Por Justo Severo Izquierdo
Como un nuevo acto de arbitrariedad se puede calificar la medida impuesta por el ministro de educación Marlon Escoto, quien esta semana ordenó que se cumpliera con la mandato de fusionar 16 centros educativos entre escuelas y colegios en la capital de la república; esta medida ha perjudicado a cientos de estudiantes, maestros y padres de familia.
Protestas enérgicas de padres de familia
Las acciones de protesta de los padres de familia no se hicieron esperar. La iniciativa del ministro ha causado inconformidad y preocupación; los padres de familia de una de las escuelas afectadas, la Oswaldo López Arellano, que por años ha contribuido a la formación de muchas generaciones y que se ha convertido en un emblema de la populosa colonia Kennedy, han protestado de manera enérgica y se resisten a que se les quite su patrimonio. De igual manera los padres de familia de otros centros educativos como la escuela Marco Antonio Andino, el Instituto Nocturno San Ángel, Instituto Blanca Adriana Ponce, Abraham Lincoln, entre otros, han manifestado que si el ministro no desiste de esa idea acudirán a los plantones, marchas y tomas de centros para que se les escuche. Esta medida se pretende aplicar en todo el territorio nacional, con la excusa de “optimizar recursos económicos, infraestructura y garantizar educación de calidad para todos”, pero no es más que el cierre directo de algunos centros educativos.
Un nuevo golpe al magisterio
La fusión de estos centros educativos tiene un mensaje claro por parte del ministro Marlon Escoto: asestar otro golpe bajo al gremio magisterial y con ello medir fuerzas entre gobierno y magisterio y dejar por sentado que el que manda es el gobierno, acción que pretende debilitar aún más al gremio con una política de terror a través de medidas y acciones dictatoriales que pretenden acabar con las conquistas de todos los maestros.
Contradicciones que acarrea esta medida
Muchos hondureños denunciamos a diario la deplorable situación en que se encuentra el sistema educativo. El ministro debería solventar problemas puntuales como construcción de más escuelas, reestructuración y mantenimiento de muchos centros educativos que son un peligro para los infantes y que no reúnen las condiciones mínimas de un espacio de aprendizaje, el hacinamiento en muchos centros educativos, la carencia de mobiliario y todos los recursos didácticos que necesitan los educadores y educandos para que el proceso de enseñanza- aprendizaje sea eficaz y de calidad, capacitación permanente a los educadores, preocupación por desarrollar un verdadero modelo educativo, sin exclusión, moderno y coherente con la realidad nuestra; todo esto debe combatir nuestro flamante ministro, no cerrar centros por un capricho antojadizo para llevarle la contraria al magisterio y confrontarlo con medidas que se llevan de encuentro no solo a los docentes, sino a estudiantes y padres de familia.
Lo que no ha tomado en cuenta el ministro es la posible deserción escolar que podría causar esta medida impuesta a la ligera, sin consultar a padres de familia, alumnos y docentes. En el plano sicológico los estudiantes resentirán su traslado, ya que no están acostumbrados a otro lugar y otros ambientes. Ponen en peligro su integridad física al desplazarse a otros sectores, lo que implica recorrer una mayor distancia. En el plano pedagógico se presentarán problemas con los espacios de aprendizaje al provocar hacinamiento. Otro de los problemas que podría causar atraso e inestabilidad en el estudiante es el ritmo en cuanto a los contenidos de asignaturas, pues no todos los centros llevan el temario desarrollado en el mismo punto del programa.
El Partido Socialista Centroamericano PSOCA, ante la medida dictatorial del ministro de educación Marlon Escoto, se opone a que se fusionen los centros educativos. Hacemos un llamado a estudiantes, padres de familia, docentes y todos los sectores organizados y no organizados para defender la estabilidad laboral de los compañeros docentes, para que mientras haya matrícula en cada centro educativo, se desbarate todo intento de fusión. Para que la educación sea de calidad debe ser personalizada, el docente debe manejar cómo máximo veinte alumnos, no cuarenta ni cincuenta como pretende implementar este ministro. ¡Abajo todo proyecto excluyente y rapaz que lacere los intereses de la clase trabajadora!