Por Oliverio Mejía
El pasado 4 de junio se realizaron elecciones locales en México, donde se eligió a nuevo gobernador en los estados de Coahuila, ubicado al norte del país, y el Estado de México, en el área central. También se renovó la legislatura estadual del primer estado y un senador del estado de Tamaulipas, fronterizo con Estados Unidos.
Estas elecciones son un anticipo de las generales del próximo año, donde se renovará la presidencia, la legislatura (cámara baja de diputados y cámara alta de senadores, del Congreso de la Unión), nueve gobernaciones estaduales, 31 congresos locales, más gobiernos municipales. México tiene un sistema federal que, aunque la figura del organismo ejecutivo ejerce un fuerte poder presidencialista, existe una federación conformada por distintos estados que tienen su propia división de poderes: ejecutivo, legislativo con una cámara y judicial, más constituciones políticas propias.
Las complejas relaciones entre México y Centroamérica
La cercanía y la influencia que ejerce el vecino país en Centroamérica, y la presencia de la burguesía mexicana en la región, garantizada por el Tratado de Libre Comercio firmado por los países centroamericanos y México, es fundamental para garantizar los intereses de esta y de los grandes grupos de capital centroamericanos para entrar al fuerte mercado mexicano.
Ha habido intentos de vincular a la región por medio de redes de conectividad en materia de infraestructura, para garantizar las ganancias de los grupos capitalistas, desde la década de los noventa, con el anteriormente llamado Plan Puebla Panamá y después bautizado Plan Mesoamericano, que el actual presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha querido reposicionar.
Pero el gran problema que afecta a México con Centroamérica es el de la migración, donde nosotros somos países exportadores de fuerza de trabajo, así como paso de migrantes de otras regiones, situación similar a la de nuestro vecino del norte; y donde las políticas de las autoridades de ese país sin excepción ha sido ser la extensión de los lineamientos estadounidenses paras detener la llamada migración ilegal.
En el tema migratorio una de las iniciativas de la burguesía mexicana que ha recogido AMLO, es acomodar las ciudades del suroeste mexicano para ser receptoras de fuerza de trabajo migrante, con la consiguiente vulneración de derechos laborales, pese a las promesas de regularidad que tendrían. Ya existe una tradicional migración temporal de fuerza de trabajo de campesinos, sobre todo mayas, guatemaltecos que van a trabajar a los campos agrícolas del estado de Chiapas y donde sus derechos son pisoteados.
La historia política
AMLO asume la presidencia el primero de diciembre de 2018, tras imponerse en las elecciones federales del 1 de julio de ese año, con la coalición Juntos Hacemos Historia, conformada por su partido, el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), el Partido de Trabajo -estos de izquierda- junto al Partido Verde Ecologista Mexicano de derecha y el pequeño partido de corte fundamentalista cristiano Encuentro Social, con más de 30 millones de votos a su favor. Su más cercano competidor fue Ricardo Anaya Cortez del conservador Partido de Avanzada Nacional (PAN) con 12 millones 610 mil votos apoyado por el otrora izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD) y más abajo el tradicional Partido Revolucionario Institucional (PRI) con poco más de 9 millones de votos.
A nivel del Congreso, MORENA y su coalición obtuvo la mayoría, tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados, así como varias gobernaturas estaduales y congresos locales (existen 31 entidades federales), situación que ha ido aumentando, sobre todo en el sur y sur oeste del país donde se concentra la mayor parte de la población; en los estados del centro está la industria destinada sobre todo para el mercado nacional y para la exportación a varias partes del mundo, entre ellas Centroamérica.
Los partidos de la oposición, sobre todo el PAN, se posicionan más en los estados del norte, donde existe menor población, pero que cuenta con una industria ensambladora ligada a Estados Unidos por medio del acuerdo de libre de comercio entre este país y sus vecinos del norte, rebautizado en la presidencia de Trump como Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), el cual terminó de negociar AMLO.
La victoria de AMLO y la gran diferencia de votos que obtuvo, expresó el descontento de la mayoría del pueblo mexicano contra los partidos PRI, PAN y PRD, impulsadores del proceso neoliberal, que implicó la apertura al capital transnacional, sobre todo estadounidense, de las industrias estatales básicas y la consolidación de grandes grupos monopólicos nacionales, que también se beneficiaron de importantes privatizaciones. Esto provocó una desigualdad mayor al interior de la sociedad mexicana, además del aumento de la precariedad laboral, la destrucción del campo por el acuerdo de libre comercio y con ello convirtió a este país, en un exportador de humanos.
Esto fue de la mano de la llamada transición a la democracia, que implico el quiebre del control político que tenía el PRI desde la década de los 20s y se fue expresando a partir las movilizaciones estudiantiles y populares de finales de los 60s, lo cual obligó a una reforma electoral en la década de los 70s y a imponer un escandaloso fraude hacia el naciente PRD en 1988, en contra de su candidato Cuauhtémoc Cárdenas. Este partido fue la conjunción de sectores de izquierda del PRI y de la izquierda reformista, entre ellos el Partido Comunista Mexicano histórico. De ese partido aparecerá AMLO, el cual llegó a gobernar la Ciudad de México de 2000 a 2005; sin embargo, apoyado por los grupos de poder económico, fue el PAN quien hegemonizó la transición con el gobierno de Vicente Fox en 2000.
