Por Joseph M. A. Herrera
Creo que usted compañero(a) que está leyendo estas líneas… al igual que la masa colorida y heterogénea de nuestra querida patria sancarlista, ignora que hay una propuesta de “Reglamento Normativo del Régimen Disciplinario del Estudiante de la Universidad de San Carlos de Guatemala”, la universidad más longeva del istmo centroamericano, así como la que concentra a la mayor población estudiantil de la patria centroamericana (más de 215 mil matriculados en 2017). Esta colosal casa de estudios tiene los problemas que podría tener una pequeña nación; la universidad es un país dentro de un país, con lógicas, prácticas y marañas que tienden a replicar las de la vida nacional, en un micro mundo donde convergen varios actores, poderes fácticos, trampolines políticos, intereses personales oscuros y colectivos “no tan” oscuros.
No se preocupe compañero… que usted no sepa lo que se trama en las cúpulas de marfil que desde las alturas engordan a costa de nuestro dinero, es normal, es parte de la práctica común de la administración saliente de la actual Rectoría de Dr. Carlos Alvarado Cerezo (2014-2018) y de cómo operará la administración entrante del Ing. Murfhy Paiz Recinos (2018-2022), que será una suerte de “Foco de Corrupción Nacional” (FCN-Nación) –partido de gobierno que esta pronto a ser ilegalizado por el Tribunal Supremo Electoral por financiamiento ilícito–, una lavadora y recicladora de los burócratas corruptos de las dos últimas administraciones. Como el FCN recicló al Partido Patriota, Murphy ya está reciclando a los vejestorios de Alvarado Cerezo, así como la del mentor de este último y ahora “aparentemente” su enemigo el ex rector Lic. Estuardo Gálvez Barrios (2006-2010 y 2010-2014), conocido por su actuar antidemocrático, financiando a diestra y siniestra a los grupos de choque que amedrentan año con año a estudiantes, docentes y trabajadores de nuestra USAC, así como a los eternos parásitos que salvaguardan desde la burocracia sus intereses en las facultades más corruptas de la universidad.
Un reglamento anti democrático y engañoso
Dicho reglamento ha sido propuesto por el exmilitar y actual decano de la facultad de Arquitectura Dr. Arq. Byron Rabé Rendón y la propuesta ya ha sido conocida por el pleno del Consejo Superior Universitario (CSU). Propuesta dirigida a reglamentar el comportamiento de la población estudiantil dentro y fuera de los salones, así como la de calificar las faltas de la estudiantada en leves, graves y gravísimas. La propuesta divaga en cosas tan generales como impedir que el estudiante haga uso de las carteleras para pegar anuncios, afiches de carácter cultural o político sin autorización de la administración de su unidad académica, así como la de darle supra poderes a los docentes dentro y fuera del salón para castigar arbitrariamente lo que al docente le parezca una falta leve, grave o gravísima. Regresándonos de a poco a la Real Pontificia Universidad de San Carlos de Borromeo, los docentes y los administrativos tendrían poderes cuasi despóticos a la hora de impartir justicia por propia mano saltándose los procedimientos actuales.
La propuesta tiene pasajes engañosos como el de dice que “esta vez sí” se castigará a los estudiantes que violenten el derecho de otros estudiantes a entrar a sus edificios, a sus salones y recibir clases; considerando falta gravísima agredir a otro estudiante de manera física; esto sería bueno que no solo se escribiera, sino que se cumpliera, expulsando a tantos estudiantes que han violentado físicamente a otros estudiantes en estos últimos 20 años en que la comisión transitoria ocupó ilegalmente la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU), así como las Asociaciones Estudiantiles de las facultades de Humanidades, Económicas, las escuelas de EFPEM, Psicología y Bellas Artes, que siguen siendo ocupadas ilegalmente por los grupos armados nutridos por las anteriores rectorías, la actual y la del próximo rector Murphy Paiz, que es amigo cercano de este cáncer humano que en facultades como la de Farmacia han golpeado impunemente a otros estudiantes a la vista de todos, sin recibir una expulsión ejemplar; todo esto sin olvidarse de los muchos guardias de los “chupaderos” –cantinas que operan infringiendo la ley municipal al vender alcohol en las cercanías de un centro de estudios– que sin contar con matricula estudiantil año con año violentan a la población estudiantil, extorsionando a los estudiantes en los parqueos, en las entradas a los edificios, así como intimidando a todo aquel que no responda a los intereses ocultos de los cerdos que han mantenido el control de la administración universitaria en los últimos 20 años.
