Por Fabricio de la Torrente
Con un poco mas de dos millones 300 mil votos, el 55.74 %, el general retirado Otto Pérez Molina del Partido Patriota (PP), fue proclamado ganador de la segunda vuelta de las elecciones generales por el Tribuna Supremo Electoral (TSE); su contrincante el empresario Manuel Baldizon del partido Libertad Democrática Renovadora (Lider) fue votado por un millón 981 ciudadanos, el 46.26 %.
La victoria de Pérez, podríamos considerarla como pequeña con respecto a su contrincante, pues la diferencia fue de tan solo 319, 970 votos y de un total de un poco mas de siete millones 340 mil votantes, por su parte dejaron de ir a votar un poco mas de 3 millones, es decir el 30 % de los empadronados, el total de empadronado son de un poco mas de siete millones; junto a eso se le suma los votos nulos y blancos que fueron 183, 414, es decir 4.11 %. Entonces el nuevo presidente tiene en su contra el 69 % de los votantes sin contar los que no están empadronados.
Algunos elementos sobre los resultados
Pero mas haya de los números fríos, podemos considerar algunas cosas, recorriendo los datos de los niveles de abstencionismo desde la llegada de la democracia formal, estos se redujeron en estas elecciones, sin embargo una buen parte no se sigue considerando representado por la democracia forma y limitada que tenemos, junto a eso podemos también mencionar que muchos de los que votaron nulo, en blanco y por Baldizon no sienten en el nuevo presidente alguien que los represente.
Otro elemento importante a considerar, es el peso que tiene por un lado el área metropolitana de la ciudad capital y por el otro todo el país en general. Pues desde la firma de la paz, donde supuestamente finalizo la llamada “transición a la democracia” y se termino de coronar la “democracia formal y representativa”, habido cinco elecciones. Así la capital ha puesto a tres candidatos en la presidencia, Arzú, Berger y ahora Pérez; mientras el resto del país, ha puesto a Portillo y Colom; por su parte el candidato de Lider era en su mayoría apoyado en el resto del país y revisando los datos desagregados encontrados en la pagina web del TSE, se observara que en varios municipios y departamentos, sobre todo en occidente, la costa sur y su natal Peten, la diferencia a favor de él fue significativa.
Ahora, a nuestro entender lo que explica la situación descrita en el párrafo anterior seria que en la Guatemala de pos guerra, se vive el resquebrajamiento, aunque sin poder asegurar que tal situación sea de carácter fundamental, del bloque de poder entre dos facciones de la burguesía, es decir por un lado el capital monopólico y oligárquico que concentra el poder económico y político afincando su capital en la agroexportanción, las finanzas y alguna industria; por el otro lado el denominado “capital emergente”, que se fue formando en el ultimo cuarto del siglo XX en actividades comerciales, agropecuarias, industriales, importación, priorizando el deprimido mercado interno, etc; así como la existencia de otro actor y en muchas veces siendo los mismos, que tiene presencia en ambos facciones, es decir el crimen organizado y sobre todo el narcotráfico, amamantado este ultimo con la venia de elementos del ejercito.
Así por un lado, los emergentes financiaron y se beneficiaron de los gobierno de Portillo y Colom, perdiendo la oportunidad ahora al no ganar Baldizon; mientras que la oligarquía, se identifico y se beneficio con Arzu en cierto momento pues me atrevería a decir que ya no es de tal rosca, Berger y ahora Pérez Molina.
Algo interesante de notar es que el voto para los candidatos del capital emergente vino sobre todo de mal llamado interior del país, intuyo la existencia de un sentir instintivo de una buena parte de la población, centrada en la ruralidad y en los espacios urbanos de ese interior del país, que se muestra en contra de ese peso opresivo que desde la capital se ha ejercido en toda la historia de este intento de construir nación. Pues es desde esta urbe subdesarrollada que la oligarquía y su proyecto ladino liberal trata de dibujar una nación minusválida a las amplias masas campesinas, indígenas, obreras, profesionales y populares, de este país y desgraciadamente ese peso se siente también en las masas populares urbanas que muchas veces se plegan a tal visión, reproduciendo elementos como el racismo.
Ese capital emergente cual oportunista se muestra falsamente, a pesar de sus buenas intenciones y algunas acciones beneficiosas para las masas, como los programas asistenciales del lamentable gobierno de Colom, y que por cierto Pérez continuara, como representante de este segmento de la población. Pero es mas lamentable cierta izquierda imbuida por visiones estalinistas de la historia (desarrollo capitalista similar al de Europa, buscando sectores democráticos de la burguesía y un día, saber cuando, se trascenderá de tal sistema) que se va a la cola de este sector pudiente.
Sin embargo hay algo que une ambas facciones de la burguesía, su temor a la organización independiente del pueblo en toda sus expresiones y por tanto aunque mas agudo en la oligarquía, su negativa a realizar reformas profundas aun en las enmarcadas en los acuerdos de paz, que tienen todavía muchas limitaciones, por lo tanto nunca existirá un sector democrático en las clases dominantes que quieran hacer cambios profundos, eso le toca al amplio campo de las clases oprimidas y de los pueblos indígenas considerando que también dentro de estos, la diferencia clasista existe y eso hay que tomarlo en cuenta.