Por Maximiliano Fuentes
Esta semana se cumplieron dos años de haberse dado el más reciente golpe al endeble sistema democrático de Honduras, nos referimos a la ruptura del orden constitucional tras el secuestro y destierro forzado del entonces Presidente José Manuel Zelaya Rosales el 28 de junio de 2009. A partir de ese momento, un episodio más se abría en la historia política reciente del país, y un nuevo sujeto político emergía para contener el descontento de la población hondureña que se indignaba por el atropello a la Constitución y al Estado de derecho, evidentemente nos referimos al Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP). Desde ese instante, el FNRP se postulaba como esa organización amplia que logró aglutinar a diversas organizaciones sociales y populares para hacerle frente a la dictadura de Roberto Michelletti, en los primeros meses de lucha política contra el golpe de Estado, la nueva organización política canalizó gran parte del descontento social producto de las embestidas económicas de los distintos gobiernos de turno y del antidemocrático sistema de gobierno propuesto en la Constitución de 1982.
Sin lugar a dudas, el Frente aseguro la simpatía de muchos y muchas personas que apuestan por un cambio radical en un país donde impera la injusticia y la inequidad social. No obstante, a dos años de su fundación sus objetivos han sido trasladados, ahora la lucha no se realiza desde la movilización del pueblo o enfrentando los organismos represivos del
Estado, sino desde las mismas instituciones tejidas por la oligarquía y los grupos empresariales, por cierto responsables directos de la miseria y de las más amplias desigualdades entre los hondureños.
La desnaturalización del FNRP y la traición de Zelaya
Desde hace algunos meses, un sector oportunista de la dirección intentaba imponer el nuevo rumbo del frente, esta política de alianzas y de amplio reconocimiento de las estructuras golpistas se viene evidenciando con las intenciones ampliamente oportunistas de insertar al frente en los próximos comicios electorales. Esta política conciliadora y de abandono de la lucha fue impulsada por la Tendencia Revolucionaria (TR), la Organización
Política los Necios (OPLN), liberales en resistencia, Unificación Democrática (UD) y otros. Este viraje oportunista se encontraba mermado por el exilio de Zelaya, mientras más se oponía el régimen para el retorno de Coordinador General más radicales eran las reacciones de este, recordemos que en la Asamblea del 26 de febrero llamó a los delegados del Frente a votar para la no participación hasta no garantizar las condiciones mínimas, evidentemente, las condiciones mínimas no era la constituyente, ni tampoco el castigo para los golpistas y los asesinos , sino su retorno garantizándole la anulación de los juicios y restableciéndole sus derechos políticos. Los acuerdos de Caracas y Cartagena evidenciaron el viraje y la traición de Zelaya, que en aras de obtener sus propios beneficios entrego las banderas de lucha del FNRP y contribuyo para blanquear el golpe de Estado y para que el gobierno de Porfirio Lobo fuera incorporado en los organismos supranacionales.
De ante mano, se impuso una agenda al Frente, sin consultar a las bases se determinó la desnaturalización de este en partido político y su incursión en el próximo proceso electoral. Ha sido tan grande el retroceso experimentado que ni siquiera se llamó a movilizarse este 28 de junio, tan solo un pequeño pero combativo sector de estudiantes de la UNAH conmemoraron los dos años de lucha del pueblo hondureño con una toma, resulta evidente que se rompió con la tradición que el pueblo venía enarbolando, está claro los niveles de negociación y de entrega del comité ejecutivo que se encuentra inmerso en la creación de estatutos del Frente Amplio que el de crear un programa de lucha contra la embestida de los golpistas.
La reconversión del Frente ha implicado un duro golpe en el proceso de transformación de la sociedad hondureña, su nueva cara le favorece ampliamente a los intereses de Zelaya que no pretende dejar a un lado el caudal electoral de las corrientes del liberalismo que simpatizan con él, pero tampoco pretende dejar ir a esa gran masa de luchadores que se
Reclaman de la resistencia, por ello mismo no rompe con las estructuras podridas del partido liberal, por cierto sector que dio el visto bueno para darle el golpe de Estado y mantenerlo aislado en exilio casi dos años. La maniobra de Zelaya favorece ampliamente a los sectores oligárquicos y a los de los grupos empresariales del país que lograron estabilizar la situación política del país y canalizar el enorme descontento popular a través de la gran farsa electoral.
