Por Carlos Alberto Funes                

El cambio de gobierno de enero 2022, en que, la administración del Estado pasó del Partido Nacional al Partido Libertad y Refundación (LIBRE) significó un “alto” al narcotráfico que junto al “juanorlandismo” y la cúpula del partido Nacional habían logrado el ascenso al poder, convirtiendo al país en un “narcoestado”. La población salió masivamente el 28 de noviembre de 2021 a votar en contra de doce años de represión, corrupción y de control del Estado por los narcotraficantes. Fue tan contundente el rechazo que las dos principales alcaldías del país, la de Tegucigalpa y la de San Pedro Sula fueron ganadas por el Partido LIBRE.  

El surgimiento de LIBRE como partido y su triunfo electoral en el 2021 es una consecuencia de los acontecimientos posteriores al Golpe de Estado de 2009; represión total a las movilizaciones del Frente Nacional de Resistencia Popular, fraudes consecutivos en las elecciones del 2013 y 2017, control absoluto de los tres poderes del Estado de parte del Partido Nacional, violaciones reiterativas a la Ley, manipulación y creación de Leyes que beneficiaron a la empresa privada, venta del territorio nacional, concesiones por 50 años a empresarios en diferentes rubros, en fin, la población votó para sacar del poder a los delincuentes.

Equivocadamente o bien, de forma falaz, por unos y otros bandos, se etiqueta el actual gobierno de la presidenta Xiomara Castro de socialista, comunista o revolucionario, sin embargo, no es así, se podría llegar fácilmente a un consenso de etiquetarlo como “populista”, pero no de socialista o revolucionario, una definición que de todos los bandos siguen sin comprender o bien, utilizan de forma manipulada, ya sea para otorgar méritos o para generar temor.

El rol manipulador de la prensa mediática

Para lograr el control de toda la institucionalidad del Estado, el Partido Nacional con Juan Orlando Hernández a la cabeza, tuvo sus aliados de crímenes como el Partido Liberal y la Prensa mediática, líderes religiosos, personajes de la academia y por supuesto, la injerencia del imperio gringo.

Durante esos doce años en que se cometieron escandalosos casos de corrupción y el imperio de la  justicia bailó al son de los delincuentes y narcotraficantes, la prensa corporativa y la gran mayoría de programas noticiosos manipularon la información y de forma falaz transmitían la noticia, los pocos medios independientes fueron asfixiados económicamente boicoteando a cualquier empresario que pretendiera pagarles publicidad, al presidente narcotraficante ni siquiera lo tocaban con el pétalo de una rosa.

Esa misma prensa corporativa sigue un mismo guion para seguir defendiendo a los líderes que formaron parte de los funcionarios de 2010-2022 y presentar ante la población una imagen de ineficiencia de los poderes Judicial y Legislativo, obviando el boicot que la oposición hace permanentemente en el Poder Legislativo y la penetración de los tentáculos de la delincuencia en el Poder Judicial.

El guion a seguir es práctico; deteriorar lo más posible la imagen del actual gobierno e invisibilizar los casos de corrupción de personajes ligados a régimen anterior.

Si el gobierno no es socialista ni revolucionario ¿a qué le apuesta la derecha?

Las recientes acusaciones de corrupción al ex alcalde y candidato presidencial Nasry Asfura “Papi a la orden”, han sido utilizados por la prensa corporativa para elevar el perfil del acusado y hacer ver como inepto al Fiscal acusador Luis Javier Santos, lo mismo hicieron con el Juez involucrado en extorsión, Marco Vallecillo, quien ahora se declara culpable y pide juicio abreviado, dejando mal parados a los periodistas que trataron de darle otro matiz al caso de corrupción.

Este accionar de la derecha (en el Poder Legislativo, con el COHEP, la ONG ASJ, el CNA) y sus aliados los periodistas que siguen pagando los favores millonarios que recibieron, tiene el propósito de disminuir lo más posible un posible segundo triunfo del partido gobernante, de ahí que, toda decisión de cualquier institución o poder del Estado, será una noticia tratada de forma falaz.

El temor de la derecha ante la ausencia de un líder con solvencia moral que aglutine a la oposición, es un triunfo arrollador que permita al Partido LIBRE controlar el Congreso Nacional, desde donde se pueden hacer reformas sustanciales a beneficio de la población.

El peligro de una nueva clase política sectaria y burocratizada

La población, independientemente de lo que se le transmita en los medios de comunicación, para el siguiente proceso electoral en las internas y generales del 2025 solo tiene dos alternativas; o vota por los anteriores o por los actuales, no existe otra opción, además, por ahora, la izquierda por fuera del Partido LIBRE ha quedado muy debilitada ya que la mayoría fue absorbida por el partido en el gobierno.

Si la derecha se la juega a que el triunfo de LIBRE no sea contundente en el 2025 ¿logrará la militancia de LIBRE saber elegir en las internas de marzo de 2025 para detener el avance de una nueva clase política sectaria y oportunista?

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