Por Yaret R. M
No estoy segura, pero lo que estamos viviendo a partir del viernes 24 de julio en Honduras parece una película que revive las costumbres nazis en plena guerra antisemita, pero al estilo hondureño y en el siglo XXI.
Esta es una película que no todos quieren ver; muchos niegan haber sido filmada, y quienes son parte del elenco desean que se termine pronto. En ninguna de las tomas hubo actuaciones de dobles, todas son escenas en vivo, con actores y actrices sin máscara ni maquillaje, ningún escenario es ficticio y los efectos especiales son reales.
Los protagonistas: el pueblo, el presidente constitucional, su familia, los paraisanos, los militares, la policía y el gobierno de facto con los rostros de los traidores que todo el mundo conoce pero desea olvidar. El escenario: la carretera hacia El Paraíso, sus montañas colindantes y la frontera Las Manos. Los efectos: la naturaleza misma con su lluvia intermitente, la noche y su clima casi de nevera, el día y su calefacción, el bullicio de la gente y sus consignas, las banderas flameando, el audio de uno que otro radio… los gases lacrimógenos.
La trama, aquí se las narro
De toda Honduras viajan miles de personas hacia El Paraíso, Choluteca, Valle y todas las comunidades fronterizas con El Salvador y Nicaragua, con el propósito de recibir al Presidente constitucional que por segunda vez intenta regresar al país después de haber sido secuestrado y enviado a Costa Rica al ser víctima de un golpe de estado planeado por los grupos oligárquicos, la cúpula militar y la iglesia, sin faltar la sospecha de los halcones gringos, claro está.
Algún grupo logra llegar al punto fronterizo, otros son parados en la carretera por efectivos militares que con barricadas de tierra detiene buses y carros particulares, bajan los pasajeros y detienen a los conductores, muchos regresan, otros avanzan a pie con valentía y la moral en alto; el presidente regresa y ningún golpista les detendrá en su afán de llegar a la frontera, recibirlo y escoltarlo a Casa Presidencial que es donde debe estar- aunque no se sabe con certeza por donde intentará entrar- los patriotas conquistan los cerros y montañas evadiendo los retenes militares.
El presidente llega por la aduana Las Manos, punto fronterizo con Nicaragua, escoltado por la policía de este país se acerca, logra adentrarse unos cuantos pasos dentro de territorio hondureño y pide ver a su familia. Mientras la muchedumbre grita jubilosa en las carreteras la gente es detenida, se declara toque de queda en todas las zonas fronterizas de Honduras con El Salvador y Nicaragua… a partir de entonces comienza el holocausto.
Hay persecuciones, disparos con fusiles de asalto, golpes sin compasión aun a las mujeres y capturas… pero nadie esperaba encontrarse a la mañana siguiente con un cuerpo apuñalado y con señales de tortura. Nadie sabía quién era el infortunado, poco a poco fueron apareciendo datos del joven; ayer estaba sentado bajo un árbol, fumando un cigarro cuando fue capturado por la policía… se llamaba Pedro Magdiel y venia de Tegucigalpa…
Todos lloran-incluso los periodistas internacionales, nadie puede creer que en pleno siglo XXI estemos reviviendo las barbaries del pasado, recordamos la época del DIN, resurge la escuela de las Américas.
Aun así, las personas siguen evadiendo los retenes militares y el ejército impide la llegada de buses, carros particulares o personas a pie aunque estos lleven agua y comida para los manifestantes, ni para los habitantes de la zona, en las pulperías no hay provisión para vender y si hay los golpistas amenazan a los propietarios para que no vendan.
Los toques de queda ahora son de 24 horas, los retenes se han convertido en cárceles municipales que recuerdan los campos de concentración nazis -¿será que estos reencarnaron en Honduras? –pero a diferencia de ellos sus presos tenían derecho a cama, comida y medio calentarse porque tenían ropa y abrigo… Ya van tres días y comienzan las enfermedades en los niños y los ancianos, se necesitan medicinas como antidiarréicos, acetaminofen, insulina, agua, comida, un lugar para dormir y otro para hacer sus necesidades fisiológicas, ropa, agua, comida… puede surgir una epidemia.
