Por Hermes
Cuando se habla de lucha de clases en El Salvador, suelen recurrir a las anécdotas de los años gloriosos del siglo XX. Pero lejos de la nostalgia compulsiva por aquella época, en la actualidad las contradicciones sociales requieren un tratamiento particular y profundo, para no caer en un simple reduccionismo ante la complejidad del actual contexto de lo va que del siglo XXI.
Existen variadas opiniones respecto a la lucha de clases, las cuales van desde quienes consideran que esta ya no es un factor relevante en los procesos sociales de El Salvador, otros consideran que esta ni siquiera existe y finalmente están quienes consideran que está solo ocurre en tanto se voltea la mirada a los sindicatos.
Sin embargo, los procesos que se esconden a la vista en el país tienen mucho más que contar de lo que se podría creer y el que pasen desapercibidos tan descaradamente, demuestra la profunda desconexión que existe entre los sectores y los medios de comunicación por más populares que sean.
La Conspiración de la USS
Es necesario comenzar con la organización obrera oficialista y patronal que muchas veces no es tomada en cuenta en los análisis clasistas. La Unidad Sindical Salvadoreña (USS), la cual en la práctica viene a ser una especie de Confederación sindical controlada por el Ministerio de Trabajo, principalmente por su titular Rolando Castro, que desde hace unos años ha venido buscando acaparar a la mayor cantidad de sindicatos posibles en el país, con tácticas y artimañas clásicas del sector oficialista y patronal ha conseguido la afiliación suficiente de una enorme cantidad de sindicatos logrando posicionar a su gente en los puestos más relevantes de los sindicatos, tal cual las recién pasadas elecciones internas del STISSS donde lograron imponer con incluso uso de la fuerza su planilla en los comicios, obteniendo significativas victorias para controlar el sindicalismo del sector salud. Sin embargo, todavía este proyecto gubernamental para controlar el sector sindical tiene muchos matices que hay que tomar en cuenta.
La USS debe responder a los intereses de los trabajadores
Para comenzar pese a que sus mecanismos de infiltración, sabotaje y sometimiento de obreros organizados ha sido considerablemente eficiente no logran acumular capacidad de acción en las calles, sus afiliados no son capaces de demostraciones de hecho más allá del amedrentamiento de sus opositores. Por otro lado, la condena que Rolando Castro ha sostenido hacia el sector laboral, acusando de pandilleros a todos los que se sumen a conmemorar el 1ro de mayo causa que sus propias manifestaciones queden en entredicho. Otro matiz relevante es el que si bien lo que el Estado busca es controlar el sector sindical a través de la USS, todo parece apuntar que es Rolando Castro (un conocidísimo burócrata) de los sindicatos responsable incluso directo e indirecto de acciones violentas cometidas contra los Sindicatos, quien busca acaparar este proyecto de la USS, para tener con que negociar y/o presionar ante el evidente autoritarismo antojadizo del presidente.
Respuesta unitaria ante los golpes de Bukele
Por último, la polarización que está causando el fortalecimiento de la USS en el país, trascendiendo los discursos neoliberales pacifistas, realmente va a permitir que se agudicen las contradicciones al punto de llegar a una disputa ideológica importante, pero también, es el hecho del fortalecimiento del sindicalismo patrono-estatal lo que ya ha logrado que grandes expresiones populares emanen de estos tal como la revolución de 1905 y 1917 en rusia, donde de las Secciones Obreras creadas por el zarismo, surgieron los soviets y todas las expresiones populares que desembocaron en una victoria revolucionarias de los obreros.
Trabajadores Call Center un caso emblemático
Por el lado de las organizaciones populares también han empezado a surgir importantísimos cambios que están generando la necesidad espontánea de organización en los obreros, y uno de los casos más destacados es el de los Call Centers,(CC) que lograron un gran hito este año, luego de muchos intentos constantes de lucha y organización; no es para menos, la situación que viven la gran mayoría de los jóvenes trabajadores de CC se vuelve tan deteriorante para la salud mental y física.
Pero ante esto la necesidad de organizarse ha logrado surgir dos expresiones (de las que se conocen al menos), la de “Labor Dignity” y la de “Los Callcenteros Cuentan, esfuerzos por denunciar los abusos vividos al interior de estas maquilas modernas, de los cuales el último logro importante fue fundar el primer sindicato de Call Centers, en la historia de nuestro país y posiblemente de la región, a lo que seguramente los demás esfuerzos le seguirán. Actualmente en El Salvador existe un promedio de 33,000 trabajadores que se desempeñan en diferentes Call Center.
