Por Isyoli Mafú

Según avanza el año 2024, se van mostrando los aspirantes a la presidencia de la República para el periodo 2026-2030. Sin embargo, quienes se hacen llamar oposición siguen dando pasos de ciego en la arena política, sin alguna candidatura de peso y la suficiente solvencia moral que tenga opciones reales de disputar la elección general del 2005.

Para el caso, el tripartidismo se repartió el pastel en la reciente elección de los Concejales del Consejo Nacional Electoral (CNE), los magistrados del Tribunal de Justicia Electoral (TJE), los comisionados del Registro Nacional de las Personas (RNP) y los  Superintendentes de la Alianza Público Privado (SAPP), esta elección evidenció que todos los partidos mayoritarios con representación en el Congreso Nacional tienen sus fisuras al no haber seguido la directriz de las dirigencias de sus partidos respectivos, no obstante, carecen de un discurso coherente con el accionar y en favor del pueblo.

En esta elección que requería de mayoría calificada (86) votos, se aprobó las cuatro nóminas con 106 votos, de los cuales, lo más interesante es quienes se abstuvieron o votaron en contra, para el caso, del Partido Salvador de Honduras, cuyo máximo dirigente Salvador Nasralla es un férreo opositor al gobierno, de sus 10 diputados solo tres de ellos votaron en contra (Carlos Umaña, Iroshka Elvir y Fátima Mena).

Del Partido Liberal Marlon Lara no votó y Marco Rodríguez se abstuvo, por el Partido Nacional votaron en contra Rosa Pavón y Jorge Zelaya, mientras que Walter Chávez y José Laínez no votaron.

Por el Partido LIBRE, Jorge Cálix se abstuvo mientras que no votaron; Francis Cabrera, Mario Argeñal, Jari Dixon, Héctor Madrid, Yahve Sabillón, Denis Chirinos, Bartolo Fuentes, Mauricio Rivera, Marco Tinoco y José Castro. La diputada Ligia Ramos del PSH se abstuvo.

En resumen, solo cinco votaron en contra; tres del PSH y dos del PN. Tres diputados se abstuvieron; uno de LIRE, una del PSH y uno Liberal. No votaron trece diputados; diez de LIBRE, un Liberal y dos del Partido Nacional. Esta votación ha evidenciado que en los cuatro partidos mayoritarios hay disidencias pero que no son capaces de construir un proyecto en favor del pueblo sin influencia de los partidos Nacional y Liberal, o bien; independiente del “zelayismo”. En el caso del PSH ha sido más patético la votación, de diez diputados solo tres votaron en la línea de su líder Nasralla, debilitando más aún la imagen de este ante la opinión pública.

El riesgo de la consolidación de los empresarios dentro de LIBRE

Después de doce años de un régimen represivo del PN con Juan Orlando Hernández a la cabeza, lo peor que podría pasar es que la cúpula de LIBRE siga los pasos del “orteguismo” en Nicaragua. Pero, el pueblo tampoco quiere el regreso del PN al poder. Es una encrucijada. Uno de los peores errores que ha cometido la Presidente Xiomara Castro es nombrar ministros o funcionarios principales a  quienes se autodenominaban “militantes de izquierda” pero que, en la realidad, han demostrado ser nada más que oportunistas radicales sin acciones reales de un militante socialista. Ejemplos de estos “lideres”, que no arrastraban a nadie,  son los que controlan a completo placer la Secretaría de Educación, los que se han incrustado en Relaciones Exteriores o en el Registro Nacional de las Personas. Igual fue el prolongado conflicto en la Secretaría de Derechos Humanos o el caótico entramado de la Secretaría de Arte, Cultura y Deportes.

Hasta ahora, lo que ha prevalecido en el gobierno de LIBRE es la empleomanía para favorecer a los allegados de la vieja estructura del Partido Liberal o de las burocracias gremiales y sindicales, sin importar la militancia de estos, pero, por el contrario, el sectarismo se acrecienta cuando algún cristiano les hace oposición ante la opinión pública.

En la reciente elección por mayoría calificada, la disidencia de los diputados del PN y del PL que no siguieron las directrices de sus líderes obedece más a la demagogia que a realizar una oposición de verdad, no obstante, se puede construir una propuesta independiente del “zelayismo” y de “cachurecos liberales” alrededor de figuras como Ligia Ramos o Jari Dixon.

Hasta ahora, todos los candidatos que han mostrado sus ambiciones no representan los verdaderos intereses de gobernar para los pobres, no van más lejos de pretender asumir la administración del Estado para favorecer a sus allegados y aprobar una que otra Ley disfrazada de populismo.

¿Y la “izquierda”  dentro de LIBRE?

La izquierda que todavía existe dentro del  Partido LIBRE, debe dar un paso al frente y asomar la cabeza. No pueden dejar el espacio a la disposición de dirigentes gremiales corruptos o de antiguas figuras del Partido Liberal. Si bien es cierto que los procesos electorales en la democracia burguesa no cambian por si solos el modelo económico neoliberal, al menos son una oportunidad para convencer a la mayoría del pueblo a iniciar una experiencia de cambios radicales en beneficio de los pobres. Hasta ahora, la REFUNDACIÓN sigue en deuda con el pueblo.

La izquierda que permanece en LIBRE, así como quienes estamos militando en otros partidos y grupos, debemos discutir la situación actual, establecer mecanismos de coordinación, y prepararnos para luchar de manera unitaria, para corregir el rumbo actual y evitar que la ultraderecha salga ganando en rio revuelto.

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