Por Ramona Itzep

A quienes afecta esta crisis del sistema de salud es principalmente a la población que vive en situación de extrema pobreza, la muerte es el diagnóstico esperado, -“No aguanto el dolor, prefiero morirme que estar viviendo todos los días y no ser atendido”, manifestó Mardoqueo Alvarado, de 47 años, quien padece de un tumor en el estómago”- (entrevista realizada por Prensa Libre) cuando se suspende la atención médica en los hospitales nacionales en los departamentos de Guatemala, San Marcos, Quetzaltenango y se amenazó con extender este cierre de la atención en la consulta externa a los 11 hospitales nacionales, si el gobierno no atendía las demandas de los médicos. Así como cierre del Centro del Atención Permanente –CAP- en San Juan Tecuaco, que dejó sin atención a un aproximado de 15 mil pacientes en ese municipio.

Este juego macabro que hacen con salud de las y los guatemaltecos más pobres, es una burla a la dignidad humana, la cual se evidencia una vez más en el ofrecimiento que en repetidas ocasiones y a diferentes funcionarios a hecho Carlos Vargas, de Zacapa, fundador de la Organización Cristiana de Beneficio Social Esperanza de Vida, organización la cual ha sido beneficiaria de fondos estatales; ahora resulta que esta organización en el 2015 ha recibido fondos por Q10 millones del Ministerio de Salud, sin hacerse efectivas estas donaciones. En cuanto a la donación de medicamentos y suministros médicos por parte de laboratorios y organizaciones, la cual se estima que asciende a Q.100 millones, el Ministro de Salud Alfonso Cabrera ha informado que se ha recibido Q3.8 millones en medicamentos y Q40 millones en equipo usado en buen estado, pero también se ha tenido dificultades con algunas de estas donaciones en las cuales la Procuraduría de Derechos Humanos –PDH- ha auditado y concluyó en la existencia de artículos cuya vida útil ya caducó.

Es importante considerar en esta crisis la deuda que ha acumulado durante varios gobiernos el Ministerio de Salud, la cual asciende a la cantidad de Q532 millones, de los cuales, sin embargo, solo existe registro de Q187 millones.

Esta crisis en el sistema Nacional de Salud no solo tiene que ver con desabastecimiento en los hospitales y centros de salud, también se evidencia en los constantes paros que realizan salubristas en consecuencia de no contar con garantías mínimas para la realización de su trabajo. Entre otros factores se encuentran el nepotismo que se realiza para emplear a familiares y amigos de directores, a través de despidos, incumplimiento en el pago de salarios en algunos casos de hasta 6 meses de atraso. Entre los argumentos de los salubristas encontramos “Nosotros hemos prestado un servicio profesional al Estado. Las autoridades deben de comprender que un trabajador no puede vivir sin salario”, por supuesto que se conoce la situación de desatención en que se encuentran tanto los 11 hospitales con que se cuenta a nivel nacional, así como las condiciones en que laboran las y los salubristas, lo cual motiva a realizar estos paros en la atención de las consultas externas, y el desabastecimiento de insumos para la atención en emergencia y a quienes se encuentran hospitalizados, lo cual en muchas ocasiones han resultado en muertes. Los salubristas además piden a autoridades del Organismo Judicial y Legislativo que renuncien a sus dietas, viáticos, salarios elevados y que esos recursos se redireccionen a salud para solventar la crisis que atraviesa este sector.

Apoyamos las demandas de las y los médicos y trabajadores de la salud que hacen a este gobierno para que asignen el presupuesto necesario al Ministerio de Salud y sus diferentes dependencias para el pronto restablecimiento del funcionamiento del sistema nacional de salud priorizando la atención en la consulta externa, sin dejar de atender la salud de forma integral de las y los guatemaltecos.

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