Por: Salvador Belloso

La publicidad de país que se promociona a nivel nacional e internacional donde se proyecta la imagen de un El Salvador renovado, donde todo es tan brillante como las luces LED en la oscuridad de la noche, donde abundan conciertos y se organizan grandes eventos como los Juegos Deportivos Centroamericanos y del caribe, Miss Universo,  etc, donde constantemente grandes famosos de la farándula vienen y dicen cosas positivas de este país, pues bien, esto no es El Salvador.  

No se cambia la realidad con base a discursos dirigidos a las masas fanáticas, se disfraza eso sí, pero no cambia en nada el hecho que lo único visible a la vista es la desarticulación de las pandillas, y es a partir de esto que el Gobierno se afianza de este aparente éxito para alrededor de él agrupar lo demás, haciendo evadir sus fracasos bastante obvios como el bitcoin, corrupción, creación de empleos, crecimiento económico, el costo de la vida, etc.

A propósito de ello es conveniente observar que ya lleva más de un año el país bajo el régimen de excepción, ante lo cual es necesario hacernos la pregunta de, sí  el Gobierno es capaz de garantizar la seguridad sin una medida que suprima garantías constitucionales, la respuesta es sencilla; no, pues la única forma de prevención de la actividad delincuencial contemplada es el miedo, por ello ha previsto la colocación de la bota militar a lo largo y ancho del país para inculcarlo, propio de alguien tan inculto como el presidente salvadoreño.

Pero además hay algo más, la guerra hacia las pandillas encierra otro elemento, este es la seguridad persé del régimen bukelista en la búsqueda por asegurar la continuidad de su autoridad formal sobre el Estado, no puede prescindir de la fuerza militar, sin la que  es impensable lograr hacerse del control total, por tanto en toda su esencia la guerra contra las pandillas es nada menos que otra militarización, una política represiva por ahora aun disimulada.

El grosero discurso fanático no cambia la historia 

Hace 31 años se firmaron los acuerdos de paz e inició una posguerra donde durante dos partidos políticos tuvieron a sus anchas el manejo de la institucionalidad estatal del país, de las organizaciones sociales, y mantuvieron contacto con los grupos delincuenciales que por su misma naturaleza se transformaron en enormes bandas transnacionales.

Conforme el alto costo de vida, la inseguridad, la corrupción y muchos otros problemas que estaban (y sigue) padeciendo la clase trabajadora y pueblo salvadoreño, el bipartidismo fue ganándose el repudio y desprecio popular, aquí apareció Bukele como una alternativa pulcra, su discurso anti ARENA-FMLN fue la apertura al encantamiento de las masas, basta con atacar a estos partidos para que mantenga encendida la llama, porque estos partidos representan la posguerra, una época recordada con dolor, del predominio de las pandillas y en donde no hubo un proceso de instauración de la democracia burguesa que permitiera la participación política popular sin la venia de ambos partidos, por eso crecieron tanto que se dieron el lujo de tener grandes escisiones, GANA es por cierto fue uno y Nuevas Ideas la fuga de facto de las bases hacia algo nuevo e independiente como lo fue el Movimiento de Nuevas Ideas.

Nayib Bukele para dar un salto a las críticas contra los militares que durante 38 años estuvieron a la cabeza de la dirección política del Estado salvadoreño, durante este tiempo la Fuerza Armada cometió genocidio, asesinatos y crímenes de lesa humanidad, pero Bukele reniega de los acuerdos de paz llamándola como una ’’farsa’’, calificando como ’’negociación entre dos cúpulas’’, cambio el año pasado a través de sus diputados en la Asamblea Legislativa los Acuerdos de Paz por el Día de la Víctimas del Conflicto Armado, donde dice : ’’ justo reconocimiento a todas las personas que ofrendaron sus vidas durante el mismo (…) con la falsa ideología de una sociedad más justa que nunca llegó’’.

Una perversa distorsión de la historia, solo en la cabeza de quienes tienen una visión totalitaria creen que unos cuantos organizaron de pronto guerrillas y otros masas electorales, hicieron la guerra, luego pactaron y fin, que horror y que manera más burda  de ver aquellos acontecimientos históricos donde la clase trabajadora, estudiantes, y campesinos crearon sus propias organizaciones de lucha contra la dictadura militar, hubieron asesinados y desaparecidos y la violencia revolucionaria fue en ese momento una respuesta organizativa, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, Vanguardia Unificada (FMLN histórico), no fue creado de la noche a la mañana, el Frente Democrático Revolucionario (FDR), no fue una eventual coordinadora sino el fruto de años de auge y desarrollo de los movimientos populares, solo fanáticos sin razonamiento alguno son capaces de creer tal perversión, que ningunea el papel histórico que tuvieron las organizaciones de masas.

