Por José René Tamariz

Antes de la elección del directorio de la Asamblea Legislativa, cuatro fracciones parlamentarias neoliberales (PLN, PUSC, PLP y PNR) habían pactado un acuerdo, tanto para elegir al directorio legislativo y al presidente del Congreso como en cinco cuestiones programáticas, tales como ética y transparencia, costo de vida y producción, reactivación económica, educación y reforma del Estado. Producto de ese acuerdo previo, asume la presidencia de la Asamblea Legislativa el confeso neoliberal y troglodita del PLN, Rodrigo Arias, con 50 votos de 57, es decir, el 88% del parlamento, lo cual refleja una fuerte unidad monolítica programática de la mayoría de esa jauría neoliberal. ¿Por qué razones se produce ese acuerdo de control total de la Asamblea Legislativa por parte de esa pandilla neoliberal?

Existen dos razones de fondo. La primera, se explica porque existe una unidad y acuerdo programático entre esa fauna neoliberal. Segundo, porque hay un temor oculto entre los viejos partidos del extinto bipartidismo (PLN y PUSC) y de los conservadores evangélicos y liberales (PNR y PLP) de que el advenedizo presidente, Rodrigo Chaves, pretenda en algunos momentos o situaciones “salirse del canasto”, intentando gobernar por encima de ellos, mediante decretos presidenciales, golpes bajos a la institucionalidad y otras triquiñuelas típicas de los personajes bonapartistas y autoritarios. Temen que les salga una símil, guardando las diferencias, al estilo de Bukele. Entonces, ese control total del Congreso por parte de la jauría neoliberal es preventivo para evitar golpes desde el poder Ejecutivo.

Reforma del Estado: Desmantelamiento del Aparato Estatal

Por otra parte, ¿Qué proyectos se avecinan con Rodrigo Arias a la cabeza del Congreso y ese directorio legislativo super neoliberal? Este cavernícola planteo, siendo candidato a diputado, que su prioridad era y sería constituir una "comisión de reforma del Estado". En su discurso inaugural como presidente del Congreso, Arias, reafirmó lo planteado antes al declarar que “La gran pregunta que yo me hago es esta ¿Hasta dónde seremos capaces de alcanzar acuerdos básicos pero significativos en una reforma del Estado que ya no puede seguir esperando?”. (La Nación, 2 de mayo de 2022). Por su parte, el consumado neoliberal, Eli Feinzaig, jefe de fracción del Partido Liberal Progresista (PLP) declaró recientemente que “Lo que hemos dicho a lo largo de la campaña es que necesitamos achicar el aparato estatal, necesitamos volver los servicios públicos bastante agiles, pero también necesitamos entrar en la era digital”. (La Nación, 3 de mayo de 2022). Como se puede observar existe una amplia unidad de criterios y posiciones entre cuatros fracciones neoliberales para realizar el llamado “achicamiento” del Estado que, simple y sencillamente, significa fusionar diversas instituciones públicas en una sola institución.

Esta asamblea monolíticamente neoliberal va a consumar la reconfiguración del Estado. Lo anterior, llevará a la unificación de diversas instituciones y ministerios en uno solo y, por tanto, tendrán que despedir a cientos o miles de trabajadores del sector público. A su vez, eso conllevará a incrementar la desocupación, la pobreza, miseria y hambre en más familias.

Veamos dos ejemplos. En esa dirección y objetivo de los neoliberales de “achicar” el Estado apunta el proyecto de fusionar en una sola institución el Ministerio de la Vivienda, con el Instituto Nacional de Vivienda y Urbanismo (INVU) y el Banco Hipotecario de la Vivienda (BANHVI). En eso existe acuerdo del Poder Ejecutivo, encabezado por Rodrigo Chaves, con la fauna neoliberal de la Asamblea Legislativa. La ministra de Vivienda, Jéssica Martínez, ante la pregunta realizada por un periodista en el sentido de que “¿Será una fusión de entidades sin necesidad de despedir gente o sin planes de movilidad laboral?”, ella declaró que “Eso no lo podemos decir en este momento… pero la fusión tiene que ser realidad”. (La Nación, 6 de mayo de 2022). Es decir, que dicha fusión institucional, aunque no lo dice claramente, es evidente que inevitablemente significará el despido de personal en esas instituciones públicas.

Por otro lado, Rodrigo Chaves y su fracción parlamentaria, en concordancia con el resto de la pandilla neoliberal que controla el parlamento, envío, entre otros, dos proyectos de leyes a ese órgano legislativo. Uno de ellos se inscribe en el marco de la tal “reforma del Estado” que busca eliminar 15 órganos desconcentrados de diversos ministerios, tales como en el sector salud, cultura, educación, social y otros. Según el despacho de la jefa de fracción oficialista, Pilar Cisneros “Con ello, se simplifica la estructura del Estado, se eliminan duplicidades funcionales y se mejora el direccionamiento técnico y la toma de decisiones del ministro sobre la totalidad de competencias ministeriales”. (La Nación, 10 de mayo de 2022). Obviamente, ese proyecto significará despidos de trabajadores públicos.

