Por Ricardo Velásquez
El sábado 28 de mayo, retornó a Honduras el ex presidente Manuel Zelaya Rosales, defenestrado del poder el 28 de Junio de 2009 por una cúpula golpista conformada por políticos, religiosos, militares, empresarios y personajes de los diferentes organismos del Estado. La cantidad de personas que lo recibieron ha sido impresionante, comparable únicamente o mayor de la cantidad de personas que asistieron el 28 de Junio de 2009, día en que la Resistencia derramo su sangre con el asesinato del primer mártir: Isis Obed Murillo.
Los miembros de la Resistencia durante toda la semana organizaron, desde diferentes puntos del país, caravanas para llegar a la Plaza “Isis Obed Murillo” desde el día viernes 27. En esta ocasión, ni la Policía ni el Ejército detuvieron con balazos los buses repletos de gente. Durante todo el día sábado el ir y venir de personas por la calle del aeropuerto Toncontin era un mar constante. Ni el sol, ni la lluvia ni la final de la “Champion” fueron impedimento para que la gente se movilizara.
Se visualiza al FNRP en el próximo proceso electoral
En la semana pasada, ante el anuncio del retorno de Mel Zelaya al país, la burguesia inmediatamente inició una campaña mediática para orientar la conciencia de los miembros de la Resistencia hacia la participación en el próximo proceso electoral. Sin duda alguna el Acuerdo de Cartagena es una gran jugada de ajedrez de la política del imperialismo norteamericano y del gobierno de Porfirio Lobo: canalizar el actual descontento popular hacia un activismo electorero, anteponiendo los procesos electorales, controladas por el Tribunal Superior de Elecciones (TSE) y el bipartidismo, por encima de la dinámica de movilización de las masas que se desencadenó en los días posteriores al golpe de Estado.
Con las política conciliadora de la dirigencia del FNRP, se ha desperdiciado un día para haber paralizado totalmente a Honduras: decidieron que el retorno fuera un día sábado. Esta decisión es sintomática de la pretensión de convertir al FNRP en un partido político y que las luchas de la clase trabajadora sean desviadas a los procesos electorales, y que no se produzcan luchas en las calles que son las que elevan el nivel de conciencia de la Resistencia.
Al iniciar su discurso el ex presidente Manuel Zelaya, puso a su hija a leer el Acuerdo de Cartagena y enfatizó en uno de los puntos que plantea la conversión del FNRP en partido político, agradeciéndole a Porfirio Lobo la firma de dicho Acuerdo. Sus palabras más que plantear un programa de lucha fueron dedicadas a felicitar a todas las fuerzas políticas, nacionales e internacionales, que hicieron posible el acuerdo alcanzado con el gobierno heredero del golpe de Estado.
La impunidad persiste
Desde el golpe de Estado hasta la fecha, los mártires de la resistencia llegan casi hasta 300. Aun no tenemos responsables, ni culpables y mucho menos que estos criminales hayan sido juzgados. Por el contrario; los militares y policías que reprimieron al pueblo hondureño han sido premiados con cargos en Hondutel, Migración y otras instituciones del Estado.
El gobierno de Porfirio Lobo, junto al Congreso Nacional, Tribunal Superior de Cuentas, Corte Suprema de Justicia y otras instituciones golpistas –ahora legitimado por la comunidad internacional y por el propio Manuel Zelaya- ha reprimido violentamente al pueblo y ha destruido las conquistas del magisterio y del Sitraunah, ha masacrado a los campesinos del Bajo Aguán. Al parecer no hay forma de que la impunidad se termine en Honduras.
Mel Zelaya debe encabezar las luchas contra el gobierno
El ex presidente Zelaya después de terminar su discurso plagado de felicitaciones, anunció su retiro de la Plaza “Isis Obed” e inmediatamente se dirigió a Casa Presidencial a reunirse con el presidente Pepe Lobo y su gabinete.
El olor a sudor del pueblo, las camisetas rojas, las pañoletas y los sombreros fueron despreciados por Manuel Zelaya, la concurrencia esperaba un discurso más combativo contra los golpistas, o al menos que dijera que la lucha contra el golpe de Estado se mantiene, pero no fue así. Mel Zelaya prefirió reunirse primero con Porfirio Lobo que con los maestros que se encuentran en huelga de hambre en los bajos del Congreso Nacional, a como había anunciado la dirigencia del FNRP.
El primer día de su retorno, Manuel Zelaya no convirtió su recibimiento en una mega marcha para apoyar la lucha del magisterio, de los campesinos del Bajo Aguán. Mientras Zelaya se dirigía a Casa Presidencial, los miembros de la Resistencia regresaban a sus casas con el recuerdo de los asesinados y las represiones en su memoria, con las bolsas vacías, el rostro curtido y la ropa empapada por el agua. Muchos alegres por el retorno del líder, pero otros decepcionados por el discurso conciliador.