Por Leonardo Ixim
El pingue aumento al salario mínimo que el gobierno del socialdemócrata Álvaro Colom, títere de los empresarios, es nada más que la continuación de las mismas medidas hambreadoras para la clase trabajadora de esta larga dictadura de la burguesía. Esto se vuelve una llamada de atención a las políticas de las direcciones sindicales en lo que se refiere a la movilización y concientización de los y las trabajadoras.
El 30 de diciembre en acuerdo ejecutivo 529-2011, se aumentó el mínimo para actividades agrícolas y no agrícolas en 68 quetzales diarios, un 6.75 % con respecto al salario anterior, mientras que para maquila y actividades exportadoras en 62.50 quetzales, un 5.13 %. Es decir, mensualmente para las primeras actividades, incluida la bonificación incentivo (por medio de la cual muchos empresarios a evaden la seguridad social) queda en Q 2,324. Mientras que para las actividades de exportación mensualmente quedó en Q 2,156.25, incluyendo también la bonificación
Por otra parte, según reportó el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) a inicios de este mes, la inflación cerró el año pasado con una variación mensual de 0.22 por ciento y acumulada del 6.22 %, un poco mas alto que los dos últimos años, aunque menor considerablemente que en el 2008. Los productos que mas subieron, según reporta el INE, fueron los que entran en la división de alimentos y bebidas no alcohólicas variando mensualmente 0.48 % y acumulada en 12.08 %. Esta división, la de alimentación, es la que mas afecta al trabajador por ser fundamental para asegurar la reproducción de la condición humana y un derecho básico para la sobrevivencia. Aunque hubo variaciones entre productos en general el aumento reduce significativamente los ingresos precarizando el mínimum vital de los trabajadores.
Además de esto, para muchos trabajadores especialmente agrícolas, el salario mínimo es una ficción, sobre todo en fincas cafetaleras, según un informe de la Unión Europea. Por su parte según comenta el matutino El Periódico, una encuesta recién publicada por el INE reveló que el 60 por ciento de la población trabajadora que depende de un salario no siquiera recibe el salario mínimo ni ningún tipo de prestación.
Por tanto, con un costo diario de la canasta diaria familiar de Q 81.34, la canasta básica alimentaria mensual (CCBA) de Q 2,440.20 y la canasta básica vital (CCBV) de Q 4,452.92, ese mísero aumento del salario mínimo no alcanza el costo de la CCBA, mucho menos de la CCBA, que además de los productos alimentarios básicos incluye servicios públicos y recreación, en un contexto internacional de aumento de los precios de los productos alimentarios y del petróleo, debido entre otras cosas a la especulación financiera de los commodities. El país creció económicamente en el 2011, según reporta un informe de la central sindical UGT, entre 3.5 y 3.8%, y se dio un aumento de hasta un 25 % de las exportaciones, justo en el sector donde el aumento del salario mínimo fue menor en función de beneficiar a esta fracción empresarial que compite en el mercado mundial en base a salarios de hambre. Los argumentos mentirosos de los empresarios de que los aumentos afectarán la productividad lo que esconden es la baja de la tasa real de ganancias de estos, que para competir necesitan explotar la fuerza laboral.
Otra encuesta del INE recién publicada que mide condiciones de vida (Encovi), muestra que los niveles de extrema pobreza se redujeron en los últimos cinco años del 15.20 al 13.33%, de seguro por las políticas asistencialistas que emprendió el gobierno actual y que continuará el nuevo. Pese a esto, el nivel de pobres aumentó del 51 al 53.71%, y el porcentaje de no pobres bajó del 49 al 46.29%. En un escenario internacional donde la crisis mundial nos afectará sobre todo en los precios de productos básicos y con salarios bajos, la pobreza si duda seguirá creciendo.
Ante esta nueva coyuntura cruzada por la crisis mundial y un nuevo gobierno pro oligárquico, situación que afectara las condiciones de vida de las y los trabajadores, las luchas estarán al orden del día como en otras partes del globo. El PSOCA considera vital la unidad del movimiento popular con un programa mínimo de lucha, la democratización de los sindicatos en la toma decisiones y la constante información a sus afiliados y a la población en general para movilizarse en defensa de nuestros derechos. En especial, ante el próximo gobierno debemos rechazar el magro aumento al salario mínimo y reclamar un incremento que satisfaga las necesidades de los trabajadores.