Por Sebastián Ernesto González
El 28 de noviembre se cumple un año del arrollador triunfo de doña Xiomara Castro, con casi el 15 % de diferencia, la candidata del Partido LIBRE fue electa Presidenta de la República para el periodo 2022-2026. La enorme diferencia para elegir a la Presidenta no sucedió con los diputados del Congreso Nacional ni con la elección de los 298 alcaldes. En la elección de los diputados, el Partido LIBRE alcanzó una leve mayoría con respecto al resto de los partidos pero no la mayoría simple para aprobar leyes, peor aún, para aprobar leyes con mayoría calificada.
Lo sucedido en la elección de los 298 alcaldes fue aún más deplorable para el partido triunfador, si bien es cierto el partido LIBRE ganó las dos alcaldías más grandes del país (San Pedro Sula y Tegucigalpa), a nivel nacional solo ganó 50 de las 298, ganando el Partido Nacional 143 y el Partido Liberal 90, distribuyéndose las otras 15 entre el resto de partidos o en la alianza entre partido LIBRE y Liberal.
El talón de Aquiles de doña Xiomara Castro
Nadie objetó el triunfo de doña Xiomara Castro el 28 de noviembre de 2021, el arrollador triunfo otorgó una aureola de santidad a la Presidenta, un estigma de intocable y de inviolabilidad mental. El deseo del pueblo hondureño por poner fin al régimen “juanorlandista” se volcó en elegir a la mujer que supo canalizar la lucha en doce años de represión, poner fin a los escandalosos actos de corrupción y, a la utilización de las mismas instituciones del Estado para meterle drogas por las narices a los estadounidenses.
Si bien es cierto, doña Xiomara Castro aún goza de la simpatía de la mayoría de la población (aparece en cuarto lugar en encuestas sobre presidentes de Latinoamérica), no hay que cerrar los ojos ante los enormes retos que el gobierno de LIBRE no ha podido solventar. Entre muchos; la falta de empleo, la inseguridad, el alto costo de la canasta básica, el precio del combustible, la intromisión gringa y europea en las políticas del país, los líos dejados por el régimen anterior como el de las 60 rentas en el magisterio o, el de empleados de primera línea en el área de salud con muchos meses sin recibir salario.
Entre los muchos problemas heredados del régimen nacionalista, se resumen a dos los que maximizan la mala imagen que a diario magnifican los medios de comunicación; el primero es la incapacidad de muchos de los funcionarios, principalmente la de mandos intermedios, unos por falta de preparación y otros por falta de experiencia. El resultado es el mismo; sin solución a los principales problemas del país. En todo este caos, se señala y se le reprocha a todas las autoridades menos a doña Xiomara, ella es intocable en su propia celda.
El otro enorme problema que viene arrastrando el gobierno es la falta de consenso, este se refleja principalmente en las discusiones dentro del Congreso Nacional, es más la oposición que aglutina al Partido Nacional, PSH y Liberal que las veces en que el partido LIBRE ha logrado un consenso, tal y como sucedió con la Ley de Secretos, Ley de Amnistía, la derogación de las ZEDE o la derogación del empleo por horas, aún así, los mismos diputados que aprobaron estas leyes o la derogación de las otras, despotrican contra lo mismo que aprobaron, el asunto es disminuir el perfil del partido LIBRE lo más que se pueda.
La celda de doña Xiomara Castro
Doña Xiomara Castro bautizó su gobierno como “Socialismo Democrático”, la población desconoce el fundamento político, ideológico y económico en el que se sustenta esta etiqueta. Si bien es cierto que doña Xiomara logró derrotar la dictadura, no es un secreto que; posee muchas debilidades en diferentes áreas sobre política interna y externa. Una de esas incertidumbres ante la opinión pública es explicar en qué consiste el “Socialismo Democrático”, hacia dónde nos pretende llevar y en qué momento va arrancar.
La Presidenta de Honduras sufrió en carne propia el Golpe de Estado en el 2009, pudo canalizar el malestar que sufrió la población durante doce años, pudo caminar kilómetro tras kilómetro peleando contra la dictadura, fue víctima de un fraude en el 2013, cedió la candidatura a Nasralla en el 2017 y, después de tener todo cuesta arriba venció en las urnas en el 2021. No obstante todo lo anterior, la Presidenta se encuentra prisionera de una supuesta ideología que no se ve, la cuidan de que no vuele porque temen que se vaya suicidar en su propio aleteo.
Si se le permitiera a la Presidenta tomar sus propias decisiones, estas, serían más efectivas que las acciones del áurea de izquierda que la aprisiona.