Por Leonardo Ixim
Desde el 8 de julio hasta el pasado martes 5 de agosto Israel lanzó la operación Margen Protector contra la Franja de Gaza, como parte de su sistemática estrategia de terror contra el pueblo palestino. El terror ha sido en especial contra esta pequeña y hacinada franja de territorio, donde viven casi dos millones de palestinos, gobernada por Hamas, que en los últimos años ha sido la más golpeada de los planes genocidas del Estado de Israel.
Al cierre de esta edición Hamas dice no confiar en el acuerdo de cese al fuego auspiciado por Egipto y es posible que sigan las operaciones militares contra la infraestructura civil y miliciana en Gaza.
El objetivo de esta estrategia de terror es la sistemática eliminación del pueblo palestino o su subordinación como seres humanos inferiores en territorios controlados por el Estado de Israel. La destrucción dejada por los bombardeos israelíes durante la operación Plomo Fundido en 2012 no termina de reconstruirse; ahora tras la estela de destrucción de la reciente operación militar, la infraestructura básica queda totalmente dañada, en un área urbana densamente poblada.
El saldo de terror
Según cifras de la Oficina de Acción Humanitaria de Naciones Unidas, el saldo de destrucción en Gaza es el siguiente: 1.717 palestinos muertos, de los cuales 1,176 son civiles, 198 son milicianos y de 343 se desconoce su afiliación. 485.000 personas desplazadas en casas de acogida de la ONU. 1,5 millones de ciudadanos tienen dificultad de acceso a agua potable. Dos horas al día es el promedio que tienen los ciudadanos de Gaza de electricidad (antes de la ofensiva era de seis horas). 10.690 casas han sido derribadas. 141 escuelas han sido destruidas. Cinco hospitales han cerrado y una gran cantidad de mezquitas destruidas. Del lado israelí, sobre todo por la acción de los heroicos milicianos palestinos y de los tácticamente erróneos cohetes de Hamas, el saldo es de 67 muertos del lado israelí, de estas bajas, 64 son soldados y tres son civiles.
En el plano internacional Israel a nivel de la opinión pública ha quedado como el responsable de las atrocidades cometidas en Palestina, generándose una serie de movilizaciones en buena parte del mundo, algunas en Centroamérica, que han obligado a la ONU y a los gobiernos imperialistas a por lo menos protestar “por los abusos cometidos contra la población civil”.
En instancias de la ONU toda esta movilización internacional ha obligado a que altos funcionarios como la Alta Comisionada sobre Derechos Humanos Navanethern Pillay y el Consejo de Derechos Humanos, hayan calificado la acción militar israelí como crímenes de lesa humanidad. Ahora falta ver qué medidas concretas toman estas instancias desde siempre hegemonizadas por el imperialismo. De igual manera ha tomado fuerza una campaña de boicot a empresas con capital israelí o que comercian con el Estado de Israel.
El saldo político
Al interior de Israel, el conservador partido Likud se fortalece y con ello la capacidad de seguir aplicando políticas de ajuste hacia la población Israel y de exterminio al pueblo palestino, manteniendo la tambaleante la coalición de este partido con otros extremistas judíos y ultra derechistas. Aunque minoritaria y perseguida políticamente, se hace evidente una oposición cada vez más clara a las políticas guerreristas del establishment israelí.
En Palestina, Hamas, pese a tener oposición al interior de la Franja de Gaza por sus métodos que buscan imponer una teocracia, se vigoriza y sigue teniendo legitimidad en la población gazatí. Por su parte Al Fatah, que juega a la diplomacia de las concesiones, aguanta el constante aumento de asentamientos de colonos judíos ultra ortodoxos que funcionan como fuerza de choque y terror paramilitar contra la población palestina. El gobierno de la Autoridad Nacional Palestina, controlada por Mahmud Abbas de Al Fatah, sigue impávido, mientras que al pueblo palestino se le acorrala más y se impide, por los cada vez más restrictivos controles en Cisjordania, su movilidad y el desarrollo de actividades básicas
La finalidad israelí de evitar el pacto entre Hamas y Al Fatah está más lejos que nunca y es posible que este pacto se consolide, lo cual es una oportunidad para el pueblo palestino y las organizaciones que se autodenominan socialistas como el FDPLP y el FPLP, para realmente exigir a este gobierno de “unidad” una acción firme contra el expansionismo israelí, el fin del bloqueo a la Franja de Gaza, el retorno de los refugiados palestinos, el control de las fuentes de agua potable
-otro instrumento de la política genocida israelí- y la apertura de las fronteras egipcias con Gaza.
