Por Alberto Castro

El lunes 27 de febrero, se realizó la conferencia de prensa de los Sectores Laborales, agrupación sindical que es encabezada por los sindicatos de los actuales sectores en lucha, comprende a los integrantes de la INTERGREMIAL de educación y SITRASALUD. Esto se da en el contexto del corolario que enarbola al segundo proceso de paz, un falso acuerdo de país que se pasa por alto las demandas de los sindicatos independientes. El contenido de lo demandado fue el posicionamiento del grupo respecto a la segunda fase de los acuerdos de paz, por tanto, la petición fue que se les incorpore en dicha instancia. Por tal razón a continuación presentamos unas reflexiones a considerar.

Los males del capitalismo y las expectativas

En El Salvador los problemas fiscales: el bajo crecimiento económico, el endeudamiento y el gasto publico integran el contenido de la crisis económica, el GOES para afrontarla se apega al pie de la letra a las recomendaciones del FMI y del Banco Mundial, tales medidas son maniobras estructurales anti laborales; verbigracia haber colocado el techo al escalafón en salud, el proyecto de eliminación de 8, 000 plazas en educación y la eliminación de los subsidios, esto con el afán de crecer al 3%, la profundización de la degradación de la vida de los trabajadores y clase media ha sido el despertad de la efervescencia sindical, ligada a la terrible situación económica y fiscal del país, por lo que el FMLN necesita con urgencia el entendimiento con ARENA, para lógralo sin trabas acudió a la ONU, desde donde fue nombrado Benito Andión como su representante para integrar la segunda fase de paz, instancia que ha generado dudas que es necesario disipar y algunas esperanzas que no debe hacernos confiar.

El segundo proceso de paz, nace en plena lucha sindical ante las medidas tomadas por el GOES, y solo vienen en el fondo a ser en sí, el establecimiento serio de acuerdos entre las fuerzas políticas sobre la continuidad y acompañamiento de dichos ajustes, no ha sido creada para atender las demandas de la clase trabajadora, de inicio la mal llamada segunda fase de paz es exclusivista, reservada únicamente para las facciones de la burguesía representada a través de sus partidos políticos con representación en la Asamblea Legislativa.

Entender los objetivos y atender las reivindicaciones

Es necesario entender antes de todo que la segunda fase de paz corresponde a la mesa de negociaciones que fue establecida para lograr consenso sobre lo antes señalado, los trabajadores no hemos sido llamado a participar, por tanto el posicionamiento de los Sectores Laborales está bien, solo si se encamina en destapar el oscurantista método por ahora desconocido de la mesa, sin embargo necesitamos evitar crearnos ilusiones sobre esa instancia, y determinar intrínsecamente que se está demandando la inclusión en la mesa con el objeto de fortalecer la lucha actual, en oposición a la progresión de las medidas estructurales y procurar rascar algunas conquistas esenciales, es decir ese no debe aspirarse como un fin, sino como otro medio adicional de lucha, sin que esto signifique el abandono de la movilización en las calles. El GOES con la supervisión de la ONU aspira lograr consenso con las fuerzas políticas, para poder eludir cualquier oposición a la aplicación de los ajustes fiscales, cortándoles el apoyo de estos partidos hacia los sindicatos que están fuera de su conducción política, que son los que ahora resisten, y para consolidar su perverso plan han preparado grupos rompe huelgas para desmantelar las movilizaciones en su contra (así como sucedió en La Paz), en tales circunstancias la marcha programada para el próximo 31 de marzo con antelación amerita preparación contigua a la masiva convocatoria; estableciendo el pliego de demandas generales y las medidas de seguridad para el caso.

Para ser incluidos hay que pelear y para permanecer es necesario colocar los puntos exigidos. No obstante, no sería extraño que pese a todo al final no se incluya la representación de los trabajadores en la mesa negociadora, ello no sería una derrota si el objetivo fijado es el fortalecimiento de las organizaciones sindicales, para contar con la correlación de fuerzas necesaria que permita llevar a cabo un paro nacional.

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