Por Melchor Benavente
En el transcurso del siglo XX, Alemania, una pujante nación imperialista con alto desarrollo industrial, en una pugna con sus competidores (Francia, Inglaterra y Estados Unidos) por la hegemonía en el mercado mundial, terminó siendo derrotada militarmente en la primera (1914-1918) y segunda guerra mundial (1939-1945).
La humillación sufrida por Alemania después de la primera guerra mundial, hizo surgir en poco tiempo el fenómeno del fascismo y nazismo de Adolfo Hitler. La recuperación militar de Alemania, y la mima necesidad de expandirse en el mercado mundial, condujo a la segunda guerra mundial.
La derrota militar y la partición de Alemania
A diferencia de la finalización de la primera guerra mundial, que fue producto del humillante tratado de paz de Versalles de 1919, en la segunda guerra mundial, los aliados (Estados Unidos, Inglaterra y la URSS) exigieron la rendición incondicional de la Alemania nazi, conforme lo acordado en la ciudad de Yalta, península de Crimea, URSS, en febrero de 1945. Los aliados acordaron que Alemania seria dividida en 4 zonas: cada zona estaría administrada, como una colonia, por las tropas de Estados Unidos, Francia, Inglaterra y la URSS.
El problema fue que la poderosa ofensiva del Ejército Rojo, en mayo de 1945, logró tomar Berlín y toda la parte oriental de Alemania, de manera que la zona occidental quedó en manos de Estados Unidos, Francia e Inglaterra. Berlín quedó bajo control de la URSS, pero su administración se dividió entre los aliados y la URSS, por medio de un corredor que permitía el ingreso a la ciudad.
En medio de crecientes contradicciones, en 1948, las tres potencias occidentales acordaron unificar sus zonas en solo Estado, creando en mayo de 1949 la República Federal de Alemania (RFA). Stalin consideró que la creación de la RFA violentaba el acuerdo de Yalta, y bloqueó el ingreso a la zona bajo control de la URSS. En repuesta, en octubre de 1949 la URSS creó la Republica Democrática Alemana (RDA), oficializando la partición de la nación alemana e iniciándose la guerra fría.
La OTAN y el Pacto de Varsovia
En 1949, Estados Unidos con sus aliados europeos creó la alianza militar conocida como Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Al finalizar la segunda guerra mundial, el Ejército Rojo había logrado tomar el control de Bulgaria, Checoeslovaquia, Hungría, Polonia y Rumanía, imponiendo gobiernos bajo el control de la URSS, creando con ellos en 1955, el Tratado de Amistad, Colaboración y Asistencia Mutua (conocido como Pacto de Varsovia). La famosa “cortina de hierro”, que había denunciado Churchill en mayo de 1946, se había convertido en una alianza militar controlada por la URSS. La guerra fría estaba en su apogeo.
Las dos Alemanias
Sin lugar a dudas, al finalizar la segunda guerra mundial, a pesar de la destrucción, Alemania seguía siendo una potencia industrial. Estados Unidos, con la colaboración de Stalin, que propugnada por una “coexistencia pacífica” con las potencias capitalistas, prohibió a los partidos comunistas lanzarse a la toma del poder en Europa occidental, y de esta manera, por omisión, permitió que el Plan Marshall auspiciado por Estados Unidos lograse la reconstrucción capitalista de Europa.
El poderío industrial de Alemania renació en la RFA, pero en menor medida en la RDA. A pesar de este renacimiento desigual, la RDA era el país mas industrializado de Europa del Este.
La unificación y posterior división de la nación alemana
A mediados del siglo XIX Alemania no existía como nación-Estado, sino que se encontraba dividida en 39 pequeños Estados. Fue producto de varias guerras y bajo el gobierno de Bismark que comenzó un proceso de unificación que culminó en 1871 con la creación del imperio alemán (Prusia, Sajonia y Baviera, entre los más importantes). Austria quedó fuera de esta unificación, que fue una enorme conquista del pueblo alemán.
El imperio alemán emergió como una poderosa nación industrial, que competía con productos de calidad y bajo precio contra Inglaterra, Francia y Estados. Un fenómeno parecido al de China a finales del siglo XX y comienzos de este siglo.
Alemania ofrecía productos de buena calidad, en un mercando mundial saturado y controlado por Inglaterra y Francia. Alemania, junto a Italia y Japón, habían llegado tarde al mercado mundial, y la feroz competencia dio origen a la primera guerra mundial.
El imperialismo alemán fue derrotado y aplastado militarmente en la primera y segunda guerra mundial, pero fueron los pactos de Yalta y Potsdam los que decidieron la partición de Alemania, estableciendo incluso bases militares que todavía existen.
Una cosa maravillosa fue la derrota del nazismo, pero otra fue la división del pueblo alemán en dos Estados contiguos pero diferentes. La división de Alemania en RFA y RDA fue producto del pacto contrarrevolucionario del imperialismo norteamericano y la burocracia stalinista. Al dividir Alemania, su poderoso proletariado fue también dividido.
