Por: Alberto Castro
El Salvador se promociona a nivel nacional e internacional como un país con el rostro renovado, de vivir bajo el oscurantismo de la posguerra, todo ha pasado de pronto a ser diferente con Nayib Bukele, los males son parte del pasado y ahora todo es prosperidad. En la propaganda oficialista se presenta a un Singapur latinoamericano, con los post publicitarios masivos cualquiera que no haga uso de ningún criterio lo creería, sin embargo basta con buscar información sobre la realidad cruda y concreta del país para ver cómo queda retratada tanta mentira. Uno de los problemas reales tiene que ver con la deuda pública, donde el fondo de pensiones constituye una de sus parte integrantes.
El manoseo de las pensiones: práctica de los mismos de siempre
Lejos de mejorar la deuda pública y la seguridad social de la clase trabajadora, no ha hecho sino aumentar dicha deuda y dilapidar el fondo de pensiones, una práctica nefasta utilizada desde Alfredo Cristiani y repetida por los otros Gobiernos neoliberales hasta llegar con el embustero Bukele.
Si nos basamos en la fuente de datos del Banco Central de Reserva (BCR), podemos constatar el descomunal incremento de la deuda pública en $10,543.4 millones de dólares, una cifra que de continuar a este ritmo podría igualar a la deuda contraída por los últimos 4 Gobiernos juntos. Veamos: Francisco Flores contrajo la deuda en $1,758.9 millones; Antonio Saca $3,145.5 millones; Mauricio Fúnes $4,663.9 millones y; Sánchez Cerén $4,189.5 millones. Recientemente los periódicos locales dieron a conocer que el Gobierno había tocado cerca de $1,400 millones de dólares, el Gobierno utiliza el fondo de pensiones como fuente de financiamiento, caja chica útil e inmediata que toca constantemente, de la que debido a la falta de transparencia financiera se desconoce de manera precisa cada movimiento.
Reformas van, reformas vienen, pero las AFP se mantienen
En su momento si hubiese existido voluntad por parte del partido Nuevas Ideas, habría sido posible derogar al Sistema de Ahorro de Pensiones (SAP) por uno basado en la solidaridad y en el reparto, tuvieron mayoría absoluta con la coligación parlamentaria con el partido GANA, sin embargo la reforma del 2022 fue otra funesta reforma del esquema neoliberal que consiste esencialmente en lo privado. Con la última reforma el fondo de pensiones no puede seguir comprando deuda pública, sin embargo esta fue una maniobra del Gobierno para sanear el estado de cuentas en su momento y no para solventar una situación de fondo, porque de manera indirecta se continúa el mismo patrón y es por este motivo que las AFP no fueron eliminadas, porque le son necesarias al Gobierno para disfrazar esta adquisición de deuda pública; las aseguradoras tienen la obligación de comprar los Certificados de Obligaciones Previsionales (COP), emitidos por el Instituto Salvadoreño de Pensiones (ISP), sin límites y además dicha compra no requiere de calificación de riesgos, o sea, no se adquieren certificados a través del fondo pero sí a través de las administradoras, pero de cualquier forma la compra se realiza con los ahorros de los cotizantes. No solamente el ISP es fuente de financiamiento del Gobierno con el dinero del fondo de pensiones, además también accede a él a través del banco Hipotecario (BH), según informes financieros del 2023, el BH emitió bonos de valores locales por $225 millones de los que entre los principales compradores estaban las AFP.
Pasividad y respuestas necesarias
El Gobierno palea sus gastos tomando dinero de las pensiones, la deuda crece pero además también el riesgo que al caer en impago no se atiendan las obligaciones para pensionados por vejez e invalidez. Toda esta escabrosa estratagema del Gobierno hubiese sido denunciada y combatida por las organizaciones sindicales, pero la falta de unidad y sobre todo el control ejercido por bukelismo a través de sus direcciones impide que estos respondan, por lo que es necesario que, de manera independiente y autoconvocada se organicen asambleas para discutir esto y planificar acciones para exigir el cese al manoseo del fondo de pensiones.