Sin embargo, esos dos proyectos de compactación de instituciones y órganos públicos representan apenas el inicio de una mayor y más profunda reducción del aparato estatal para disminuir el gasto estatal y reducir la planilla para pagar el alto déficit fiscal.

De otro lado es importante, mencionar que ya, mediante el "combo fiscal" y la "Ley de Empleo Público", se desmontó el sistema salarial en sector público y se impuso el salario único y el congelamiento salarial a perpetuidad. ¿Qué falta? El despido masivo de empleados públicos mediante la reforma del Estado, bajo el eufemismo de eliminar duplicidades y competencias, lo cual conllevará a la reducción de la planilla estatal para continuar con la disminución del déficit y, obviamente, los patos y pagadores de ese “problema fiscal” y en el ahorro en el gasto público serán los trabajadores del sector estatal, mediante el desempleo masivo, aunque quieran engañar con el cuento de que no habrá despidos en el sector público

Todo lo anterior conlleva al soñado anhelo neoliberal de reducir al mínimo tanto el funcionamiento como el tamaño del Estado para reducir los gastos. Los patos de ese festín tenebroso y neoliberal serán los empleados públicos.

Proyecto de Flexibilización Laboral: Contrarreforma Reaccionaria y Anti Obrera

El gobierno de Chaves convocó el expediente N° 21.182 que pretende imponer a los trabajadores del sector privado la “jornada excepcional” de 12 horas diarias durante 4 días denominada como jornada 4-3, supuestamente, eso significaría cuatro días continuo de trabajo de 12 horas diaria para completar la jornada de 48 horas semanales y, aparentemente, 3 días de descanso. La imposición de semejante jornada de trabajo representará un proceso de sobreexplotación brutal en contra de los trabajadores en general y, en particular, contra las mujeres trabajadoras.

Como era de esperarse, la Unión Costarricense de Cámaras y Asociaciones de la Empresa Privada (UCCAEP) y todas las demás cámaras patronales a pie juntillas han aplaudido el envío y, eventualmente, la aprobación de ese anti obrero proyecto de ley, ya que los favorece y les permite realizar una mayor explotación laboral y, por ende, obtener mayores cantidades de plusvalía.

Según el presidente de la UCCAEP, José Álvaro Jenkins, ese sistema de super explotación de los trabajadores “Es una forma de dinamizar la economía, generar más empleo y, además, actualizará las posibilidades de conformación de la jornada laboral ajustando la normativa a la realidad laboral del siglo XXI, que se distingue por tener un mercado laboral que es cada vez más competitivo”. (La Nación, 10 de mayo de 2022). Todo lo planteado por este capitalista son falacias. Veamos.

No es cierto que la ampliación de la jornada de laboral de 8 a 12 horas de trabajo vaya a “generar más empleo”, sino que más bien es lo contrario, pues, va a ampliar el desempleo entre los trabajadores, ya que esas 4 horas de trabajo diarias extras a los mismos trabajadores no les permite a otros conseguir un trabajo. En realidad, la única manera de que se genere más empleo para los desempleados es reduciendo la jornada de trabajo mediante una escala móvil de horas de trabajo para distribuir todas las horas de trabajo disponibles entre los ocupados y desempleados, manteniendo el mismo salario según las ocupaciones realizadas.

Tampoco es cierto que esa jornada laboral de sobreexplotación obrera sea del siglo XXI, sino que es lo contrario, ya que esa es una jornada de trabajo de los albores del capitalismo del siglo XVIII y XIX.

Por otra parte, ese inhumano sistema de jornada laboral atenta contra las mujeres, ya que miles de trabajadoras no podrán cuidar de sus hijas/os porque pasarán la mayor parte de su tiempo en el trabajo y utilizando el tiempo para transportarse a su puesto de trabajo. Eso significará que tendrá que abandonar y no podrá cuidar a sus hijos, prácticamente, durante cuatros días consecutivos. Semejante régimen laboral no les permitirá realizar otras labores familiares. Será terrible, desgastante, extenuante y devastador en todos los campos: físico, psicológico, salud y social.

Solo la movilización callejera, la unidad de las fuerzas sindicales y populares y el estallido social puede frenar los sueños neoliberales, tanto de la reforma del Estado como de la contrarreforma laboral de la jornada de 12 horas diarias, así como de otros proyectos neoliberales que se avecinan para ser aprobados por la pandilla neoliberal del poder Legislativo y Ejecutivo ¡No hay otro camino que la movilización y lucha!

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