Por: Alberto Castro
Recientemente volvió a producirse una marcha que, al igual que las del 15 de septiembre y 17 de octubre, tiene en común oposición hacia algunas de las políticas públicas del presidente de la República de El Salvador, Nayib Armando Bukele, quien como podemos ver dispone del poder formal del Estado, quien además presume de tener el apoyo de la mayor parte de la población salvadoreña, tiene frente a un contrincante en gestación, al cual para desvirtuar tanto su existencia como sus criticas ha recurrido cobardemente a situarlo junto a la incipiente oposición de las odiadas fuerzas políticas que aun hacen presencia en la Asamblea Legislativa quienes anteriormente fueran los pilares del bipartidismo que anduvo a sus anchas durante tres décadas; los principales causantes del hartazgo popular que dio luz verde al Gobierno de Bukele al cual llaman dictadura sin hacerse responsables de su corresponsabilidad.
La marcha del 12 de Diciembre refleja continuidad
El domingo 12 de diciembre la concentración se realizó en el Parque Cuscatlan desde allí partió rumbo a la Plaza Gerardo Barrios, lugar donde se coloró la concentración final, pese a que al igual que en las marchas anteriores, hubo intento de boicot por parte del Gobierno al retener unidades de transporte mediante militares y policías, sin embargo aunque pudo reducir otra vez el conglomerado de personas, sin embargo no impidió que se produjera la marcha que dicho sea de paso es una acción popular directamente contra acciones dictatoriales de su Gobierno, ya que aunque si bien no es un cruel tirano, todavía, ya sentó bases para actuar sin medidas.
Durante la marcha esta vez se condenaron violaciones a los Derechos Humanos, violación hacia Derechos Constitucionales, fallo del plan de seguridad y represión contra la juventud de los sectores populares, la corrupción que a todas luces se muestra entre sus funcionarios, y se rechazó otra vez el fracaso del BITCOIN, sobre ello es necesario que se defina una postura clara que permita aglutinar para fortalecer al núcleo unificado, donde se imponen reivindicaciones políticas un tanto contaminadas de patriotismo, el problema acá es que aunque tengan fundamentos racionales, sin embargo no es suficiente para luchar contra el autoritarismo, es necesario recoger demandas populares que voces se sabe cuáles son, por ejemplo el alza de los precios de la canasta básica, vivienda, salud, educación, etc, en concreto repeler el remozamiento neoliberal que envuelve cada una de las acciones públicas de este Gobierno.
El oportunismo del FMLN está presente
Es meritorio dar legitimidad de las marchas que hasta ahora han acontecido a la acción popular, y rechazar rotundamente las burlas de Bukele quien intenta pasar pagina atribuyéndole esta acción a la oposición y al Gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, con eso sus fanáticos tienen los insumos para reproducir los ataques y atacar al segmento del pueblo consiente que no compra mentiras, no obstante es necesario advertir que FMLN quien ya no tiene ni la fuerza ni el protagonismo de antes, al contemplar este escenario intenta ponerse al frente lo cual es un peligro tan grande como la reacción misma, ya que le da credibilidad a las calumnias de Bukele y resta apoyo por parte de quienes detestan a ese partido que busca volver a ponerse la camisa de izquierda, si, después de remozar en dos periodos gubernamentales este sistema capitalista y al modelo neoliberal en favor de sectores de la burguesía ascendente y en detrimento de la clase trabajadora y pueblo salvadoreño, ahora derrotado y herido quiere vincularse a las acciones populares, esto debemos impedirlo.
Busquemos lazos de unidad
Si el FMLN está buscando cooptar el descontento social en desarrollo, se debe a la ausencia de la izquierda revolucionaria debidamente compenetrada, los resquicios de la sobrevivencia en tiempos donde la izquierda reformista en el FMLN tuvo el Ejecutivo nos aqueja, por lo que debemos dejar a un lado el sectarismo y despojarnos de los vicios oportunistas y procurar establecer unidad en lucha para afrontar esta nueva etapa donde tenemos una dictadura en pleno acomodamiento.