Por Sebastián Ernesto González
“El síndrome de Estocolmo es una reacción psicológica en la que la víctima de un secuestro o retención en contra de su voluntad desarrolla una relación de complicidad y un fuerte vínculo afectivo con su secuestrador o retenedor”.
“Las víctimas que experimentan el síndrome muestran regularmente dos tipos de reacción ante la situación: por una parte, tienen sentimientos positivos hacia sus secuestradores…” “A la vez, los propios secuestradores muestran sentimientos positivos hacia los rehenes. El nombre se debe a que esto sucedió en la ciudad de Estocolmo, Suecia”. https://es.wikipedia.org/wiki/Síndrome_de_Estocolmo.
Cualquier lector puede sorprenderse ante el título de este escrito, sin embargo, al hacer la analogía con lo que está sucediendo en las diferentes secretarías de Estado nos hace buscar posibles respuestas que expliquen la falta de disposición de las actuales autoridades en sacudirse los miles y miles de “activistas del Partido Nacional” que dejaron contratados y amarrados con el Decreto 100-2021, aprobado en el mes de diciembre del 2021, cuando ya el triunfo del pueblo había sido contundente; un voto de castigo en contra de quienes lideraron doce años de saqueo y de represión a todo el que se atrevió a reclamar en las calles.
La política finamente diseñada por los estrategas del PN consiste en mantener por un lado; protestas permanentes en todos los sectores que controlan, exigiendo derechos y beneficios socioeconómicos que nunca reclamaron a la narco dictadura. Todo sector laboral tiene derecho a la protesta para exigir aumentos salariales y mejores condiciones de trabajo, no obstante, todas las protestas hechas hasta ahora desde que asumió el Partido LIBRE la administración pública, provienen de los grupos muy bien organizados por la narco dictadura para generar caos y crear desde ya; una pésima imagen del gobierno actual. A esta estrategia también se suma la prensa mediática que estuvo durante doce años al servicio del régimen postgolpe, dando mayor cobertura a las manifestaciones de líderes nacionalistas y declaraciones públicas reiterativas que condenan al partido ahora en el poder, y, exigiendo que de un solo plumazo se solucione lo que bien enredado dejaron.
El secuestro de los ingenuos funcionarios
Además de generar protestas permanentes, también han creado la táctica del secuestro. La presidenta Xiomara Castro, después del arrollador triunfo de noviembre de 2021 tardó mucho tiempo en ir armando su gabinete de gobierno, de tal forma que, a muchos de los nombrados se le notificó posteriormente a la toma de posesión, de ahí que el arranque del gobierno se ha visto muy lento, a paso de tortuga, a esto hay que agregar que, varios de los nombrados no han tenido experiencia en la administración pública, y, algunos, ni siquiera con experiencia laboral.
Los activistas cachurecos muy rápido se acomodaron a la nueva realidad, en espera de su nombramiento permanente en el engranaje público, han embobado muy finamente a las nuevas autoridades, creando un cerco alrededor de los jefes que no les permite mantenerse en contacto con la base, obviamente, una trampa muy bien tejida en la que cualquier funcionario ingenuo; rápidamente cae como cordero en el matadero.
Con atenciones desmesuradas y lisonjas permanentes, las autoridades han sido secuestradas por la parasitaria “mancha brava nacionalista”, funcionarios que se niegan a abrir los ojos para buscar en la amplia militancia del partido en el poder personas sumamente capaces de realizar una actividad laboral. Pero, además, esta estrategia “cachureca” también implica el boicot reiterativo para generar caos e incertidumbre ante la población, situación magnificada por seudoperiodistas fieles a la narcodictadura.
Las bases de los colectivos del Partido LIBRE han estado exigiendo la oportunidad de un trabajo, denunciando a los muchos activistas del Partido Nacional y del Partido Liberal que se han nombrado en puestos de confianza. Si bien es cierto que todo ciudadano tiene derecho a un empleo, lo cierto es que las autoridades actuales han desarrollado el “Síndrome de Estocolmo”, negándose a romper el vínculo de aprecio con los que a la primera oportunidad les pegarán la puñalada, y, además, sin buscar o determinar quién de los empleados ya existentes les es más capaz y más saludable. Cada día que pasa el vínculo entre las autoridades y sus secuestradores se hace más estrecho.
Si el Decreto 100-2021 no es derogado, entonces, hay que crear otro que de oportunidad laboral a toda esa población que durante 12 año se ha mantenido hambreando en las calles.