Por: Salvador Belloso
Nayib Bukele, continuará al frente del Ejecutivo, sin importar las ilegalidades que esto implica. Con los magistrados de la Sala de lo Constitucional a su favor, tiene en este momento las llaves para actuar sin contrapesos con éste Órgano en cuanto a la jurisdicción constitucional, ah fagocitado a la oposición parlamentaria, el control burocrático-corporativo que ejerce sobre los sindicatos (principalmente del sector público) empantana hasta la mínima expresión de la clase trabajadora, el movimiento estudiantil está desarticulado, y así sucesivamente encontramos en todos los espacios colectivos el mismo panorama: desorganización. Este es un enorme logro del bukelismo en detrimento de los intereses de la clase trabajadora y pueblo salvadoreño. Antes de esto, los Gobiernos del FMLN habían logrado dispersar a las organizaciones sindicales y populares.
El mismo argumento para no dar respuestas
Todo el oficialismo se siente fuerte por la popularidad de Bukele, quien sigue tiendo en altos niveles de aprobación, de ahí que se permite perpetrar violaciones no solamente a la Constitución sino también a los Derechos Humanos. Pero ya no se detiene a dar respuestas ante tanto señalamiento, como ya se ha explicado, sencillamente se justifica invocando siempre a la seguridad, por eso su enorme aparato propagandístico produce y reproduce las 24 horas del día la misma retórica: que ahora se vive en un país seguro y que por eso el régimen de excepción, debe continuar. Este discurso tiene eco en sus masas fanáticas, en caso contrario no tendría sentido utilizarlo de la manera como actualmente lo hace.
No debemos esperar nada de nadie
Pero bien, lo que en verdad preocupa es cómo las organizaciones sindicales y populares se encuentran de cara a lo que se viene; la consolidación de la dictadura cyan. Debemos dejar de esperar que las legislaturas sean la solución. A propósito que la oposición parlamentaria le pone fácil las cosas al bukelismo, lejos de serle incomoda, frenar sus avances de cara a la configuración institucional de la dictadura, le hace los favores al tener siempre sus confines dentro del qué hacer legislativo, y, es necesario aclarar que no es culpa de dichos partidos, pues al fin y al cabo esta es su función, lo que no debemos permitirnos es confiar y esperar que la vía parlamentaria es, taxativamente única y exclusiva, porque nuestra fuerza reside en todas las matices de los esfuerzos unitarios como clase.
Tratamiento sistemático hacia los sindicatos
Las organizaciones sindicales han sido severamente golpeadas por el bukelismo, si bien, no se observan intervenciones violentas de la PNC y FAES en el interior de los locales sindicales, tampoco en las acciones públicas de denuncia, pero esto no quiere decir haya habido tolerancia con los trabajadores, sus sindicatos y representantes sindicales. El bukelismo es excesivamente cuidadoso en su imagen frente a las cámaras, hasta el momento ha evitado confrontar abiertamente contra la clase trabajadora persé, porque la cobertura le daría eco a las denuncias y reivindicaciones, dando como resultado que se produzca un bloque autónomo, el cual le sería más peligroso que la unidad de toda la oposición parlamentaria. Por eso su proceder ha sido tenue y sistemático: más de 21,000 despidos arbitrarios en el sector público, 17 sindicalistas detenidos, 500 credenciales sin entregar, violaciones al fuero sindical, entre otros, nos muestra la derivación de algo que fue previamente planificado; desorganizar a la clase trabajadora y reorganizarla bajo una corriente manipulada por Rolando Castro, de esta manera existen dirigentes sindicales dóciles con sus organizaciones sometidas, mientras se va eliminando lo restante.
Por la reorganización
La situación en la que nos encontramos es adversa, pero no debemos desmotivarnos y aceptar la derrota, al contrario, ahora es cuando se vuelve necesario avanzar más allá de las demarcaciones orgánicas que nos impone el control burocrático-corporativo del bukelismo, sobre el movimiento sindical. Una táctica organizativa puede ser la apertura de espacios de discusión y decisión a través de comités, donde se permita la participación democrática. Con esto se evita el manoseo directo del bukelismo sobre la organización de la clase trabajadora y de la participación popular.