo es: el voto nulo representa la opción de rechazo de una importante minoría hastiada de la partidocracia…” haciendo el llamado a “… los revolucionarios salvadoreños a superar la dispersión y a construir un nuevo Partido Revolucionario, que retome las heroicas tradiciones de la guerrilla salvadoreña, con un claro programa anticapitalista que defienda los intereses de las grandes mayorías, y luche por la instauración de una Asamblea Nacional Constituyente, Libre y Soberana, que democratice a la sociedad salvadoreña y reorganice el Estado y la economía bajo el control de los trabajadores, en beneficio de las grandes mayorías…” este llamado continua vigente.