Por Max Luján
Con el ánimo de eternizarse en el poder, como lo ha manifestado en su momento a los medios de comunicación Juan Orlando Hernández, se ha creado toda una estructura que facilite el continuismo del gobierno Nacionalista en el poder. Desde el momento en que ocurrió el golpe de Estado en el 2009, el mayor favorecido de este acontecimiento político fue el partido Nacional. Mientras el Partido Liberal, fuerza opositora al Nacionalismo, se encontraba dividido por la lucha entre un grupo ultraconservador liderado por Micheletti y el liderado por el Ex presidente Zelaya, esta división permitió impulsar el golpe, y la situación fue aprovechada por la dirigencia Nacionalista para facilitar el camino a Porfirio Lobo Sosa a obtener la presidencia de la república. Junto a Juan Orlando Hernández, presidente del Congreso Nacional en ese entonces, Lobo preparó el terreno para instaurar una dictadura y con ello hacer de Honduras una empresa o hacienda personal susceptible de ser comercializada o vendida al mejor postor.
Creación de fuerzas represivas
El actual gobierno de Juan Orlando Hernández no surge de la legitimidad del pueblo. Para todos es sabido que surge de un escandaloso fraude bien montado por el Tribunal Nacional de Elecciones. Hernández, al no tener legitimidad ni liderazgo, tiene como única vía para ejercer el poder la creación de fuerzas represivas que sostengan su régimen. Para ello, el régimen Nacionalista ha creado al grupo Fuerza Especial TIGRES (Tropa de Inteligencia y Grupos de Respuesta Especial de Seguridad) para combatir la violencia y crimen organizado; también La Policía Militar del Orden Público (PMOP) para llevar a cabo la recuperación de zonas, barrios, colonias, asentamientos humanos o espacios públicos donde las pandillas, maras o crimen organizado ejercen sus actividades delictivas; y también para efectuar la captura y poner a disposición de las autoridades competentes a las personas asociadas a organizaciones criminales y ejercer actividades de inteligencia en el combate a actividades criminales. Además el grupo FUSINA (Inspectoría de la Fuerza Nacional de Seguridad Interinstitucional) orientado a reducir la violencia en el país.
La campaña mediática del gobierno, bien montada por cierto, de vendernos la idea que el trabajo que ejecutan estos escuadrones es eficiente, está rindiendo los frutos deseados. Pero la realidad es otra, la lógica con que operan estas instituciones es estrictamente militar; estos escuadrones están constituidos para combatir al enemigo con la mentalidad de atropellar, torturar y matar, típico de una lógica de guerra. Hoy en día el contexto cambia, no hay una guerra civil, por lo tanto a estas fuerzas militares les toca jugar otro rol, el policial, el de velar por la seguridad de todos los ciudadanos.
Violencia contra la población
Pero si bien es cierto que tenemos un Estado ejerciendo violencia contra la sociedad civil, aparentemente este cuerpo de militares está altamente preparado para tratar con civiles de manera que se respetan los derechos humanos, pero los últimos acontecimientos demuestran lo contrario. Para mencionar algunos hechos que mantiene con temor a la población hondureña, está lo sucedido a un grupo de personas que se trasladaban en un bus rapidito, dentro del área urbana de la capital: la policía militar le hizo la señal de alto, el motorista no se detuvo por no portar el permiso de explotación de la ruta, los efectivos militares dispararon a mansalva hiriendo a un grupo de personas con las esquirlas de los vidrios rotos, por suerte no hubo muertos. El otro suceso se dio en la zona sur de Honduras, donde un grupo de mineros trató de ingresar a una mina custodiada por estos policías militares; en el percance los mineros fueron torturados con saña. Lo mismo le ocurrió al ex viceministro de salud Javier Pastor, quien fue detenido por estar involucrado en el escándalo de corrupción del Instituto Hondureño de Seguridad Social y fue brutalmente golpeado por la policía, por órdenes de un fiscal.
Lo anterior pone en evidencia la brutalidad de estos escuadrones o máquinas para matar. Si continúan estos actos, pondrían en vulnerabilidad a los dirigentes, líderes y lideresas de las organizaciones sociales, populares y sindicales del país, al asociarlos de manera premeditada y con alevosía con grupos delincuenciales.
El Partido Socialista Centroamericano PSOCA, alerta y llama a toda la población a frenar todo atropello y represión causada por el gobierno de Juan Orlando, mediante la movilización.