En 2006 AMLO se presentará a las elecciones federales presidenciales por el PRD, el cual logra tener la mayoría, pero las fuerzas oligarcas, por medio de un fraude, imponen a Felipe Calderón del PAN, generando una movilización permanente por varios meses similar a la de 1988, que no logra derribar al gobierno impuesto.
Así, convierte a MORENA que nace como movimiento social al calor del fraude de 2006, en un partido cuando se separa del PRD tras la derechización de este, convirtiéndose en su líder carismático de; así, tras la decadencia de los partidos neoliberales se impondrá AMLO.
El momento político actual
AMLO retoma el viejo nacionalismo burgués de las épocas del PRI, y para eso logró alianza con algunos empresarios, entre los que sobresale el multimillonario Carlos Slim, obviamente no con la oligarquía neoliberal. Esta alianza con sectores de la burguesía se demuestra en los proyectos de infraestructura que impulsa, como el Tren Maya o el Corredor Transístmico, con la nacionalización de parte de la producción eléctrica y la próxima nacionalización de la explotación del litio que le ha traído choques con el imperialismo, aunque en materia migratoria hay un acuerdo común.
A la par de eso, se caracteriza por implementar acciones populares, como el mejoramiento de los salarios, la revalorización de las pensiones, aunque buena parte de la fuerza de trabajo es informal y no habido políticas reales para garantizar los derechos de estos; ni afrontar las contrataciones basuras, el trabajo en negro o la terciarización laboral. Además de que los proyectos en infraestructura señalados generan oposición en sectores campesinos e indígenas porque implica la apropiación de sus territorios, y con algunos sectores de trabajadores públicos, pues sus medidas de lucha contra con la corrupción y la austeridad, otro discurso bandera de AMLO, han afectado los ingresos de empleados más bajos.
Así, todas estas acciones son las que este gobernante ha llamado la Cuarta Transformación, como continuación de los procesos de independencia de 1821, de reforma liberal a mediados del siglo XIX y la revolución de 1910. Lo cual lo mantiene a él y a su partido con un cierto apoyo de masas.
Eso se reflejó en estas elecciones locales recién, MORENA logra imponerse en el Estado de México, el más poblado del país y baluarte del PRI, donde la alianza gubernamental con Delfina Gómez Álvarez se impuso con el 52,71 por cierto de los votos, sobre la candidata del PRI con 44,52 %. Mientras que, en el estado de Coahuila, donde MORENA y el PT fueron separados, se impuso el candidato opositor del PRI Manolo Jiménez Salinas con 56,95 % sobre el candidato de MORENA Ricardo Mejía Berdeja con 21,29 %, y según muestran los resultados, la oposición de derecha tendrá mayoría en el legislativo estadual. Pareciera que el triunfo del PRI en un estado del norte mantiene a flote a la oposición, pero la victoria en el Estado de México es contundente a favor del partido gubernamental.
El morenismo viene de consolidar ciertas victorias parciales, el año pasado en la Ciudad de México donde se revalidó el control de la gobernación, aunque perdió varias alcaldías y en el plebiscito de medio término de mandato hacia AMLO, donde revalidó el apoyo en las urnas, pero también con una menor cantidad de votos que los logrados cuando este llegó a la presidencia.
Además, viene de enfrentamientos fuertes con la derecha, que a raíz de la reforma que ha intentado realizar en el Instituto Nacional de Elecciones con el fin de eliminar la influencia de los partidos neoliberales en ese órgano, ha buscado bajo el discurso de la democratización de este, un mayor control político, que prefigura un gobierno con tendencias bonapartistas. Es decir, con una clara base popular, tirada a la reforma social sin romper con el capitalismo, pero enfrentando a la oligarquía tradicional y a sectores de izquierda y populares que resienten su proyecto desarrollista; busca tener mayor influencia en las instituciones del Estado, situación que va acompañada con una mayor militarización vía la creada por este gobierno Guardia Nacional, que entre otras tareas tiene la de reprimir a la migración ilegal.
Ese liderazgo caudillista impacta a la hora de elegir la próxima candidatura presidencial de MORENA, estos son: Claudia Sheimbaud, ex gobernadora de la Ciudad de México, Marcelo Ebrard ex secretario de relaciones exteriores, Adrián Augusto López ex secretario de gobernación, Ricardo Monreal a cargo de los senadores del MORENA; y de parte de los partidos de la coalición Gerardo Fernández Noroña diputado federal del PT y Manuela Velasco senador del PVEM. Los que tienen mayor posibilidad son Sheimbaud y Ebrard, siendo unos de los acuerdos dentro de MORENA, que renuncien, como recién ha pasado, a sus actuales cargos de funcionarios.