La ofensiva de Hamas y el futuro de Palestina
El Estado de Israel fue creado en 1948, por una resolución de la Organización de Naciones Unidas (ONU), originando una partición del territorio de Palestina, antigua colonia británica. La gran justificación para su creación fue que, después del holocausto en la segunda guerra mundial, los judíos necesitaban un territorio donde habitar.
Contrario a lo que comúnmente se cree, los judíos no son una raza o una etnia, sino una religión. El Estado teocrático de Israel fue creado para quienes profesaran la religión judía, desplazando de sus hogares a los habitantes musulmanes y de otras religiones. La lucha por los territorios en Palestina se encubrió con el manto religioso entre judíos y musulmanes, a pesar de que, según los libros sagrados de la Torá y el Corán, ismaelitas (árabes) e israelitas (hebreos) reconocen ser descendientes comunes de Abraham.
Para los judíos, la creación del Estado de Israel en 1948, era el regreso a la “tierra prometida”, la soñada reconstrucción del Estado de Israel o Judá que existió en la antigüedad, hasta que los romanos lo destruyeron en año 136 de nuestra era. Israel o Judá se construyeron masacrando y expulsando de sus territorios a los “filisteos” o cananeos, la población aborigen.
La historia se repitió con la creación del moderno Estado de Israel en 1948, porque también se expulsó y masacró a quienes habitaban allí, para dar cabida a los judíos provenientes de Europa y que habían sobrevivido al holocausto. Los judíos que fueron perseguidos y masacrados por el nazismo, construyeron un régimen similar, una especie apartheid que oprime a los palestinos
Durante los más de 75 años de existencia del moderno Estado de Israel, muchas guerras, intifadas, rebeliones y represiones se han producido, pero los palestinos han quedado reducidos y confinados a una pequeña zona en la franja de Gaza, al oeste, y a una parte de Cisjordania en el este.
Desde la creación de Israel en 1948, la ONU ha emitido centenares de resoluciones para la creación de dos Estados en el territorio de Palestina, (Israel y Palestina), teniendo a Jerusalén como capital de ambos. Durante más de 75 años la población palestina ha sido masacrada y expulsada de sus casas, y las resoluciones de la ONU siguen siendo papel mojado.
La conducción de la resistencia palestina ha evolucionado en el tiempo. La corrupción e inoperancia de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) hizo surgir el movimiento Hamas (Movimiento de Resistencia Islámica), como una organización guerrillera, que tiene su principal base social de apoyo en la franja de Gaza.
Los recientes y espectaculares ataques militares de Hamas, incursionando en el sur de Israel, se produjeron en un contexto especial. En septiembre de 2020 se produjeron los Acuerdos de Abraham , por medio de los cuales las monarquías de Emiratos Árabes Unidos (AEU) y Baréin, reconocieron diplomáticamente al Estado de Israel. Arabia Saudita estaba lista para reconocer a su antiguo enemigo el Estado de Israel, lo que dejaría a la resistencia palestina huérfana y sin apoyo.
El ataque de Hamas, iniciado el 6 de octubre, día del 50 aniversario de la guerra de Yom Kipur, aunque mostró una maduración y enorme capacidad militar de la guerrilla de Hamas, no tenía posibilidades de retener militarmente los territorios que ocupó temporalmente en el sur de Israel, ante la superioridad militar y tecnológica del ejercito sionista. Para poder derrotar esa poderosa maquinaria militar sionista, financiada por Estados Unidos, se requiere la unión de las masas judías y musulmanas contra cualquier tipo de fundamentalismo religioso. Las masivas manifestaciones contra la reforma judicial impulsada por Netanyahu, nos muestran el camino de lucha contra el sionismo para la liberación de palestina.
Igual que la ofensiva del Thet en 1968, cuando el ejercito norvietnamita llegó hasta los suburbios de Saigón, siendo obligado a retroceder, la ofensiva militar de Hamas, con menor proyección, también tuvo que retroceder. No obstante, para los norvietnamitas fue un gran triunfo político. Algo similar ocurre con la ofensiva de Hamas, ha tenido un enorme efecto político, sobre todo en la población palestina.
La solución al problema palestino no es la creación de dos Estados, uno judío y otro musulmán. Ambos fundamentalismos religiosos dividen a la población de Palestina.
La solución de fondo en Palestina es que el Estado debe ser laico, democrático, no racista, donde quepan judíos, musulmanes, cristianos, y cualquier otra confesión religiosa. Lo anterior implica, obligatoriamente, la disolución del actual Estado sionista de Israel, y la creación de un nuevo Estado, laico, democrático y no racista.