Por: Josué Carvajal
Hablar de futbol en El Salvador, es hablar de algo que tiene mucho apego popular, hablamos de la disciplina deportiva más practicada en todas las edades, donde están los espectáculos deportivos de mayor expectación. Precisamente el futbol federado nacional e internacional; la Liga Mayor de Futbol (LMF), las cinco mayores ligas europeas, y la Champions League, son los principales escenarios deportivos vistos año con año. Hablamos de un rubro dentro de la industria del entretenimiento que atrae masas, por lo que hay una rentabilidad económica atractiva.
El futbol salvadoreño
A pesar de la inmensa cantidad de espectadores de futbol en el país, el futbol salvadoreño hace varias décadas dejó de tener relevancia internacional, aun así queda tradición futbolística, pero no se logra levantar el nivel futbolístico. La última clasificatoria mundialista fue un baño de realidad, la selección mayor de futbol reforzada por jugadores nacionalizados quedó en penúltimo lugar de la octagonal de la Confederación de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe de Futbol (CONCACAF), desvaneciendo las buenas sensaciones que dejó en la Copa Oro. Ante esta nueva frustración el Gobierno de Bukele-NI-GANA, aprovechó para avanzar en la consolidación de sus propósitos de monopolizar todas las disciplinas deportivas, en el año 2020 realizó el primer intento.
A finales de 2019 fue creada la Ley General de los Deportes, como una herramienta legal para que el Gobierno se hiciera del control de todas las disciplinas deportivas federadas, efectivamente se allanaron todas a excepción de la Federación Salvadoreña de Futbol (FESFUT), bajo maniobras de presión en el 2020 dio una prórroga para que todas aquella disciplinas deportivas que aún no se habían inscrito en el Instituto Nacional de los Deportes (INDES), lo hicieran en fecha límite del 25 de noviembre de dicho año.
Antecedentes de Corrupción y amaños
En el 2000 la misma FIFA ante el escándalo de corrupción por 3.4 millones de dólares, desconoció a la FEDEFUT (así se llamaba en aquel entonces), y nombró una Comisión Normalizadora. En el 2008 fue deslegitimado el presidente de ese entonces, Rodrigo Calvo, en 2009 la FIFA nombró una Comisión Normalizadora la cual tuvo desacuerdos con el Ministro de Gobernación, lo cual dio paso a la sanción que impuso la FIFA a El Salvador, misma que fue levantada en 2010. En 2013 otra vez el futbol salvadoreño fue envuelto en una página gris, 17 futbolistas fueron encontrados responsables de arreglar partidos oficiales y amistosos, 15 fueron suspendidos de por vida, y dos de manera temporal.
La Comisión Normalizadora de Yamil Bukele
Ante la imposibilidad de someter a la FESFUT, el 21 de julio pasado, el INDES dio a conocer los integrantes de la Comisión Normalizadora, para dar sensaciones de fortaleza ante los seguidores del Gobierno, un pulso nada más y menos que con la FIFA, quien advirtió que, si para el lunes 25 no se retiraba la Comisión de la FESFUT, habría sanciones. El Gobierno no logró tener el eco esperado.
La Asociación de Futbolistas Profesionales (ASOFUTPROES), la primera y Tercera División profesionales, la Asociación de Entrenadores de Futbol (AEFES), y las Asociaciones Departamentales de Futbol (ADFAS, en conferencia de prensa rechazaron la injerencia del Gobierno por las repercusiones y el daño mayor al futbol que implicaba, acto que deslegitima totalmente al INDES. Pues quedar fuera del futbol federado internacional implica resultados perjudiciales, desde profesionales (árbitros y futbolistas), que verían su progresión truncada, hasta empleos y subempleos, por lo que lejos de percibir la intervención del Gobierno de manera positiva, el rechazó hacia el INDES se manifestó en las redes sociales por ser una medida impopular, el Gobierno tuvo que recular.
La Liga Nacional de Futbol obedece a un intento por absorber caudal de aficionados como bases de apoyo ante el asalto a la FESFUT, fracasó porque pese a la inversión de $1, 232,000. Este revés constituye la primera derrota política que recibe el Gobierno, después de una racha exitosa donde le paso por encima todos sus adversarios directos. Nos demuestra que el Gobierno es fuerte entre fanáticos, y que la mesura no es su fortaleza.