Sabemos bien que con la excusa de velar por buen desenvolvimiento de la comunidad estudiantil los burócratas salientes, así como los entrantes –que no variarán mucho– buscan perseguir a la población estudiantil en general. Con la excusa de defender derechos de los estudiantes que ni ellos mismos han respetado, esperan negar el derecho a la libre expresión, a la organización política y gremial de los estudiantes, así como mancillar la celebración de asambleas estudiantiles que no sean autorizadas por la administración de la unidad académica, rompiendo uno de los principios torales de la autonomía universitaria, como lo es el gobierno tripartito, en el que el sector estudiantil tiene voz y voto, tanto en las decisiones de su organización estudiantil en cada una de las unidades facultativas y no facultativas, así como en centros regionales en todo el país; olvidando adrede y de mala fe que dicho reglamento debe ser presentado al sector estudiantil para que éste proponga la mejor manera de defender sus derechos, cosa que se ha evitado desde que se trazó en los pasillos de la rectoría esta antidemocrática propuesta más encaminada a reprimir al estudiante crítico que a realmente asegurarle su derecho a la educación y a la seguridad personal en la única universidad pública del país.
¿Cómo hará la veintena guardias de seguridad que patrullan la universidad para desarmar a tanto malandro que llega armado o para enfrentarse a las pequeñas milicias de zopes durante la huelga de dolores?, seguro les será más fácil reprimir al estudiante desarmado cuando este celebre una asamblea para denunciar los agravios sistemáticos que comete la administración en su unidad académica.
Por un reglamento desde y para los estudiantes, que sea aplicado a docentes, administrativos y trabajadores de la USAC
No debemos estar en contra del normativo, pero sí debemos estar en contra de la manera en que se le quiere imponer a la población estudiantil, que es el componente mayoritario de la comunidad universitaria. A docentes y administrativos se le ha enviado por correo la propuesta para que sugieran cambios, pero al estudiante ni se le ha informado por los diversos medios que tiene la universidad como lo son su revista, su periódico, Tvusac, Radio Usac o incluso en la lista masiva de correo en la que estamos integrados todos los sancarlistas. Todas estas argucias denotan el marcado carácter antidemocrático y ponen al descubierto que dicho reglamento no está pensado para resguardar los derechos estudiantiles, sino para coartarlos al antojo de la administración, asegurándose una manera más fácil de gobernar el descontento cada vez más extendido entre la población estudiantil, no solo de su campus central, sino de todos los centros regionales a nivel nacional.
Partiendo de esto, las organizaciones estudiantiles así como el estudiante en general, deben movilizarse para que se elabore un reglamento general que norme no solo el comportamiento de la población estudiantil, sino también las arbitrariedades que todos los días los docentes cometen contra los estudiantes, agravios que van desde faltas contra la dignidad de los estudiantes dentro y fuera del salón de clases, hasta el acoso sexual en salones, pasillos y cubículos que sufren los estudiantes por parte de algunos docentes, sin olvidar que muchas veces son los docentes los que no se presentan a clase o se presentan a esta bajo efectos del alcohol. Es por todos sabido que la burocracia administrativa de la USAC es la más abusiva e inepta del servicio público nacional, así que debe hacerse un reglamento que norme el comportamiento, así como su trabajo, que muchas veces incumple cuando los estudiantes solicitan un servicio sostenido por el erario público que todos pagamos. Un simple trámite que se vuelve una tarea engorrosa y una batalla campal en la que el estudiante muchas veces sale perdiendo o la emisión de las simples notas académicas.
Para hacer un reglamento desde y para los estudiantes, debe constituirse una comisión tripartita conformada por estudiantes, docentes y administrativos, que incluya también a los diferentes sindicatos de docentes, investigadores y trabajadores de la USAC, para de esta manera hacer una propuesta democrática e inclusiva que represente las necesidades de todos los sectores que conforman la comunidad sancarlista. Una propuesta que defienda los derechos de la masa estudiantil, de la comunidad docente, de los cargos administrativos y de los diferentes departamentos de trabajadores a lo ancho y largo del país, pero que también penalice a quien incumpla su trabajo, sus deberes y obligaciones, sin importar si este es un estudiante de nuevo ingreso o el mismísimo “magnifico” Rector de la USAC.