Por: Alberto Castro.
El 1 de septiembre, Bukele dio buen inicio al mes patrio (festividad de la oligarquía criolla), al dar otro gran paso a su proyecto Bonapartista que ya había dado inicio el 1 de mayo pasado, el cual no podría concretarse sin hacerse del control de otra de las funciones del Estado, hablamos del Órgano Judicial, ya antes había puesto un pie en este Órgano al haberse hecho con la Sala de lo Constitucional. Con esto tiene libre vía de acceso para controlar totalmente la función jurisdiccional del Estado, la aplicación y ejercicio de la impartición quedará a expensas del interés político de Bukele.
La Doctrina burguesa de la división de poderes en el escenario actual
La Revolución burguesa en Francia en 1789, adoptó las naciones de la razón y libertad, en consecuencia de la decadencia de la monarquía absoluta, de entre los fundamentos recopilados y ampliados por Montesqui está la División de Poderes, desde entonces a nuestros días, en el mundo burgués se consagra este y otros principios, sin embargo se han dado momentos de cambios en los regímenes con la aparición de bonapartismos “sui generis”, caracterizados por la concentración de la dirección de las otras funciones de Estado alrededor del Ejecutivo del Gobierno, donde se personalizan los actos de Estado.
En El Salvador, estamos ante una situación parecida, aunque las instituciones siguen funcionando formalmente, de fondo se producen cambios en cuanto el debate parlamentario ha dejado el pluralismo, y la función judicial está configurándose acorde al interés del Ejecutivo, además la Fiscalía General de la República (FGR), es apéndice del Gobierno. Con esto el peligro para la clase trabajadora es que, Bukele como cualquier otro burgués tiene intereses de clase en los cuales basa su política, los cuales son antagónicos con los de la clase trabajadora, al quedar todas las instancias jurisdiccionales bajo su control esto impedirá acceder a la justicia más de lo que ya, de por sí, difícilmente se obtiene, no olvidemos el caso de Industrias Florenzi y la pasividad y poca importancia que mostró este Gobierno.
¿Qué implica la Reforma Judicial?
El Bonapartismo avanza en El Salvador, y por el momento no existe una fuerza política que le haga oposición, en la Asamblea Legislativa (AL), tiene mayoría absoluta siendo el lugar donde se ejecuta su voluntad política, en cuanto a la fuerza social, al momento aun son minúsculas las fuerzas independientes, ello le ha permitido acceder al control del Órgano Judicial, el cual hasta hace poco era objeto de distribuciones negociadas entre el bipartidismo con pequeñas cuotas a los partidos carroñeros. Es decir, no era ni es en realidad un Órgano independiente, muchos de los jueces de la tercera edad están relacionados con las que otrora fueran las principales fuerzas políticas del régimen de partidos políticos en el país, hablamos de ARENA y FMLN. Por ello la Reforma Judicial, es la materialización de la táctica que consiste en promover jueces alineados al oficialismo y dar de baja a quienes eventualmente puedan ser piedra de tropiezo.
Reacciones en rechazo
A esta acción del Gobierno, la encargada de los negocios de la Embajada de los Estados Unidos en el país, Jean Manes expresó: ’’ De nuestra posición estamos mirando muy de cerca porque que consideramos que este paso, lamentablemente es un paso más que está realmente en detrimento de la separación de poderes en este país y en especialmente con el sistema judicial que es tan importante’’.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), y el relator especial de la ONU, Diego García, pronunciaron que los actos del Ejecutivo: ’’afectan severamente el principio de separación de poderes y la independencia judicial’’. Por nuestra parte como pueblo salvadoreño, respondimos el día 7 con motivos de la entrada en vigor de la Ley BITCOIN realizando una marcha en la cual fueron incorporadas consignas en contra de esta intervención del Ejecutivo en el funcionamiento del Órgano judicial, la valorización de esta acción es que es la primera que agrupa un número considerable de personas, esto nos muestra que no debemos esperar nada que no depende de nuestras propias fuerzas para intervenir en la vida política nacional.