Bukele golpea a todos los trabajadores por igual
En el sector público los despidos han sido una constante tan flagrante que tienen atemorizados a miles de obreros a lo largo del país, esta constante con la táctica de la “supresión de plazas”, es decir de no despedir directamente al obrero sino decretar la eliminación de su puesto de trabajo, mantiene incluso en tensión a los sectores otrora más gobiernistas o conservadores como la policía, quienes no pueden garantizar ni siquiera su estabilidad laboral y no es para menos la Policía Nacional Civil (PNC) es una institución surgida con la firma de los Acuerdos de Paz entre la exguerilla del FMLN y el gobierno de Arena en 1992, en donde dicha institución producto de los mismos Acuerdos fue integrada con 20% de exguerrilleros del FMLN, 20%de exmiembros de la Policía Nacional (PN) y un 60% de personas civiles.
Seguramente estos miembros de la PNC que entraron mediante estas cuotas representan una amenaza para el gobierno es por ello que aprovecha la oportunidad para sacarlos de la institución, de octubre del 2024 a la fecha reportan un promedio de 300 despedidos.
La reducción de las alcaldías vino con una enorme cantidad de despidos injustificados lo cual generó rechazo por parte de los trabajadores, pero más allá de los otros casos de la ex alcaldía de Soyapango, San Martín, entre otras, hay que destacar el incumplimiento del pago de salarios, aguinaldo y entrega de equipo a los empleados del Municipio de San Salvador Centro.
También están los despidos de trabajadores del sector de educación y salud en donde además el gobierno de Bukele tenía planes de eliminar totalmente el escalafón, según el artículo 4 del proyecto de ley de presupuesto establecía que: “Se congelan los escalafones salariales en los ramos de salud y educación, independientemene de lo que establezcan la Ley de Creación del Escalafón del Ministerio de Salud, la Ley General de Educación y Ley de la Carrera Docente”.
Lo anterior se logró revertir gracias a las denuncias y las “marchas blancas”, lograndose al final la aplicación del escalafón para aquellos empleados públicos con salarios mensuales inferiores a $1,500.
Pudo haberse logrado más, pero las movilizaciones fueron contenidas mediante los despidos de dirigentes sindicales y la pasividad de ciertos dirigentes sindicales.
La tercerización y la falsa seguridad e higiene ocupacional
Los gobiernos anteriores recurrieron a la tercerización o mejor dicho privatización, en su primer gobierno Bukele continuó haciendo uso de los mismo, para finales del 2024 a muchas de estas empresas subcontratadas no les fueron renovados los contratos, lo cual llevó a gran parte de estos trabajadores quedarán sin empleos.
Para este sector de trabajadores no existe mayores derechos ahora ya no se diga de la seguridad y salud ocupacional, vemos cómo han muerto varios trabajadores en la construcción del viaducto de Los Chorros por falta de planificación e ineficiencia de los controles a la empresa subcontratada. La política del Bukelismo hacia los trabajadores es de “usar y tirar”.
Crece el descontento: es momento de recuperar los métodos tradicionales de lucha
Reducción de prestaciones laborales y económicas, despidos constantes de trabajadores públicos, municipales y de instituciones autónoma, desalojos y decomisos de mercaderías a vendedores, ocupaciones o expropiaciones de territorios para la implementación de proyectos turísticos, urbanísticos y mineros, Etc. Lo anterior está generando grandes tensiones en los empleados publicos aunque sin una aparente capacidad de huelga con la cual presionar al gobierno para garantizar sus derechos.
Igual ocurre con todos los demás, en resumidas cuentas, tenemos una hoya de presión que tarde o temprano tendrá que reventar.
El miedo a ser despedidos y al régimen de excepción, golpea la conciencia de las masas, unido al engaño, desmovilización y sometimiento de las organizaciones sindicales realizado por el FMLN después de los acuerdos de paz, sigue cobrándole factura al sector laboral. Lo anterior mantiene paralizada la posibilidad de un gran despertar de masas, pero es la actual situación, que obligará a los trabajadores a dar una respuesta la cual debe ser organizada y en unidad de acción.