Por: Dr. Omar Méndez

El gobierno de Nicaragua abandonó la democracia para concentrarse en la coerción únicamente, a la defensiva, pero bien armado contra gente desarmada en tiempos de paz. Con una estrategia político-militar, no solo política, somete en el miedo y mantiene al pueblo en la opresión.

Período de transición

En 2023 se entra a un “período de transición” que ya no es  “una transición de la dictadura a la democracia”, porque hace falta un Estado de derecho y hace falta una oposición partidaria. En Nicaragua “dictadura-democracia-Estado de derecho”, las tres son la misma cosa, no hay independencia.

Se transita de la “tiranía a la liberalización”, ya no a la democracia, sino a la libertad. La etapa de liberalización comenzó con la libertad de los 222 presos políticos, pero dejó evidenciado la gran ausencia de una oposición, no fueron entregados a un partido o movimiento político como es el protocolo sino entregados por la vía diplomática a la USA, el 9 de febrero de 2023 con la pérdida de la ciudadanía un día después.

Un período de transición sin oposición partidaria, vuelve vulnerable al movimiento de masas, fácil de controlar desde arriba, como la “comisión de la verdad” en abril 2018. Se debe tener una oposición partidaria, para demandar las libertades políticas a restituir, en un acuerdo nacional.

El período de transición para el pueblo, deber ser para reemplazar el oenegismo por un liderazgo capaz de crear una nueva oposición partidaria, que ofrezca certeza entre la incertidumbre y de garantía de las libertades políticas.

Coyuntura actual

Tesis:

1. Nicaragua vive aterrorizada, sus poblaciones del campo y la ciudad, sus ciudadanos.

2. Se continúa el establecimiento del “Estado fuerte”, con táctica político-parapolicial.

3. No se cuenta ni dentro ni fuera de Nicaragua con una fuerza organizada capaz de tumbar una tiranía autoritaria.

4. Una incapacidad de la oposición partidaria de lanzar el reinicio de la lucha cívica por las libertades públicas y políticas.

5. Nicaragua transita de una dictadura a una tiranía absolutista.

6. Nicaragua transita de la legalidad a la ilegalidad.

7. Nicaragua transita por un Estado autoritario, donde no caben los derechos políticos para los opositores.

8. Nicaragua transita de la represión a la opresión como pueblo y ciudadano.

Absolutismo

La “dictadura parapolicial” logró lo que ninguna “dictadura militar” en América Latina había hecho en tampoco tiempo: Destruyó la sociedad civil organizada desde universidades, productivas, empresarial, religiosas y dejó a la ciudadanía sin partido político de oposición.

A la rebelión cívica de abril 2018 la dejó sin organización unitaria, a los partidos políticos sin personería jurídica, a los movimientos sociales desmoralizados, a los ciudadanos desalentados, y a la oposición tradicional postrada; le arrancó las virtudes a los luchadores populares y tergiversó los valores y la cultura del pueblo.

Al salirse de la democracia, la dictadura de Nicaragua con un aparato de Estado de terror, ofrece un modelo político antidemocrático: el absolutismo de Estado, centralizado en el poder ejecutivo y su presidencia bicéfala. La democracia entonces es sustituida por la violencia y por lo irracional; donde el comandante presidente es visto como un monarca electoral.

Al nicaragüense le quitaron el marco jurídico y cayó en el vacío donde no hay certeza, ni seguridad. Antes se guiaban por las leyes y normas, los gobernaba la soberanía popular y el Ejército había surgido del pueblo en armas.

Ilegítima

La dictadura bicéfala Ortega-Murillo es doblemente ilegítima, primero por abusar del poder en abril 2018 y posteriormente en 2021 por los resultados electorales fraudulentos. La dictadura  parapolicial dejó la legalidad, y separó la política de lo jurídico para no recibir un castigo.

Como resultado de la represión político-militar, no solo política, contra los tranques se registran 108 muertos y en los 105 días que duró “el golpe de Estado”, se estiman más de 300 personas muertas en el contexto de las protestas, más 1,337 personas heridas, 507 presos políticos y 126 saqueos; por el gobierno registran entre los muertos a 20 policías.

Las elecciones presidenciales y de diputados fueron precedidos por el operativo político-militar “Danto 2021” que dejó como resultado el liderazgo de la oposición de partidos y movimientos políticos presos, les ganó las elecciones antes de comenzar, los eliminó como competidores y los trató como delincuentes. Luego el operativo político-militar “Dantito 2021” con la misión especializada en perseguir a la Iglesia Católica, en ejecución.

Sector religioso

En este operativo político-militar “Danto 2021”, destruyó con métodos tiranos la sociedad civil nicaragüense y mantiene persecución y martirio sobre la Iglesia Católica, desde un obispo preso, presbíteros en el exilio, mayordomos de los santos patronos y coristas de la pastoral retenidos, encarcelados y luego de las celebraciones litúrgicas dejados en libertad; cero procesiones en las calles, todo bajo techo.

El fenómeno de la iglesia nicaragüense, encabeza la tercera y última batalla del ciclo de la rebelión de abril, donde un Estado local se enfrenta a una Iglesia Universal. La diferencia entre la primera iglesia mediadora 2018, creadora de alianzas ciudadanas y la actual 2023 es que la de ahora es una iglesia perseguida, es decir una nueva iglesia vitalizada en el martirio, renovada en la heroicidad, fecunda para una nueva sociedad nicaragüense que le acompañe.

El futuro de la iglesia Católica está en su jerarquía diocesana, en el obispado y no en el principado de la curia pontificia. El que define el equilibrio en este momento es “el cisne negro” la extraña santidad del obispo Rolando Álvarez, pastor de dos rebaños Estelí y Matagalpa con un año de estar en la cárcel, con ocho radioemisoras cerradas.

Sector productivo

En estos momentos la tiranía de Nicaragua ataca al gran capital para alejarlo del poder político, y así romper el equilibrio del desarrollo, por la desconfianza a invertir. Este tipo de violencia es prototipo del fascismo cuando toca al sistema productivo, las empresas no van a cerrar, sino que funcionarán por la fuerza policial o con terceros armados, para usufructuar, es la tónica y cunde el miedo entre los pequeños y medianos propietarios de tierras de ser expropiados.

Libertad

Solo la libertad va a poder unir nuevamente estos tres universales: a la sociedad, los valores y la razón. La ruta de salida no fueron las elecciones, ni los argumentos, ni el derecho internacional.

La respuesta no está en lo jurídico, en el derecho, en la norma, sino en los valores universales: soberanía popular, libertades políticas y sufragio universal entre iguales.

Se requiere de valentía y no se nace con ese valor, es producto de la cultura, y en la acción aparece como respuesta a las circunstancias del momento. La valentía viene del corazón no de la razón y son los valientes los que se enfrentarán como “opositores”, pero ahora con un partido político no unas ONGs, para vencer al enemigo principal del pueblo y lo coloque en la ruta del poder político.

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