Esta traición la comparten algunos miembros del comité ejecutivo, como ser Gilberto Rios que junto a su organización se han convertido en los más fieles servidores y defensores del zelayismo, sin dejar a un lado al dirigente sindical Juan Barahona y Rafael Alegria, que sin vergüenza y dignidad alguna han sido relegados y se han entregado por completo a las intenciones funestas de la corriente nacional burguesa que Zelaya representa. En ese sentido, Juan Barahora, subcoordinador, proclamó que el
FNRP surgió para luchar por el regreso al gobierno de Zelaya, pero se ha convertido en una fuerza social. Zelaya concibe al Frente Amplio como una agrupación que reúne a "miembros de diferentes partidos políticos" a los que se les pone como única condición "que sean antigolpistas". Si Zelaya no pudiera ser candidato en 2013 porque la Constitución hondureña actual prohíbe la repetición del mandato, la aspirante a la jefatura del Estado por el FARP será su esposa, Xiomara Castro.
Se suprimen los métodos democráticos y se jerarquiza la voz del caudillo
A lo largo de estos dos años se desarrollaron importantes discusiones al interior del FNRP, producto de ese forcejeo interno donde varias organizaciones plantearon la necesidad de implementar mecanismos democráticos y representativos en la vida política del frente se avanzó a la constitución de un organismo amplio que logró vincular y aglutinar a cientos de organizaciones políticas y sociales con distintos programas y práctica política, desde organizaciones de pobladores, feministas, cristianas, campesinas, magisteriales, organizaciones políticas de izquierda, sindicatos, organizaciones gremiales, esta diversidad permitía a través de la inclusión construir un organismo de contención y de defensa de los intereses del pueblo hondureño. Aunque es válido manifestar que los organismos de dirección siempre estuvieron controlados por esta cúpula que pretendía a toda costa escindir el régimen democrático que se estaba forjando al interior del FNRP. Sin embargo, esta experiencia democrática y participativa fue breve, ya que el mismo Coordinador general lo suprimió y lo sustituyo por su propia voz. En la Asamblea del 26 de junio se liquidó el debate interno y se reprimieron a aquellos que se oponían con el viraje oportunista del Coordinador y demás miembros del comité ejecutivo. Bajo las prácticas más nefastas del bipartidismo se abucheó a los compañeros y compañeras que defendían la integridad del frente de los que dejaron las banderas de lucha para sumarse la farsa de la institucionalidad golpista.
Lejos de levantar proclamas para la lucha, o simplemente solidarizarse sobre los distintos paros de labores se organizan concentraciones para promocionar su partido político, hasta ese derecho se nos ha quitado ya que hasta donde tengo entendido el Frente nos pertenece a todos y a todas que hemos luchado durante este proceso, sin embargo, en la realidad concreta las cosas no son así, ya que la burocracia junto a Zelaya se apoderaron de nuestro instrumento de lucha y de emancipación. “Como parte de la lucha política que los seguidores del ex presidente Manuel “Mel” Zelaya Rosales han emprendido para llegar de nuevo al poder, la dirigencia del Frente Amplio de Resistencia Popular (FARP), realizó ayer su primera concentración en San Pedro Sula, después que el pasado domingo determinaran participar en los procesos electorales. (…) Durante su intervención el coordinador general del FARP, reconoció que el pueblo sampedrano es el que más ha luchado desde que lo sacaron del poder, “porque durante estos dos años siempre estuvo en resistencia” al igual que el gremio magisterial, con el respeto de otras organizaciones. (También Apuntó que el FARP es la fuerza que va a gobernar el país por 50 años, porque está bien organizado.”[1]
Rescatar el proyecto original del FNRP
Es por todo lo anterior, que el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) propone, en un primer momento rescatar el proyecto original del FNRP, es decir, no desnaturalizarlo y desvincularlo de los procesos de lucha y de transformación social. Así mismo, llamamos a todas aquellas organizaciones sociales, políticas, gremiales, juveniles y estudiantiles que no están dispuestas a entregar al Frente e incursionar dentro de la farsa electoral a organizar un encuentro amplio de luchadores para diseñar un plan de lucha y de rescate del Frente.
------------------------------