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Por Manuel Rivera

 

El giro político de Roberto Michelleti, presidente del Congreso Nacional, ha dejado descolgada a la mayor parte de la izquierda hondureña que apoya el ALBA. Hasta este momento casi toda la izquierda hondureña le claudica políticamente al gobierno de Mel Zelaya, específicamente un sector de la Coordinadora Nacional de Resistencia Popular (CNRP), el Bloque Popular, Unificación Democrática (UD) y otros sectores que han apoyado la decisión del gobierno Mel Zelaya de adherirse al ALBA.

Empieza el debate

Con un lenguaje y críticas poco fraternales, el debate comenzó en relación a un documento elaborado por los compañeros del Partido Socialista de los Trabajadores (PST), titulado “Por un Alba sin Mel ni burgueses”. En ese documento se menciona lo siguiente: “EL ALBA parece ser un acuerdo que va en dirección contraria a los tradicionales acuerdos con el imperialismo norteamericano y la Unión Europea El Pueblo hondureño y los demás pueblos de América Latina sólo podrán alcanzar una verdadera soberanía económica y construir un nuevo horizonte cuando tomen el destino en sus propias manos. Estamos por un ALBA sin burgueses, terratenientes o militares”.

En política a veces lo que parece no es. No se puede suplantar la realidad concreta con esquemas ideales, abstractos. La realidad concreta es que el ALBA es un tratado burgués, entre estados y gobiernos que mantienen una economía capitalista, de respeto a la propiedad privada de los grandes medios de producción. La permanencia de Cuba en el ALBA no cambia la naturaleza capitalista de las economías de Venezuela, Bolivia y Nicaragua, mucho menos la de Honduras. Entonces, de entrada, tenemos que afirmar que el ALBA no va en dirección contraria al CAFTA, sino que más bien es un complemento. En las condiciones actuales, concretas, el ALBA beneficia al conjunto de la burguesía hondureña y a cambio del apoyo popular el gobierno promete repartir unas cuantas migajas entre los pobres.

Prueba de ello es que los Estados Unidos no han cuestionado a Mel Zelaya por la firma del ALBA. Otra prueba es que Micheletti ha dicho que va a apoyar la ratificación del ALBA. Las diversas fracciones de la burguesía hondureña ya se han puesto de acuerdo en que el ALBA no representa un peligro para sus intereses. Por lo tanto, lo que une a nuestros enemigos, no es motivo de celebración o de apoyo para nosotros los socialistas.

Estamos de acuerdo con los camaradas del PST que solo la revolución socialista es la única salida, pero el problema es cómo alcanzarla, cuando hasta Mel Zelaya se vista con ropaje de revolucionario, y cuando toda a izquierda la claudica a su gobierno. En este documento se menciona de manera abstracta que el “pueblo hondureño decida” cuando la realidad política e institucional nos indica que son los diputados quienes van aprobar este convenio. No podemos permitir que asuntos tan importantes para Honduras queden en manos de los corruptos diputados. No apoyamos el ALBA, pero tampoco podemos permitir que las diversas fracciones de la burguesía hondureña decidan en nombre del pueblo.

¿Y ahora?

Esta reconciliación entre las fracciones burguesas se debe a que no quieren quedarse por fuera del manejo de los recursos financieros prometidos por Hugo Chávez. Mientras la izquierda le claudica a Mel Zelaya, se nos olvida lo principal: ¿Quién manejara esos recursos? No podemos permitir que la burguesía hondureña maneje libremente esos recursos financieros, debemos promover que sean las centrales obreras, los sindicatos de empleados públicos, quienes controlen el manejo de esos fondos.

El Movimiento al Socialismo (MAS) de Honduras hace un llamado a todas las organizaciones populares que pertenecen a la CNRP, para organizar de manera conjunta un amplio debate en todos los sectores de influencia de nuestras organizaciones y romper políticamente con el gobierno de Mel Zelaya, no hacer colaboracionismo de clase y emplazarlo para el conocimiento publico del documento del ALBA, así como luchar conjuntamente por la realización de un referéndum para la ratificación o aprobación y la definición del mecanismo de la utilización de los fondos de dicho convenio.

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