Por Maximiliano Cavalera
En este mes de febrero, la Asamblea Nacional de Nicaragua, aprobó el recorte al subsidio que el gobierno daba a la tarifa de energía eléctrica que se otorgaba a los consumidores de escasos recursos del país. A pesar de que la noticia no ha sido recibida con agrado por la población, esto no se ha traducido en movilizaciones ni desprecio abierto de los nicaragüenses, sin embargo, la noticia crea mucha incertidumbre para toda la población, sobre todo la población de escasos recursos que ha sido beneficiada por el subsidio que ha otorgado el gobierno por todos estos años.
Un poco de historia.
Hace más de una década el gobierno de Estados Unidos inicio la guerra por el saqueo de Irak, esta empresa no sería fácil para el imperialismo norteamericano, y tendría repercusiones por el globo terráqueo. Sin duda, una de ellas fue la inflamación de los precios de los hidrocarburos. Desde entonces, los precios de los combustibles han fluctuado, pero nunca han igualado los predecesores a la guerra de Irak. Nuestra Nicaragua no fue la excepción, los precios distorsionaron la economía y se hicieron sentir en los costos de la factura energética. Nuestro país tenía una adicción al petróleo, los “genios” economistas del periodo liberal previeron que los precios del petróleo no fluctuarían y serian baratos, más no contaban con la voracidad del imperialismo norteamericano. Sin importarles el medio ambiente, habían planificado que la generación de energía se produjese a partir del petróleo, nuestra energía en la época se era generada en un 80% a base de hidrocarburos. Y no les bastó solo con eso, a pesar que una de sus paradigmas siempre fue el crecimiento económico, nunca lo planificaron, la económica creció, y esta se devoró la producción energética, el colapso llegaría al final del gobierno de don Enrique Bolaños.
Los apagones se asemejaban a los que Nicaragua se acostumbró en la época de guerra, la gran contradicción, era que no había guerra y la empresa comercializadora era privada. La lucha enraizada por sacar a Don Enrique que llevaba el PLC y EL FSLN en esos años, hizo imposible alguna solución. Fue hasta que llegó Daniel Ortega a la presidencia que la solución a los apagones de vislumbró, la ayuda de Venezuela fue fundamental, pero la dependencia a la producción energética a bases de hidrocarburos fue enfermiza. Fue por esa razón, que el costo de la producción energética en el país se volvió dantesca. Cuando el gobierno de Daniel Ortega asume la presidencia, Nicaragua producía un 80% de su energía a través de hidrocarburos, pero una de las genialidades de este gobierno, fue vislumbrar que se tenía que acabar esa dependencia, el Estado promovió el cambio de la matriz energética y hasta la fecha la producción de energía dejó de depender del petróleo y sus precios. En teoría la producción de la energía en Nicaragua no debería depender de los altos costos de los hidrocarburos, y ¿entonces porque hay que subsidiar la energía en Nicaragua?
La matriz energética
Como ya se mencionó, una de las grandes virtudes del gobierno fue cambiar la matriz energética, según datos del INE. Para este 2018, la producción de energía en Nicaragua, sólo dependería de un 20% de los hidrocarburos. Sin embargo, la energía que se produce no es barata y está lejos de serlo, las facturas que llegan a los hogares estuvo paleada por el subsidio que la asamblea nacional y el gobierno quitó en este mes. Una de las razones de los altos costos es la inversión en energía, sin embargo, hay que ser claros en que el Estado no ha invertido en la producción energética, es decir, los nicaragüenses estamos enriqueciendo a muchos sectores económicos, incluyendo a los cercanos al gobierno, no en vano, el presidente del COSEP no le pone peros a al recorte del subsidio que el gobierno ha brindado a la población.
Nacionalización de la producción energética.
El subsidio de la factura energética fue paliativo, sin embargo, hay que allanar los problemas de base, la energía y su producción son de interés nacional, no deben estar en manos de privados que buscan sólo lucrarse, la producción de energía debe estar en manos del Estado y los nicaragüenses debemos exigir y luchar para que eso pase. Los sindicatos sin distinción de color, la población en general y los organismos sociales debemos movilizarnos para que la producción energética vuelva a los nicaragüenses, controlada por los sindicatos, los organismos de la sociedad civil, el gobierno y los nicaragüenses.