La reunificación de Alemania fue una consigna democrática muy sentida, que permaneció en el inconsciente colectivo del pueblo alemán a ambos lados de las fronteras
La rebelión obrera de 1953 en Berlín y sus secuelas
Stalin falleció en marzo de 1953, originando una intensa lucha de poder por la sucesión y el control del Partido Comunista de la URSS. Este hecho, combinando con las duras condiciones de trabajo y reducciones salariales que la burocracia stalinista imponía en la RDA, generó una ola de huelgas entre los obreros de la construcción en Berlín Oriental, siendo reprimidos por la STASI (Servicio de Seguridad del Estado). y las tropas del Ejército Rojo estacionadas en la RDA.
Los sucesores de Stalin no vacilaron en salir al rescate del gobierno títere de Walter Ulbricht. La rebelión obrera terminó en una masacre. Fue la primera rebelión obrera que mostró la debilidad de la burocracia stalinista en la RDA.
La rebelión obrera del año 1953 en la RDA fue la chispa que encendió la llama de la revolución política contra las burocracias títeres de Moscú. Tres años después, en 1956 se produjo una insurrección obrera en Budapest, Hungría, y en 1968 se produjo las grandiosas movilizaciones conocidas como primera primavera de Praga, en Checoslovaquia. El Ejército Rojo se encargó de aplastar esas rebeliones que exigían mayor democratización de los regímenes llamados socialistas.
La construcción del muro de Berlín
En el fragor de la guerra fría, la RFA experimentaba un boom económico, producto del Plan Marshall. Los mejores salarios atraían a los obreros que emigraban hacia la RFA. SE calcula que unos 2,5 millones de trabajadores emigraron en ese periodo. Para detener la fuga de mano de obra hacia la RFA, la burocracia stalinista inició, el 13 de agosto de 1961, la construcción del muro de Berlín, que fue durante mucho tiempo el símbolo de la división del pueblo alemán.
La crisis del stalinismo y la perestroika
Con la muerte de Stalin en 1953, se produjo una lucha de poder por la sucesión. Nikita Jrushchov inició un proceso de denuncia de los crímenes de Stalin, pero fracaso en la democratización del modelo soviético. Se sucedieron unos a otros, una serie de gobiernos de ancianos lideres stalinistas, hasta que en 1985 asumió Mijaíl Gorbachov el control del PCUS, iniciando el proceso de “perestroika” o restructuración del stalinismo.
Ronald Reagan (1981-1989) con el llamado proyecto de guerra de las galaxias” redobló las presiones sobre la URSS, que tenia que gastar mucho dinero en la carrera armamentista, en detrimento del consumo y bienestar de las masas. Gorbachov inició un proceso de acercamiento y negociación con Estados Unidos, en aras de la coexistencia pacífica.
Fu en junio de 1987, durante una visita de Reagan a Berlín oeste, que pronunció un famosos discurso en la Puerta de Brademburgo: “Señor Gorbachov, derribe ese muro”.
Ebullición social en Europa del Este
Mientras Reagan y Gorbachov se reunían en cumbres presidenciales, para discutir el reordenamiento del planeta, la crisis del capitalismo, combinada con la crisis del stalinismo, produjo un enorme descontento social en los países de Europa del Este, bajo el control de Moscú.
Gorbachov tenía problemas al aplicar la perestroika, por la resistencia en su propio partido, pero estos problemas eran mayores en las burocracias satélites de Europa del Este. En Polonia, por ejemplo, el crecimiento del sindicato independiente “Solidarnosc” desde 1981 tenía acorralada a la burocracia. En Hungría, en 1988, Janos Kadar, fue destituido como secretario general del Partido Comunista. Al año siguiente se inicio un programa de democratización, que fue acelerado con huelgas y manifestaciones.
La perestroika era vista por las masas de Europa del Este y de la propia URSS como una necesidad de democratizar el sistema. Gorbachov presionan a sus títeres para ceder posiciones, en aras de un respiro económico para la URSS.
Caída del oprobioso muro de Berlín y la desaparición de la RDA
Una oleada de manifestaciones de masas recorrió todas las ciudades de Alemania Oriental, especialmente en Leipzig. En octubre de 1989, bajo las presiones de Gorbachov, y del descontento popular, Erick Honecker fue forzado a renunciar como secretario general del partido comunista, siendo sustituido por Egon Krenz, quien convocó a elecciones democráticas, pero ya era demasiado tarde.
Después de varias semanas de movilizaciones y anarquía democrática, el nuevo gobierno de Krenz anuncio que cualquier ciudadano podía viajar libremente a la RFA.
Esto provoco un estallido de masas, el 9 de noviembre de 1989 miles saltaron, tomaron cerveza y cruzaron el muro de Berlín, iniciándose su destrucción.
El gobierno de la RFA, encabezado por Helmut Kohl, planteó audazmente la necesidad de unificar Alemania, reconociendo el valor de la moneda de la RDA al mismo precio del marco alemán.
En julio de 1990, Gorbachov no planteo objeciones a la reunificación de Alemania, incluso no se opuso a que la parte oriental formara parte de la OTAN, iniciando el retiro de las tropas del Ejército Rojo y el desmantelamiento de las bases militares soviéticas. La unificación alemana concluyó formalmente el 3 de octubre de 1990.
La Alemania capitalista terminó devorando a la RDA, aunque esto no se tradujo en un bienestar económico de su población. El imperialismo alemán resurgió con más fuerza para convertirse en la potencia mas importante de Europa occidental.
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