Por Nicolás Lebrum
El pulso entre el Govern y el Parlament por un lado y el gobierno del Estado Español por otro, ha puesto en la palestra el orden sobre el cual se basa el viejo continente.
El gobierno de Rajoy, acuerpado por el PSOE y el partido Ciudadanos, ha anunciado la puesta en marcha del artículo 155 que suprime la autonomía de Catalunya.
Esta medida, que el gobierno, con la complicidad de los partidos antes citados, busca hacer creer que solo es una medida que no suprime la autonomía, pero cuando se ve el conjunto de los acuerdos del consejo de gobierno del sábado 21 de octubre, lo que queda más que claro es que nos encontramos ante un golpe de estado. Este es el compendio de los principales puntos:
“La facultad de disolver el Parlamento de Cataluña pasa al presidente del Gobierno. Se convocarán elecciones en un plazo máximo de seis meses, "aunque mi voluntad", ha dicho Rajoy, "es hacerlo tan pronto como se recupere la normalidad".
El Gobierno pide autorización al Senado para proceder al cese del presidente, del vicepresidente y de los consejeros del gobierno catalán. El ejercicio de sus funciones lo asumirán los ministerios correspondientes durante el tiempo que dure esta situación excepcional.
La Generalitat continuará funcionando y seguirá siendo la administración ordinaria de la Comunidad Autónoma. Esta administración actuará bajo las directrices de los órganos designados por el Gobierno de la nación, es decir, por los ministros.
El Parlament no se disolverá. Seguirá cumpliendo su función representativa. Sin embargo, la Presidenta del Parlament no podrá proponer candidato a la presidencia de la Generalitat, ni plantear plenos de investidura. Tampoco llevar a cabo iniciativas que sean contrarias a la Constitución o al Estatut. El Gobierno tendrá un plazo de 30 días para vetar, de producirse, dichas iniciativas.” (El País, 21/10/2017)
El Gobierno podrá tomar control de TV3 para garantizar la transmisión de "una información veraz objetiva y equilibrada".
Las autoridades designadas por el Gobierno podrán dictar instrucciones directas y de obligado cumplimiento a los Mossos d'Esquadra que podrán además ser sustituidos por efectivos de las de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Puidgemont vacila
El president de la Generalitat, Carles Puidegmont, figura de la burguesía catalana, se ha mostrado vacilante en el manejo de la situación. Esto no es de extrañar puesto que refleja a todas luces las grandes contradicciones que hay en el seno del independentismo burgués. La negativa a declarar la independencia el pasado lunes, ha hecho mella en las masas. La burguesía catalana ha priorizado la búsqueda de un acuerdo con el poder central de Madrid para salir de la crisis a lanzar la movilización de las masas. Esta últimas son las únicas que pueden asegurar la DIU. Esto quedó más que claro en el referendo del 1-O. Las masas movilizadas fueron las que aseguraron la apertura de los centros de votación y fueron las que de manera valiente enfrentaron a la guardia civil franquista enviada por Rajoy.
Las vacilaciones del nacionalismo burgués no son nada nuevas a lo largo la historia. Esto se debe a que temen sobre todo que el movimiento obrero sobrepase el marco nacionalista burgués y emprenda el camino a la revolución. Sin embargo, los socialistas revolucionarios somos claros, que en estas circunstancias defendemos tácticamente a estos burgueses de los ataques de la burguesía del poder imperial sin renunciar a nuestra independencia de clase y sin hacer concesiones sobre nuestro plan estratégico.
Sin embargo, las aspiraciones nacionales sobrepasan los marcos nacionales y sus fronteras. Por un lado, el legado del régimen franquista, encarnado por el rey Felipe y la monarquía de los Borbones es el soporte sobre el cual se basa el régimen burgués. Todos los partidos burgueses han jurado lealtad a la corona y están dispuestas a mantenerla a cualquier precio. El “progresista” Pedro Sánchez se ha quitado su careta y ha demostrado en los hechos lo que significa este cambio de cúpula en el seno del PSOE.
Podemos también le claudica al sistema
El partido Podemos no ha dejado de avanzar en su giro oportunista hacia el reformismo de vieja ralea. El partido que vino a enquistarse en el movimiento de los Indignados no ha podido dotar a las masas de una dirección revolucionaria. Su dirección ha adoptado cada vez más los preceptos del estalinismo mezclados con las viejas tradiciones socialdemócratas. En ese sentido su política para Catalunya es de poner signos iguales entre la dirección independentista burguesa de y el gobierno. El secretario de organización de Podemos y eurodiputado, Pablo Echenique en su conferencia de prensa del 23 de octubre manifiesta que no está ni por la independencia ni por la intervención. Están por un “referendo pactado” con “garantías democráticas”.
