Por Sebastián Chavarria Domínguez
Un tremendo escándalo político produjo el artículo, escrito por la periodista Maria Abi-Habib, y publicado en la primea semana de mayo en el periódico The New York Times, en el que filtra “el discreto acercamiento” de la dictadura Ortega-Murillo con el gobierno de Estados Unidos.
Desde la fracasada rebelión de abril del 2018, Daniel Ortega ha vuelto a utilizar un lenguaje antiimperialista, endurecido el discurso contra Estados Unidos, acusándolo de financiar a los grupos de oposición que organizaron el “golpe de Estado”. En este proceso se produjo el endurecimiento del régimen, que organizo el proceso electoral del año 2021 sin participación de la oposición, llegando el extremo de encarcelar a todos los precandidatos y hasta a quienes podían sustituirlos. El resultado fue una larga lista de nuevos prisioneros políticos, que suman actualmente más de 180.
Las ineficaces sanciones
La repuesta de Estados Unidos, tanto bajo la administración de Donald Trump, como de Joe Biden, ha sido incrementar las sanciones contra el circulo de funcionarios que rodean a la pareja presidencial, incluidos casi todos los miembros de la familia gobernante.
El objetivo de estas sanciones es dificultar las transacciones económicas y financieras en los negocios de los sancionados, para provocar el temor de otros y una división en el grupo de poder. No obstante, aunque crea problemas existen múltiples mecanismos para evadirlas.
Hasta el momento, las sanciones no han logrado doblegar a la dictadura, aunque la periodista insinúa que las sanciones están teniendo algún grado de afectación, sobre todo después de la tanda de sanciones de Estados Unidos contra Rusia, a raíz de la invasión a Ucrania. Según The New York Times, “las sanciones destinadas a frenar las tendencias dictatoriales de Ortega han afectado duramente a la familia y a su círculo más cercano”.
Ortega quiere negociar con el dueño del circo
Daniel Ortega siempre ha dicho que busca una negociación con Estados Unidos, ya que considera que los grupos de la oposición burguesa son títeres, y que Biden es ahora el dueño del circo. En ese sentido, el reinicio de contactos con Estados Unidos, no es una sorpresa, porque toda la estrategia la dictadura esta diseñada para lograr una negociación ventajosa con Estados Unidos.
Los 180 presos políticos son simples “fichas de cambio” en una futura mesa de negociaciones con Estados Unidos. Sus capturas y los ilegales procesos penales son la cobertura legal de esta siniestra estrategia de negociación.
¿Negociación fallida o pospuesta?
El artículo de Maria Abi-Habib confirmó el rol cada vez más destacado de Laureano Ortega, como sucesor de su padre, Daniel Ortega. El peligro de instauración consolidación de una dinastía, es real. A Laureano se le encargan cada vez más las funciones y responsabilidades de un príncipe heredero.
El artículo en mención, nos informa que el acercamiento buscado por Laureano Ortega, por medio de una desconocida tercera persona, se frustró cuando la dictadura canceló abruptamente el posible encuentro.
The New York Times confirmó que “un alto funcionario del Departamento de Estado de EE. UU. fue enviado a Managua para reunirse con Laureano Ortega en marzo, pero la cita no llegó a celebrarse luego de que los Ortega aparentemente se arrepintieran”.
No hubo tal arrepentimiento, sencillamente Rusia invadió Ucrania el 2 de Febrero y la situación mundial cambio abruptamente, dándole un mayor margen de maniobra a la dictadura. La negociación con Estados Unidos no fue cancelada, como afirman algunos analistas, sino que fue aplazada.
Los contactos se mantienen
Emily Mendrala, subsecretaria adjunta para las Américas en el Departamento de Estado, declaró recientemente que "liberación inmediata de los presos políticos (...) sigue siendo una de las principales prioridades de Estados Unidos en Nicaragua. No comentaremos sobre interacciones específicas entre el gobierno de EEUU y el régimen de Ortega-Murillo, pero mantenemos un rango de comunicación bilateral con el régimen, y continuaremos presionando por la liberación de los presos políticos" (La Voz de América 06/05/2022)
Y se lamentó que la dictadura permanezca invariable en su posición: "si bien permanecemos abiertos a discusiones francas sobre los pasos para regresar a las normas democráticas y el respeto por los derechos humanos en Nicaragua, el régimen de Ortega-Murillo no ha mostrado seriedad en su propósito hacia un diálogo genuino". (ibid.)
En pocas palabras, la negociación se mantiene en niveles muy bajos, mientras tantos los presos políticos son simples rehenes o fichas de cambio.