La ayuda de los compatriotas no se hizo esperar y se recolectaron grandes cantidades de los insumos necesarios, se enviaron en camiones y carros particulares a las zonas pero los militares no les dejan pasar, la orden es no dejar pasar nada, nada, nada y mientras, que la gente se muera de hambre o de insolación, da igual, quien los manda a ir tras el comandante vaquero por eso les insultan y golpean.
Los escuadrones de la muerte vuelven a atacar, esta vez con sicarios y francotiradores gracias a los cuales los defacto gobiernan a fuerza de fusil y bayoneta… la resistencia ya tiene sus mártires: Isis Obed Murillo, Gabriel Fino Noriega, Ramón García, Roger Ivan Bados, Vicky Hernández (nacido como Sonny Emelson Hernández) y Pedro Magdiel Muñoz Salvador, así lo reporta el COFADEH.
El colmo de males fue la “labor” de la Cruz Roja Hondureña cuya intervención de colaborar con el ejército al llevarles armas, municiones y lacrimógenas en una ambulancia burlando la buena voluntad de los manifestantes fue denunciada en la única radio anti-golpista del país. Más tarde llamó José Domingo negó la denuncia y ofreció llevar las donaciones de agua, comida y medicamentos a los compatriotas retenidos, y así lo hicieron pero luego fueron nuevamente denunciados que no llegaron hasta el lugar de los hechos sino que guardaron la provisión en una casa vacía por orden de los militares.
Tanto nacionales como extranjeros opinan que Las víctimas de este golpe no son solo los que han caído ante las balas represivas, sino también los miles retenidos en las calles, los cientos que han sido encerrados y golpeados en las cárceles aunque los hayan soltado luego, el pueblo hondureño en general que ha sido secuestrado por una selecta elite inhumana.
Pero la solidaridad del hondureño no se desvanece ante las adversidades, aunque estas sean injustas y fabricadas por la dictadura a la que estamos sometidos; los aldeanos tímidamente ayudan a los retenidos indicándoles los desvíos o atajos que pueden tomar para regresar a la capital, y otros más atrevidos dan posada y alimento a escondidas a quienes deciden perseverar en la resistencia.
Ahora viene la ironía
En un comunicado anterior, fechado el 24 de julio, la institución castrense había establecido su apoyo “en forma unánime e irrestricta al Gobierno de la República, en las decisiones y acciones que este tome en el marco de sus atribuciones para la solución pacifica de la problemática que atraviesa nuestro país, en base a las negociaciones que mediante el dialogo se están realizando en el ámbito internacional”.
“En tal sentido nos mantenemos firmes en la defensa del imperio de la Constitución de la República, nuestras leyes y de la soberanía nacional en todas sus manifestaciones”, decía la comunicación.
En la misma, hacían un llamado a la comunidad nacional e internacional a “que tengan confianza absoluta en nuestras actuaciones, ya que las mismas siempre estarán en apego irrestricto al respeto de los derechos y garantías de todas las personas, sin desconocer el ejercicio legítimo de nuestro deber”.
“Enfatizamos nuestro compromiso de respetar y hacer que se respete nuestra constitución y las leyes, más allá de cualquier interés particular o de grupos que pretendan desestabilizar a nuestro país”, concluye el comunicado. (Noticia publicada en Proceso Digital-internet, 25 de julio)
Sin comentarios.
Han pasado 72 horas desde el domingo que jubilosamente miles de personas se dirigieron a la zona fronteriza de Honduras con Nicaragua y El Salvador, y la situación de estos hondureños no parece mejorar, al contrario, la represión se agudiza llegando a límites inhumanos contra hombres, mujeres y niños sin distinción alguna y con el riesgo de padecer enfermedades que puedan tornarse en epidemia.
Si esto continúa no nos quedará más que denunciar a este gobierno de facto por delito de genocidio y mientras tanto, no podemos dejar de exigir: que cese la represión y la persecución a la que estamos siendo sometidos, que se restituya el derecho a gozar de nuestras garantías individuales y colectivas estipuladas en los artículos 59, 68, 79 y 81 de la Constitución de la República, que termine el estado de sitio permanente, ordenado por los gorilas que añoran volver a prácticas anticuadas e inhumanas y sobre todo, no dejar de participar en esta lucha de resistencia en la que todos debemos ser protagonistas para cambiar el desarrollo de esta película.