La Unión Europea por su parte, muestra nuevamente su falta de independencia con respecto a la oligarquía transatlántica (EU-RU), la ausencia de política exterior propia, mostrada también en la crisis de Ucrania y a lo sumo corta fondos a empresas e instituciones israelíes que se establecen en los territorios ocupados palestinos.
EU, como ya mencionamos en un artículo anterior, ha metido en el fango a las distintas naciones de Oriente Medio, después de sus intervenciones, aduciendo razones humanitarias, tanto en Irak, como Afganistán, gobernadas en su momento por sátrapas del imperialismo, Sadam Hussein y los talibanes respectivamente, posteriormente convertidos en sus enemigos. Intervinieron en las revoluciones democráticas árabes, renovando a las castas gobernantes como en Egipto, Yemen y Túnez en menor medida, aplastando rebeliones como en Bahrein, oxigenando gobiernos autoritarios como en Arabia Saudita, Jordania y Marruecos e interviniendo en rebeliones legítimas contra dictadorzuelos, desviándolas como en Siria y Libia, que al igual que Irak, se encuentra balcanizada.
Turquía, el Reino Saudita y Qatar, muestran cierta independencia al apoyar por lo menos moralmente a Hamas, vía los vasos comunicantes con la multinacional Hermandad Musulmana, aliados incondicionales de Hamas, enemigos de los militares en Siria y Egipto. Hamas por su parte estrecha lazos con estos gobiernos y se aleja de su antiguo aliado sirio.
Los imperialismos emergentes como Rusia, China y Brasil, -India se queda callada porque el nuevo gobernante Partido Nacionalista tiene vínculos con el sionismo- lo único que pueden hacer es protestar ante los abusos de Israel, mientras que los primeros dos, garantizan sus intereses en Siria e Irán, sosteniendo en el primero a la dictadura de Al Assad.
Sobre los dos Estados otra vez
En 1948 se crea, a instancias de la Asamblea General de la ONU, los dos Estados, Israel y Palestina. En los hechos el objetivo era que con el pretexto de formar un “hogar para los judíos” víctimas de genocidio por los nazis, habiendo cooptado el liderazgo judío, crear un Estado que sirviera de tapón a la revolución pan árabe en boga en esa época. Previo a eso, con la complicidad de las autoridades ingleses que tenían a Palestina como un Mandato dentro del Imperio Británico, se conformaron grupos paramilitares que aterrorizaron e iniciaron el doloroso éxodo del pueblo palestino.
Palestina estaba conformada por musulmanes, cristianos y una minoría judía. Durante la primera mitad del siglo XX el proletariado palestino, sin importar su religión, luchó conjuntamente contra la dominación turca primero e inglesa después, así como contra los intentos de la Alemania Nazi de aprovechar el sentimiento anticolonialista. Las élites musulmanas, cristianas y judías por su parte jugaron siempre a quedar bien con las distintas potencias coloniales.
Y es que el problema judío abordado por los grandes marxistas de inicios del siglo XX, quienes en todo momento abogaron no por la construcción de un Estado judío, por las consecuencias totalitarias en lo que respecta a asuntos étnicos y religiosos, sino por la resolución de este problema en Europa. En la creación del Estado de Israel se dio no solo en la imposición religiosa del judaísmo como religión única, sino la emigración de judíos europeos que bajo la ideología del sionismo conformaron una dominación étnica, subordinando no solo a árabes cristianos y musulmanes, sino judíos pre 1948 y de otras regiones como etíopes.
Del lado palestino, Hamas, pese a la tenacidad con que enfrenta al expansionismo israelí, su ideario y sus planes profesan la imposición de un Estado teocrático y la aplicación, al igual que los sionistas, de un estado mono étnico-religioso.
Tanto Hamas como Al fatah, representan sectores burgueses que buscan mantener control de áreas específicas y así negociar con el Estado sionista su cuota de poder. Nosotros, siguiendo la consigna que levantó el trotskismo morenista, consideramos importante la creación no de dos estados, sino de uno solo, la Palestina laica, democrática y no racista, por medio de la movilización tanto en los territorios ocupados y Gaza, presionando al gobierno de unidad a que se plante y condene los reaccionarios acuerdos de Oslo de 1991. Al interior de Israel, la creación de comités clandestinos de árabes israelíes -cristianos y musulmanes- junto a israelíes solidarios, de apoyo a la lucha del pueblo palestino.
De igual forma continuar con la movilización a nivel mundial para presionar la ONU a que por primera vez condene sancionando al Estado de Israel y que se haga el boicot a productos de empresas que comercian o que contienen capital israelí, que inician con el código de barras 749. Todo esto puede ser una forma para que a mediano plazo se logre que la población israelí se quite el velo de la ideología sionista