Por Armando Tezucún
Justo al iniciar el mes de julio, uno de los dos sindicatos más grandes de trabajadores públicos de la salud, realizó una serie de protestas y bloqueos de carreteras en el país. Se trata del Sindicato Nacional de Trabajadores de Salud de Guatemala (SNTSG); durante la mañana del 1 de julio, los compañeros bloquearon puntos carreteros en los departamentos de Santa Rosa, Jutiapa, Petén, San Marcos, Quiché, Chiquimula, Alta Verapaz, Zacapa, Quetzaltenango, y, en la ciudad capital, en el sector de la Calzada Roosevelt donde se ubica la sede del Ministerio de Salud.
Los sindicalistas exigían la renuncia de dos de los viceministros de la cartera, Edgar González, viceministro de Regulación, Vigilancia y Control de la Salud, y Donato Camey, viceministro de Atención Primaria en Salud. Según el dirigente sindical Luis Alpírez, ambos viceministros impidieron que se llegara a acuerdos adecuados durante la negociación del nuevo incremento salarial a los trabajadores de salud, y por tanto piden que sean destituidos: “No estoy diciendo que el incremento que se nos dio sea malo, pero no respondió a las expectativas de los trabajadores, y fue una decisión unilateral conducida por estos dos viceministros” (La Hora 01/07/2025). De acuerdo con este medio de comunicación, hace tres semanas hubo reuniones entre el Ministerio y el Comité Ejecutivo del SNTSG, en las que el sindicato pidió la destitución de los viceministros, pero las autoridades dijeron que analizarían los señalamientos y tomarían una decisión de acuerdo con el resultado de las investigaciones; el sindicato demanda el cese inmediato de los funcionarios.
La mejora salarial otorgada por el ministerio fue un aumento de Q 1,200 para los trabajadores permanentes (47,517 personas) y un bono de Q 2,000 para los empleados por contrato (30 mil personas). Hay otros temas que fueron planteados durante las protestas, como las denuncias por corrupción de algunos directores, que las autoridades del ministerio decidieron remitir a la Unidad de Asuntos Internos, mientras que el sindicato exige su despido inmediato; y el robo de medicamentos en algunos centros hospitalarios, en el cual estarían implicados miembros del sindicato. Otros temas demandados por los sindicalistas son el de la creación de una carrera administrativa y un aumento salarial de Q 2,000, que fueron resueltas en el Tribunal de Arbitraje de forma desfavorable para el sindicato. Alpírez declaró que las protestas continuarán.
El ministro de salud, Joaquín Barnoya, se ha negado a destituir a los dos viceministros, y se adelantó a solicitar un amparo ante el Juzgado Noveno de Primera Instancia Civil de Guatemala, el cual le fue otorgado, para evitar la paralización de los servicios de salud por parte del sindicato, prohibiéndole realizar bloqueos, cierres, tomas de instalaciones e impedimentos al ingreso y egreso de autoridades, personal y usuarios de los servicios de salud en las sedes del ministerio.
Las acciones del SNTSG coincidieron con la protesta que desde hace varias semanas lleva a cabo el mayor sindicato de maestros, el Sindicato de Trabajadores de la Educación de Guatemala (STEG), dirigido por Joviel Acevedo, que mantiene un plantón en la Plaza Central de la capital y sus alrededores. Ambos sindicatos pertenecen a la misma corriente, los Sindicatos Globales, y ambos coinciden en protestar, entre otros temas, porque el gobierno se adelantó a sus demandas al otorgar incrementos salariales de forma unilateral, un 5% para el magisterio y los aumentos que mencionamos arriba para los trabajadores de salud. En ambos casos los dirigentes sindicales aducen que demandaban incrementos mayores. Los aumentos otorgados por el gobierno debilitan, en un sentido, la imagen de los dirigentes, al arrebatarles banderas de lucha.
El SNTSG pertenece al Frente Nacional de Lucha, una corriente de organizaciones sociales que tuvo una beligerancia clasista en sus inicios, pero que, desde el gobierno de Otto Pérez Molina (2012-2015), ha pactado con los gobiernos de turno a cambio de la firma de pactos colectivos ventajosos para sus dirigencias, dando su respaldo a estos gobiernos, al igual que lo hace su compañero de corriente, el STEG. La excepción parece ser el gobierno de Semilla y Bernardo Arévalo, y, en ese sentido, todo indica que la corriente de los Sindicatos Globales se ha sumado a los grupos de funcionarios de justicia y políticos de oposición que tratan de socavar por todos los medios al actual gobierno, que asumió con la intención de combatir la corrupción y fortalecer las instituciones democráticas. El hecho de que el Ministerio Público (MP) aún no actúe ante las acciones legales presentadas ante juzgados por la Procuraduría General de la Nación y el Ministerio de Cultura y Deportes contra las acciones tomadas por el Steg, refuerza esta hipótesis. Algunos analistas incluso aducen que las protestas de ambos sindicatos vienen como anillo al dedo a las estructuras corruptas atrincheradas en el MP y otros organismos de justicia, pues desestabilizan al gobierno y le dan una imagen de debilidad.
Llamamos a las compañeras y compañeros de las bases del SNTSG y STEG a reflexionar y sopesar si vale la pena respaldar a dirigentes que se han alineado con gobiernos de derecha plagados de corrupción, a contemplar la conformación de corrientes al interior de sus sindicatos que busquen enderezar el rumbo de estas agrupaciones, o afiliarse a sindicatos con una orientación más consecuente y clasista.