“La suspensión del autogobierno de Catalunya no solo hará saltar por los aires uno de los pactos cruciales de la Transición (la reinstauración de una institución republicana como la Generalitat, reconocida por la Constitución de 1978, fue la base del amplio apoyo social al texto constitucional en Catalunya), sino que es un ataque a los fundamentos mismos de la democracia española.” (Carta de Pablo Iglesias, El Diario.es 23/10/2017)
Detrás de toda esta verborrea se esconde la pusilanimidad de esta agrupación. En los hechos tal y como lo manifiestan en esta carta, avalan el pacto espurio que dio nacimiento al modelo actual.
Por otro lado, de manera temeraria e irresponsable le propone a las masas que confíen en un sistema democrático que ya ha demostrado su verdadero rostro. Garantías en un estado burgués, surgido del pacto con los franquistas, donde los borbones reinan, estafan y salen impunes, es parte de la utopía reformista. En ese sentido van más allá en sus propuestas al manifestar claramente que ellos estarían porque Catalunya “siga dentro de España” con mayor autonomía. Sin embargo, esa ruta ya ha sido intentada antes por el independentismo catalán con los resultados ya conocidos. El gobierno central a través del tribunal constitucional, echaron abajo el intento de avanzar en esa dirección.
A todas luces, la hoja de ruta de Podemos no es más ni menos que de mantener el statu quo.
“Un referéndum legal y pactado, además de ser una solución democrática, es la única solución que puede asegurar que Catalunya siga formando parte de España” (ídem)
Para Iglesias el referendo del 1-O fue ilegal, dándole la razón al gobierno y por lo tanto debe de volver a repetirse, lo cual, una vez más, busca salvarle el negocio al régimen.
Para terminar, el presidente de Podemos continúa: “Es necesario defender España asumiendo el derecho del pueblo catalán a decidir su futuro en un referéndum y, a partir de ahí, discutir en Catalunya y en España un modelo de Estado plurinacional que no solo reconozca a Catalunya como nación, sino que apueste por una configuración estatal que acepte de una vez la realidad plurinacional de nuestra patria y construya un proyecto de país asociado a la justicia social y a la soberanía popular.”
Nosotros no estamos por defender España. Al contrario, estamos por que esta dé un salto de calidad para convertirse en una federación de estados ibéricos. El nacionalismo burgués catalán al igual que el nacionalismo pequeño burgués de Podemos le teme a la implosión del estado actual. Sin embargo, la tarea histórica de todas las naciones ibéricas es de romper las cadenas que les ha impuesto la monarquía y sus aliados.
Esto, evidentemente, traería enormes consecuencias para el resto de los países del continente. Los catalanes franceses también podrían aspirar a construir un nuevo modelo que deje en el cajón de la basura la república francesa que representa la dominación de la élites parisinas.
Nuestra consigna de Federación de Estados Socialista Europeos nace del reconocimiento de la multiculturalidad y de las múltiples naciones que componen el continente europeo.
Por la huelga general para derrotar el golpe de estado de Rajoy
La respuesta del movimiento de masas durante este fin de semana ha sido ejemplar. Cerca de medio millón de personas salieron a manifestar para exigir la liberación de los dos Jordi encarcelados por el gobierno acusados de sedición. El estado español, una vez más mantiene en sus cárceles a prisioneros políticos.
Esta movilización debe profundizarse y es la única garantía para derrotar el golpe. El papel criminal de las organizaciones que controlan las centrales sindicales, es que las dos más grandes no llaman al conjunto de los trabajadores españoles a defender las libertades democráticas y a la vez luchar contra la austeridad. En los dos campos, se someten tácitamente al gobierno.
Es necesario que, así como se crearon comités de barrio que mantuvieron las escuelas abiertas para garantizar el referendo, se organicen estos comités para defender los centros del gobierno autonómico antes las fuerzas de la policía y de la guardia civil.
El gobierno ya ha blandido la amenaza de despedir a todo funcionario que no siga las directrices de Madrid. Es necesario por tanto que la defensa de la integralidad del territorio, de la prensa y de las instituciones básicas se haga por medio de la movilización de las masas.
Ante el abandono de las empresas que han quitado el territorio catalán para aumentar el cerco contra la independencia, se debe expropiar y nacionalizar sus bienes.