Por Leonardo Ixim

La detención del José Rubén Zamora, presidente del matutino elPeríodico, por parte de elementos policiales y del Ministerio Publico (MP), específicamente de la Fiscalía Especial Contra la Impunidad (FECI), marca el rumbo claramente autoritario del actual gobierno de Alejandro Giammattei Falla y el partido VAMOS.

Paradójicamente, la FECI fue creada para perseguir las llamadas redes políticos económicas ilegales herederos de los cuerpos clandestinos de seguridad, estructuras de poder con base en la contrainsurgencia, no para perseguir a los periodistas que denuncian la corrupción. Antes del arribo de Consuelo Porras al MP, la FECI trabajó junto a la desaparecida Comisión Internacional Contra la Impunidad (CICIG) bajo la conducción del comisionado Iván Velázquez (hoy ministro de defensa del gobierno de Petro en Colombia), llegando a perseguir a integrantes de la oligarquía tradicional y no solo a los grupos de poder emergentes. Bajo el control de Porras, la FECI ha llegado al extremo de detener a la fiscal Samari Carolina Gómez Díaz,  quien impulsaba investigaciones previas contra grupos de poder corruptos, y ha sido acusada de filtrar información confidencial, en lo que a todas luces de perfila como un montaje.

Con la llegada de Consuelo Porras al frente del MP, la persecución penal contra estos grupos de poder se detuvo, cambiando el rumbo de las investigaciones para acosar y detener a quienes persiguieron a esos corruptos, En ese sentido, elPeríodico asumió una línea de denuncia de los actos de corrupción, desnudando la penetración del crimen organizado en las esferas del Estado, y en menor medida la vinculación de los corruptos con los grupos tradicionales de la burguesía.

El papel asumido por elPeríodico desde su fundación en 1995, en el marco de la implementación de los Acuerdos de Paz, fue la de profundizar la mencionada apertura democrática. Sin lugar a dudas, Zamora tiene vínculos con algunos núcleos “modernizantes” de la oligarquía y sobre todo con la línea “democratista” del Departamento de Estado, siendo parte de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). Por ello, elPeríodico ha denunciado vigorosamente la corrupción y las formas ilícitas de enriquecimiento de las elites, al mismo tiempo que ha denunciado la violación de los derechos humanos, aunque en el plano de la defensa del sindicalismo y los derechos laborales ha tenido una línea ambigua, poco clara. elPeríodico ha sido parte del aparato de propaganda de la política gringa contra los gobiernos nacionalistas, mal llamados de “izquierda”, en América Latina.

Sin embargo, a pesar de esas contradicciones, Zamora y elPeriódico han sido un elemento incomodo para estos grupos emergentes de la burguesía, y en algunos casos también ha incomodado a la oligarquía tradicional. En el conflicto entre Giammattei y el gobierno de Estados Unidos, precisamente por los oscuros negocios de la burguesía emergente, Zamora ha cerrado filas con un sector de la oligarquía tradicional que se siente desplazada del botín del Estado

El MP aduce hipócritamente que la detención no se debe  a la actividad periodística de Zamora, sino por un posible caso de lavado de dinero y tráfico de influencias, pero no se proporciona ningún dato concreto. Mientras tanto, Porras usa todo el poder del MP para embargar las cuentas bancarias del medio de comunicación, con el objetivo de crear problemas financieros para provocar su cierre.

Esta situación, pone en evidencia una característica común a casi todos los gobiernos de Centroamérica: los ataques contra la libertad de expresión y las libertades democráticas, sobre todo cuando existen denuncias contra los grupos de poder. Pareciera que las mafias de todos estos países se unen en los hechos. La crisis económica y social del capitalismo a nivel mundial  y sus efectos en la región centroamericana, esta provocando un cambio en los regímenes políticos, con una clara tendencia hacia el autoritarismo y las dictaduras. Los débiles regímenes políticos que nacieron como parte de la reacción (mal llamada apertura) democrática, están agotados, dando paso a regímenes bonapartistas y con ello hacia nuevas dictaduras.

Aquí es donde el tema de la libertad de prensa y de la libertad de expresión, adquiere mucha importancia. No debemos confundir la libertad de prensa, como expresión democrática, con la libertad de los dueños de los medios de comunicación. Defendemos el derecho del pueblo a estar bien informado, no defendemos a los dueños de los medios de comunicación.

En el caso de la captura de Zamora, repudiamos el ataque del MP contra un medio de comunicación que ha denunciado la corrupción. La judicialización de las denuncias contra la corrupción, nos indica que estamos retrocediendo a los oscuros tiempos de las dictaduras militares, donde no habían garantías de un juicio justo.Alertamos que la acción de Giammattei y Consuelo Porras, al detener periodistas y ahora un dueño de un medio de comunicación, conlleva una tendencia a suprimir las libertades democráticas en Guatemala.

El caso contra Zamora coincide con los movimientos pre-electorales de los diferentes grupos, en un escenario de fragmentación de la izquierda.

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