Por Carlos Alberto Fúnez
El antidemocrático sistema electoral hondureño afianzó en el poder en los últimos 32 años al bipartidismo, conformado por el Partido Liberal y el Partido Nacional. Entre ellos se reparte el pastel cada 4 años, al pueblo solo le queda aguantar los garrotazos. El golpe de Estado del 2009 le permitió al Partido Nacional imponerse fraudulentamente, obviamente con la complicidad del Partido Liberal. Antes del golpe, el candidato del PL aventajaba por más del 15 % al del PN.
Se dio el golpe y el PL quedó dividido en dos facciones; una liderada por la ultraderecha y la otra por el zelayismo, que pasó a formar parte del Frente Nacional de Resistencia Popular. Así de fácil, el PN, que nunca había ganado dos elecciones consecutivas lo hizo con las circunstancias ya conocidas.
JOH le pisa los callos a las fracciones liberales
Esta última semana ha tenido como novedad la reunión entre alcaldes del PL y de Libre; al respecto, el presidente del Comité Central Ejecutivo del Partido Liberal (CCEPL), Mauricio Villeda, señaló “hemos tocado los asuntos sensibles en este momento, como la falta de ayuda de la administración central a las municipalidades…” (LP 05/08/2014).
“La unidad puede ayudarnos a tomar decisiones, si sumamos los votos de Libre y el Partido Liberal en Comayagua somos mayoría”. Según el líder político, la propuesta se llevará al Congreso Nacional para crear una oposición en la que ambos partidos unidos son la mayoría. Con la unidad se pondría en jaque al gobierno (LT 05/08/2014).
Mientras el coordinador de Libre, Manuel Zelaya Rosales, informó “Necesitamos unir la oposición para poner en jaque a este gobierno que está abusando del poder… no se trata de una alianza electoral, es solo de oposición para impulsar proyectos a favor de la ciudadanía.”
El líder del Partido Anticorrupción (PAC), Salvador Nasralla, expuso que “Honduras ocupa una verdadera oposición con una alianza que no sea de tipo ideológico. En este momento se ocupa una alianza que pueda combatir el modo autoritario con el que está actuando este gobierno”.
Algo que nunca se debe perder es la memoria histórica, sin embargo, las alianzas pueden ser coyunturales dependiendo del propósito; en este momento los tres coordinadores en sus declaraciones coinciden en una alianza para hacer oposición a ciertas políticas autoritarias del régimen. Pero cualquier alianza de oposición debe evidenciarse de dos formas: la primera en los hechos, sin seguir aprobando leyes lesivas a los trabajadores y derogando todas aquellas que han eliminado derechos y conquistas, como en el caso del magisterio. La segunda forma es llamando a la movilización general para detener a este régimen y su política represiva, que en muchos casos se fundamenta en leyes que apoyaron los diputados del PL.
Plantear una alianza para construir una oposición desde la cúpula no es más que una maniobra más para ganar adeptos, consolidar el bipartidismo y sembrar esperanzas de ilusiones en vez de llevar al pueblo a luchar por lo que le han quitado.
Señores: sean consecuentes con su discurso
Sin duda alguna que la base de la clase trabajadora y los sectores populares anhelan revertir el resultado fraudulento de las últimas elecciones que permitió la reelección del Partido Nacional. Pero no se trata de luchar por la unidad de la oposición en sí misma, sino de qué tipo de acciones se pueden desarrollar para quebrarle el espinazo al proyecto bonapartista de JOH. Cualquier unidad de acción de la oposición pasa por juntar votos para convocar inmediatamente a una Asamblea Nacional Constituyente, libre, democrática y soberana.
Esta lucha por la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente está ligada a la solución de problemas centrales inmediatos como la urgente derogación de todas las leyes aprobadas después del golpe de Estado para eliminar las conquistas de los trabajadores, la congelación de precios de los carburantes, energía y productos de la canasta básica, y el aumento general de salarios conforme suba el costo de la vida, por la eliminación de leyes que condenan y castigan la protesta social.
Esta Asamblea Nacional Constituyente debe plantear una salida al problema de la violencia; no se puede combatir a las maras y la descomposición social que carcome a Honduras, creando más destacamentos de policías que al final son reclutados por el crimen organizado. Exigimos menos discursos demagógicos y más respuestas reales a las necesidades de las masas trabajadoras. En la lucha callejera, y no en el Congreso Nacional, es donde se resolverán los problemas y donde acabaremos con el proyecto bonapartista de JOH.