Muy diferente es criticar, como es debido, la traición de los dirigentes de la guerrilla y su traición a la revolución, pero la lucha armada fue legítima. ARENA fue el brazo electoral y paramilitar de la oligarquía en su momento y a partir de eso no hay nada positivo que rescatar. Pero este discurso sirve para que no veamos u olvidemos a la Fuerza Armada de El salvador (FAES), como parte de esa historia de terror, sangre y dolor en la era de la tandona, en cambio pretende que miremos a los militares como héroes. Por eso culpa a quienes es fácil de criticar y en ellos vacía la culpa de tantos horrores, pero tanta mentira y distorsión solo tiene cabida entre fanáticos.       

Hoy como ayer también se desaparece, tortura y asesina 

Cuando vuelven revestidos de gloria los militares a la palestra pública, teniendo más presencia en las tareas de seguridad pública, surgen los fantasmas del ayer, ya que nuevamente los asesinatos, las torturas y las desapariciones vuelven de la mano del régimen de excepción, pero lo insólito es que ni siquiera se han sanado las heridas de la guerra civil, por eso es hipocresía decir que se honra a las víctimas de la guerra civil cuando se está vulnerando el acceso a la justicia a quienes padecieron de violaciones, y se están produciendo otras víctimas en este contexto bajo las mismas prácticas.

Basta con ver algunas actividades recientes para contrastar las heridas pasadas y recientes, por eso es meritorio reconocer el esfuerzo de las organizaciones y personas que reclaman justicia y se oponen a la repetición de esas prácticas del Estado. El Movimiento de Victima del Régimen de Excepción (MOVIR), mantiene actividad permanente en torno a las vejaciones que están padeciendo las victimas del Estado en este contexto de régimen de excepción, que va desde detenciones arbitrarias, desapariciones, torturas, hasta asesinatos, son varios los casos ya documentados, por eso recientemente los familiares de las victimas realizaron una marcha hacia la Asamblea Legislativa el día 7 de julio, en donde al final hubieron amenazas por elementos de la PNC a los manifestantes con detenerles si no se iban rápido, durante la dispersión de la marcha patrullas dieron persecución y retención tanto de manifestantes como de periodistas que cubrieron la actividad.

MOVIR es ignorado en cuanto a sus solicitudes, sin embargo representa a las actuales victimas del Estado de este contexto, por tanto es entendible por qué recibe poca cobertura por la prensa alineada al bukelismo, donde solo se le toma en cuenta para presentarles como un grupo de desdichados.    

Totalitarismo gubernamental versus resistencia popular          

El bukelismo tendrá continuidad otro periodo presidencial más y seguramente más, ha preparado las condiciones legales e institucionales para ostentar mayor poder, más fuerza y menos inercia en el próximo quinquenio,  por eso se prepara para asumir territorialmente una concentración de poder que le permita mejor certeza y el control de cualquier fuerza opositora, a nivel interno se siente seguro, a nivel internacional pese a la gran publicidad en su imagen las críticas y observaciones a las violaciones a los Derechos Humanos no han faltado, para evadir las criticas ha recurrido al uso de la falacia de justificar su actuar por tener el respaldo de las mayorías, comparte la responsabilidad de sus errores con sus masas fanáticas, pero no les representa, las instrumentaliza como legitimadoras de esas violaciones, además las utiliza como replicadoras de su discurso de odio, sin saber están apoyando a un neofascismo.

El régimen de excepción se va a naturalizar y volver parte de una cotidianidad en el siguiente periodo, por lo que pese a las ilegalidades de la reelección el bukelismo tiene en sus manos el control del Estado y no tienen una oposición contundente, en cambio una que sigue en debacle, por eso logrará sus propósitos de consolidar su dictadura, ante ello debemos prepararnos. Por lo que en el terreno electoral no existen muchas condiciones, aunque ilusoriamente algunos creen tener poder competir pues el descontento hacia Nayib Bukele es mayor y que por lo tanto se tienen probabilidades de cambiar este curso a través de las urnas, están en un gran error.

Para empezar no existen ni candidatos ni plataformas para ofrecer algo que pueda consolidar una fuerza electoral considerable, ya ni que decir de todas las herramientas legales e institucionales favorables al bukelismo, por eso lo mejor es volver la mirada a lo organizativo, reagrupar las fuerzas en torno a una plataforma de lucha que retome las reinvindicaciones que se tiene como clase trabajadora, campesinos, estudiantes, pueblos originarios y pueblo salvadoreño, de cara a luchar contra una dictadura que no tendrá reparos en golpear cualquier fuerza popular en ascenso, a partir de entonces podemos hablar de insurrección, no como una tramposa figura constitucional o como parte de un discurso vacío de la oposición parlamentaria, sino como parte de un proceso de lucha que nos permita en un futuro construir una nueva sociedad.

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