Por Carlos M. Licona
El magisterio hondureño, en la enorme crisis política del 2009 y los 12 años posteriores, fue considerado como la “Columna vertebral de la resistencia”, por tal motivo, aunque nunca hubo compromiso firmado con sangre de parte de los ahora gobernantes, se asumió, que, al haber un cambio de gobierno ya estaba garantizado la devolución de todos los derechos que existían antes del 2010, sin importar la descontextualización del tiempo.
Al convertirse el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) en el Partido Libertad y Refundación (LIBRE), automáticamente, sus principales líderes pasaron a ser políticos, por ende, iniciaron con sus promesas demagógicas para captar adeptos, incluyendo a la Presidenta Xiomara Castro.
El asunto es que, no todo lo que se promete se puede cumplir, sin importar el corte de los políticos; ya sean de izquierda o de derecha, siempre hay muchos elementos que entran en juego, principalmente, todo aquellos que tiene que ver con el dinero y con presiones externas. Hacer promesas en campañas políticas es como hacer promesas a un niño; el resentimiento nunca se va si no se cumplen, independientemente de las explicaciones que existan, aunque estas sean valederas.
Este es el caso de los maestros, que ahora, aunque no se demuestre en las calles, pero, es evidente que se encuentra dividido entre los que se sienten satisfechos con la propuesta de reforma a la Ley del Instituto Nacional de Previsión del Magisterio (INPREMA) y quienes creen que están siendo afectados con la propuesta. En este artículo no se abordará la propuesta de reforma en si porque ya se ha hecho en reiteradas ocasiones, sino más bien; el peor error cometido por la Presidenta Xiomara Castro en cuanto a este “Nudo Giordano”, que pareciera no hará feliz a todo el universo docente cualquiera que sea la decisión que se tome.
Dejar todo a la dirigencia, el peor error
Las dirigencias de cualquier sindicato o gremio siempre hacen las del gato; caen parados. Sin importar el gobierno que esté, muy fácilmente se acomodan a las condiciones de burócratas que son y siempre, tras bambalinas, hacen negocios con los gobernantes de turno. Son muy raras las ocasiones en que los dirigentes son transparentes y leales a las bases, generalmente, traicionan a las bases y firman acuerdos con los gobiernos, recibiendo a cambio múltiples favores que muy rápidos los convierte en millonarios.
Un presidente electo tiene la libertad de conformar a su gabinete sin importar si los afortunados tienen la capacidad o no, en el caso actual, se fue más allá del simple nombramiento de funcionarios; se le entregó la Secretaría de Educación a toda la dirigencia, para que actuaran a placer como moscas alrededor de un suculento plato de comida.
Y, precisamente, son estos dirigentes los que se han mantenido fraudulentamente durante décadas al frente de las organizaciones, hacen fiesta con las finanzas de las mismas y mantienen sus cuotas de control y poder en las diferentes instancias del gobierno, de las seis organizaciones magisteriales no hay una tan sola que esté libre de culpa en las anomalías que suceden en todo lo que se mueve en el gremio, como ser; los nombramientos en plazas docentes; elecciones amañadas; dietas jugosas; alimentación, celular, gasolina y automóvil gratis; representaciones con dieta en las diferentes instancias del Estado, entre otras muchas retribuciones, es lo que se llevan cada año las juntas directivas de cada colegio magisterial. Y son estos mismos los que están al frente de la Secretaría de Educación, son estos mismos los que tienen los representantes ante la Asamblea de Participantes y Aportantes (APA), instancia donde se discuten las decisiones sobre la Institución, por supuesto, hay raras excepciones como la del profesor Ruy Díaz, quien hasta ahora, es el único que de forma transparente ha mantenido comunicación con la base del magisterio en todos los espacios disponibles, para explicar la dimensión de la reforma, tratando de dilucidar los motivos e implicaciones de la misma.
Al parecer, gran parte de ese magisterio que se opone a la reforma consideran que la propuesta fue maquinada por el Secretario de Educación, Daniel Esponda Velásquez y el diputado Edgardo Casaña, a lo cual, Ruy Díaz escribe “la propuesta de reforma de INPREMA no es ni de Daniel, ni de Edgardo, ni de los colegios magisteriales…” y explica “INPREMA organizó una comisión para que elaborara una propuesta de reforma coordinado por un licenciado en derecho y un actuario, ajenos a INPREMA... En esa comisión (que TRABAJÓ durante 6 meses, de 8 am a 3 pm) no participaron ni Daniel ni Edgardo…”.
¿Cuál es el problema entonces?
Quienes validan mediante el voto a los dirigentes en sus feudos es la minoría, entonces, la gran mayoría no tiene confianza en las dirigencias que ahora, se encuentran; unos como autoridades y otros en las juntas directivas centrales, todos hechos un nudo sin convencer a los que se oponen a la reforma. En esta coyuntura, el peor error que puede cometer la base es permitir que cínicos diputados del Partido Nacional y Liberal utilicen esta situación para anarquizar el sector Educación, el peor error que puede cometer el gobierno y las autoridades en educación es no escuchar a los objetores de la propuesta de reforma.
Y, la base es la única que puede expulsar de los colegios magisteriales a los dirigentes en quienes ya no confía, no hacerlo les vuelve cómplices, la base debe rebasar a la dirigencia.