Por Sebastián Chavarría Domínguez
El pasado 18 de Enero el presidente Daniel Ortega se reunió, en una magna asamblea en la llamada “Casa de los Pueblos” (antigua Casa Presidencial de Arnoldo Alemán y Enrique Bolaños), con los empresarios de las 19 cámaras empresariales que conforman el Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP).
Después de la revolución de 1979-1990, la tradicional burguesía nicaragüense no se caracteriza por su robustez económica, sino por su extrema debilidad. Las confiscaciones de la época de la revolución, la dejaron más débil de lo habitual. Sin embargo, de entre los escombros sobresale una oligarquía financiera, conformada por los principales grupos bancarios, que si tiene un enorme peso en las decisiones económicas. En esa reunión estuvieron presentes, entre otros, Alfredo Pellas del grupo BAC, Alberto Chamorro y Ernesto Fernández Hollman, Raúl Amador del grupo INVERCASA, muy ligado a la burguesía sandinista. A esta reunión asistió también el ex presidente salvadoreño, Antonio Elías Saca, fundador del partido GANA, una escisión de ARENA, que por cierto representa el mismo fenómeno de una burguesía emergente en ese país.
Nuevo estilo de gobierno
No es la primera vez que ocurren este tipo de reuniones de alto nivel. Al asumir el gobierno el 10 de Enero del 2007, Daniel Ortega se reunió en el INCAE con la rancia oligarquía financiera, con el objetivo de calmar las inquietudes y ponerse de acuerdo en el plan económico. Ortega, a diferencia de la época de la revolución, ha desarrollado un estilo de gobierno que consulta las principales decisiones no a los trabajadores y al pueblo, sino a la oligarquía financiera.
Por ello, en la actualidad, los empresarios se sienten identificados con el gobierno sandinista. Mientras los partidos de la oposición burguesa se desgalillan denunciando una nueva dictadura, lo más representativo de la burguesía y de la oligarquía financiera, están más que felices por la estabilidad macroeconómica y el favorable ambiente de negocios que existe en el país.
Copiando a Lula
Daniel Ortega compartió su optimismo con los empresarios: “Nos sentimos alentados por lo que hemos venido avanzando todos. A pesar de las complejidades y a pesar de las enormes complejidades de la crisis económica internacional hemos logrado alcanzar estas metas y las perspectivas son buenas para este año, Yo estoy seguro que nosotros tendremos la capacidad de seguir ajustando nuestros acuerdos, (…) para que alcancemos estas metas o superemos estas metas”. (El 19 Digital)
El gobierno sandinista ha aplicado las políticas neoliberales del Fondo Monetario Internacional (FMI) pero también ha utilizado la cuantiosa ayuda venezolana para implementar programas de asistencia social a los sectores que viven en la pobreza. El resultado es que Nicaragua pasó de exportar de 1049 millones de dólares en 2006 a 1850 millones en el 2010, y la pobreza extrema pasó del 48.3 % en 2005 al 42.5 % en 2009, aunque este último dato no es oficial.
Los logros macroeconómicos son visibles, no hay duda, pero estas cifras todavía no se traducen en un bienestar para la población más pobre. El sandinismo trata de imitar la exitosa política económica neoliberal del ex presidente Lula de Brasil, pero sin el juego democrático que existe en ese país. Y es que Lula logró salir con una alta popularidad y reelegir a su partido en el gobierno, lo que más necesita el FSLN en la actualidad, para consolidarse como el sector hegemónico de la burguesía nicaragüense.
Promoviendo su reelección
En esa reunión, el presidente Ortega planteó sutilmente la necesidad de apoyar su reelección, o al menos la neutralidad de este sector durante la próxima campaña electoral. Ortega esbozó la perspectiva de la continuidad de la estabilidad macroeconómica del último periodo, ligada a la continuidad de su gobierno, y de paso enarboló nuevamente su programa asistencialista de mitigación de la pobreza y la extrema pobreza: “Aquí el reto que tenemos es que en un año electoral logremos darle continuidad a los programas económicos que hemos logrado consolidar en este año 2010, darle un mayor empuje y lograr una nueva tasa de crecimiento (…)“Tenemos una deuda con aquellos nicaragüenses que no salen todavía de la pobreza, y ya no digamos la deuda que tenemos con los nicaragüenses que se encuentran en la extrema pobreza que en el 2005 estaba en el 17.2 y actualmente en 14.6 a pesar de la crisis, (…)”(El 19 Digital)
Al mismo tiempo que mantiene el discurso populista a favor de los pobres y días antes que se reúna el Congreso del FSLN en Managua, Daniel Ortega ha logrado atraerse a su proyecto reeleccionista a la cúpula empresarial. Al menos, así lo demuestra el silencio cómplice de la oligarquía financiera, que está más interesada en los negocios que en la democracia y que ve con buenos ojos la estabilidad política del gobierno sandinista. Ver para creer.