Por: Alberto Castro.
El presidente Nayib Bukele, había anunciado Cadena Nacional de Radio y Televisión para el día lunes 4 de mayo, pero en último momento la pospuso 24 horas, aduciendo que le daba tiempo a la Asamblea Legislativa (A.L), para que serenamente tomara sus decisiones, en seguida, con un madrugón el martes 5 la A.L, materializó los acuerdos previamente establecidos entre el Gobierno y ANEP, pacto que se da a pocos días de haber asumido Javier Simán, la presidencia de dicha gremial empresarial.
Con 56 votos a favor y 26 en contra fueron aprobadas: la Ley de Regulación para el Aislamiento, Cuarentena, Observación y Vigilancia por el Covid-19, a su vez fueron aprobadas la Ley de Protección del Empleo con 48 votos y otra deuda de $1,000 millones. Concretaron su pacto con la venia de todas las fuerzas políticas a excepción del FMLN, quien se quedó fuera al ya no poseer suficiente fuerza como grupo empresarial y al carecer de la capacidad de movilización que antes tuvo.
Publicidad vs realidades.
Las cuarentenas han paralizado algunas actividades comerciales e industriales, tras lo cual el empresariado realizó sin vacilar suspensiones y despidos de hecho apoyado en la legislación laboral, en la práctica esto dio como resultado que los efectos económicos de la pandemia fueran cargados sobre los hombros de la clase trabajadora, a lo que hasta el momento no ha habido defensa y resistencia contundente debido a la ausencia de direcciones clasistas en el movimiento sindical del país, esto ha motivado a que los trabajadores afectados emprendan la peregrina gesta de resistir mediante diferentes y aisladas jornadas de protestas como las realizas por los trabajadores de Urbano Express y de la empresa Yazaki. Estos sucesos nos muestran la urgencia de unificar todas las expresiones que forman parte del mismo componente de trabajadores afectados, para que la carga de la crisis de la pandemia deje de ser un peso a cuestas por la clase trabajadora. Podría creerse que la Ley de Protección del Empleo resolverá parte del problema, al únicamente subsidiar del 50% del sueldo de los trabajadores de la PYMES que pierdan su empleo, siempre representa una desmejora salarial, en su lugar se requiere de una Ley de Renta Universal que cubra el subsidio salarial del 100% y hasta por cuatro meses después de despedido.
En la eternamente agobiante Cadena, Bukele omitió adrede un anuncio importante; que desde el 7 al 21 de mayo el transporte público no estará funcionando, tampoco el servicio de transporte privado, sino únicamente los vehículos particulares y de transporte de personal, lo que afecta a quienes (que somos la mayoría) no puedan moverse a sus trabajos. Seguidamente afecta a los trabajadores informales al cesar su fuente de ingresos, sin dudas el presidente que acostumbra mentir dijo que conoce la pobreza pero para profundizar sus excusas.
Bukele prioriza la ANEP y no a la clase trabajadora.
El Salvador desde la crisis capitalista del 2008 no crece significativamente PIB arriba del 2.5%, el año el año pasado creció un 2.3%. Debido a las secuelas de la pandemia el Banco Mundial estima un receso del -4.3, lo que significa que entraremos en la dinámica de la crisis capitalista mundial. Ante esto los organismos financieros internacionales ya alertan al tercer mundo a tomar medidas precautorias para evitar el colapso financiero, el FMI ha recomendado al país elevar el IVA, en la actualidad es del 13%, por si fuera poco, recomienda elevar la edad de jubilación. La deuda del Estado supera los 20 millones, la mayor deuda de América Latina con relación al bajo PIB. El Gobierno de GANA-BUKELE, implementará el reforzamiento bancario mediante fideicomisos para desde allí impulsar la industria de servicios de manera financiada, por eso en la distribución de los un mil millones de dólares según el decreto N.º 640, $600 millones servirá para tales propósitos, para las PYMES el estímulo será de $360 millones, $140 para los trabajadores de este rubro resulten afectados, $100 millones para crear nuevas PYMES, por ultimo $400 millones de donde $300 serán para pagar la concesión del IVA a los exportadores y $300 para proveedores del Estado.
Como se corrobora, Bukele ha priorizado al gran capital en detrimento de la clase trabajadora, debemos oponernos a tales agresiones por la vía organizada, proponer una Ley de Renta Universal, exigir restitución de los despidos, no más suspensiones de contratos, no al pago de la deuda externa, no más aumentos al IVA, en su lugar más impuestos al gran capital.