Por Carlos M. Licona
El jueves 21 de noviembre, se realizó el concurso para docentes que aspiran a ser nombrados en propiedad en una plaza. Para realizar el mismo, se conformó hace más de un mes la Junta Nacional de Selección, integrada por los seis colegios magisteriales, los cuales le venían a dar legalidad a la convocatoria hecha por el Ministerio de Educación.
La Junta de Selección había sido dejada sin voz ni voto desde hacía algunos dos años, prácticamente desintegrada. Asumiendo la responsabilidad de los nombramientos interinos la Dirección Departamental, asignaciones totalmente ligadas a satisfacer el clientelismo político, principalmente el del Partido Nacional.
En el 2017 se realizó un concurso que terminó siendo declarado nulo, los varios millones de lempiras invertidos, solo sirvieron para engrosar las cuentas de los dueños de las consultoras que ganaron la licitación -en el caso de que la hayan hecho- y para levantar una campaña intensa en contra de los profesores, humillando y ridiculizando el nivel académico del gremio.
Concurso 2019: se repite la historia
El concurso recién pasado, ha dejado como resultado entre el 93% y 95% de reprobación, situación que desmoraliza y humilla a los participantes. Según los profesores sometidos al mismo, las pruebas aplicadas dejan mucho que desear, y todos concluyen que lo más importante a evaluar que es la formación específica, no se le dio el peso que ameritaba. Un ejemplo es que, a un profesor de matemática, solamente se le presentaron ítems de selección única, sin permitir el desarrollado de un algoritmo que refleje el nivel de razonamiento del docente.
Es muy probable, que la empresa consultora encargada de elaborar las pruebas opta por este tipo de ítems porque no cuenta con el recurso humano suficiente para la revisión de las pruebas, así solo contratan unos pocos académicos, les pagan por elaborar las pruebas sin establecer parámetros o bien, dando parámetros muy alejados de la realidad. El resultado es pruebas mal elaboradas y totalmente alejadas de lo que se le debería evaluar a un docente. Con una prueba de este tipo, cualquiera introduce las opciones a un programa y en un santiamén están revisadas más de 15000 exámenes.
Hay que ser claros, el concurso en primera instancia debía tener como objetivo que el maestro adquiriera un requisito que la ley establece para optar a ser nombrado en propiedad en una plaza, hecho que desde el 2014 no viene sucediendo. Los concursos más apegados a la formalidad y a lo que se debe evaluar, son los mismos que realizó la dirigencia magisterial. Si el concurso del 2017 fue un rotundo fracaso ¿Para qué volver a utilizar la misma instancia?
Los concursos que realizó la dirigencia magisterial junto a las direcciones departamentales, fue en apego a lo que establece El Estatuto del Docente y la nueva Ley Fundamental de Educación prácticamente recoge el procedimiento anterior con algunos agregados. Obviamente estos concursos fueron señalados de mucho manoseo, sin embargo, se tenían que hacer correctivos y sanear el mismo para que no hubiera filtración de las pruebas ni adulteración de estas. Al parecer, el gobierno con un propósito mal intencionado decidió seguir humillando a los docentes.
El papel de las dirigencias y de la UPNFM
A diferencia del 2017, en esta ocasión las seis Juntas Directivas de los seis colegios magisteriales están validando el proceso, todos dicen señalamientos y satanizan las mismas, pero al final concluyen que el concurso no hay que anularlo para iniciar los nombramientos permanentes. A nuestro juicio, es mejor que sigan los nombramientos interinos a que se acepte una reprobación masiva de docentes, quizás ese 6% o 5% que logró aprobar, ponga el grito en el cielo, no obstante, acá se trata de que es el momento de que el magisterio deje de ser humillado como al gobierno le plazca, teniendo una maquinaria mediática periodística encargada de impulsar una campaña desprestigiante para tan digno sector. Curiosamente, esto se hace en el año en que el magisterio nuevamente salió a las calles a luchar.
Por otro lado, la Universidad Pedagógica Nacional “Francisco Morazán”, se ha llamado al silencio ante esta terrible noticia; donde la gran mayoría de los maestros graduados en sus aulas de clase ha sido reprobada. Obviamente, la UPN también sale reprobada y debe asumir su responsabilidad.
¿Qué hacer?
Todos los docentes que concursaron deben organizarse y movilizarse inmediatamente, pidiendo se anule el concurso igual que se hizo en el 2017. Cualquier propuesta como solicitar revisión de examen o hacer retoques para obtener mayor aprobación, no son más que matices para validar un fracasado concurso con la venia de las dirigencias gremiales.