Por Armando Sosa
Después de ser reelegido en octubre del año pasado como secretario general del Partido Comunista de China, Xi Jinping viene de ser reelecto como presidente de la República Popular por un nuevo periodo. Esto fue posible por la modificación de la constitución en el año 2018, que impedía sobrepasar dos periodos en el puesto. La Asamblea Popular, órgano subordinado al Comité Central del PCC, lo votó a la unanimidad, siendo el primer secretario general en concentrar un poder similar desde la muerte de Mao Zedong. Además, se garantiza un tres en uno al presidir también la Comisión Militar Central, máximo órgano castrense del país, lo que acentúa sus súper poderes.
China, el principal enemigo del imperialismo yanqui
La burguesía yanqui viene machacando desde hace tiempo sobre el peligro que representa China para sus intereses en todos los ámbitos.
Ante esta amenaza por parte de la burguesía yanqui, la nueva burguesía china cuenta con la figura de Xi como nuevo Bonaparte. Dentro del nuevo contexto mundial, China se ha erigido como una gran super potencia económica y militar.
“La economía de la República Popular China podría superar a la de Estados Unidos en 2035, de acuerdo con las proyecciones a largo plazo de la institución financiera global Goldman Sachs Group, que incluyen a 104 países y abarcan un período comprendido desde hoy hasta el año 2075.
Por lo que ha predicho Goldman Sachs en su reporte “The Path to 2075: Slower Global Growth, But Convergence Remains Intact”, China ya ha cerrado la brecha de su Producto Interno Bruto (PIB) respecto al de Estados Unidos, pues este pasó de equivaler un 12% de nuestro PIB en 2000 a casi un 80% en 2021.
Además, el crecimiento potencial de China permanece -según las cifras oficiales que ofrece el régimen asiático- significativamente más alto que el de nuestra nación, con una estimación del 4,0% contra el 1,9%, respectivamente para el período de 2024 a 2029. Sin dejar de mencionar que la sobrevaluación real del dólar frente al yuan chino debe revertirse -indican pronósticos- en los próximos 10 a 15 años.” (Diario de las Américas)
En el terreno militar, las cosas se presentan, si bien todavía con enormes diferencias con respecto al rival yanqui, pero las intenciones de la ANP en el recién terminado congreso, apuntan a intensificar los gastos en este rubro.
“China aumentará el gasto militar en más de un 7% este año, al tiempo que advierte sobre amenazas "que no paran de crecer".
El anuncio fue hecho en la Asamblea Popular Nacional (APN), un organismo que confirma las decisiones el Partido Comunista Chino gobernante, y que en esta ocasión debe sellar el tercer mandato del presidente Xi Jinping.
El presupuesto militar de Pekín, que se sitúa alrededor de US$225.000 millones, no sobrepasa aún al de Estados Unidos, que es cuatro veces mayor.
Pero los analistas creen que China minimiza la cifra total de cuánto gasta en defensa.
El primer ministro saliente, Li Keqiang, dijo a la APN que "están aumentando los intentos externos de reprimir y contener a China".(BBC.com)
China y otros países denominados como economías emergentes, como la India, Rusia, son países que han desarrollado a un desarrollo capitalista a gran velocidad en las ultimas décadas. China y Rusia , como antiguos estados obreros, donde la restauración capitalista ha pasado por procesos diferentes, pero con resultados similares en cuanto a los regímenes políticos vigentes.
Estos son países con regímenes bonapartistas autoritarios, donde la figura central es el equivalente a las figuras de poder de antes de las revoluciones. Una especie de nuevo zar encarnado por Putin y un nuevo emperador personificado por Xi Jinping.
Este desarrollo, donde la clase obrera es sometida a nuevas y brutales formas de explotación y control, no pueden ser llevadas a cabo dentro de un marco democrático burgués clásico. De la misma manera que la contra revolución económica y social que se da en el marco del proceso de globalización económica en los países desarrollados, que tienden a la instauración cada vez más de regímenes bonapartistas, con figuras como Trump, Meloni, Orban y compañía , en las economías emergentes, la burguesía opta por figuras equivalentes pero con rasgos todavía más exacerbados.
Rusia y China: un nuevo eje estratégico
La primera visita oficial de Xi Jinping, después de su reciente investidura, se ha llevado a cabo en Rusia.
Rusia como potencia militar y nuclear es un aliado estratégico para la burguesía china. La guerra en Ucrania representa un riesgo también para los chinos. Un posible debilitamiento de Putin en este marco podría fragilizar la posición de China en el concierto internacional. Los intercambios comerciales entre los dos países han crecido en forma exponencial en los últimos años, producto de las sanciones occidentales contra Rusia, pero no solamente.
“En los dos últimos años, el comercio entre Rusia y China aumentó en más de 70.000 millones de dólares, es decir, un 65%....Nikolái Vavílov también destaca que la producción de alto valor añadido tiene un papel básico, ya que se pueden alcanzar los 220.000-250.000 millones de dólares anuales mediante el suministro de materias primas. Sin embargo, la estrategia de diversificación de la oferta distribuirá los recursos rusos entre la India y otros actores. El sinólogo también predijo que Europa volverá a adquirir las materias primas rusas.” (Sputnik).
¿Un escenario como en 1914-1918?
Esta situación apunta a que los bloques imperialistas se consolidan y la perspectiva de un nuevo conflicto inter imperialista son cada vez más cercanas. Los socialistas revolucionarios no tenemos, como los revolucionarios de los tiempos de Lenin y Trotsky, una bandera que levantar que no sea la de la clase obrera para evitar una nueva carnicería a escala planetaria con enormes y graves consecuencias para la subsistencia de la vida tal y como la conocemos.