Por Armando Tezucún

Como resultado de las negociaciones entre los grupos oligárquicos y el gobierno de Alejandro Giammattei, el viernes 4 de diciembre, en una conferencia de prensa, el mandatario y el vicepresidente Guillermo Castillo anunciaron el cese de sus diferencias y un trabajo en unidad. Desde el primer semestre del año, ambos funcionarios tuvieron una serie de divergencias en temas como el uso de fondos del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social para programas de asistencia a la población, la no invitación al vicepresidente a las reuniones del Consejo de Ministros, y la aprobación del presupuesto 2021. El punto álgido de estas discrepancias se dio cuando Castillo sugirió a Giammattei la renuncia conjunta de ambos, en vista del creciente descontento popular con las actuaciones del gobierno y el Congreso.

El vicemandatario afirmó: “…lo que nos conviene más como país es seguir definiendo esa ruta que necesitamos para resolver los más grandes problemas. Hoy queremos mandar este mensaje de unidad con el señor presidente” (Prensa Libre 5/12 /2020). Castillo ha sido un peón de los grupos oligárquicos corporativos, y como tal fue clave en el conflicto interburgués generado por la aprobación del presupuesto de gastos del Estado para 2021 por el bloque de diputados oficialistas y sus aliados, que favorecía los negocios de grupos empresariales emergentes.

Se desconoce los acuerdos en las alturas tomados por los grupos de poder burgués, y la conferencia de prensa convocada por el binomio presidencial fue igualmente hermética, pues no se permitió preguntas de los periodistas ni se aclararon detalles sobre lo pactado.

Algunas de las medidas anunciadas por Giammattei y Castillo tienen la clara intención de hacer algunas concesiones a las demandas que ha reclamado la población durante tres semanas de movilizaciones. Una de ellas es la desintegración del Centro de Gobierno, dirigido por el protegido del presidente Miguel Martínez, a partir del 31 de diciembre.

Después de la salvaje represión de la policía contra la población el sábado 21 de diciembre, se convirtió en una exigencia de las manifestaciones la destitución del ministro de gobernación Gendri Reyes y del director de la Policía Nacional Civil José Tzubán. Al respecto ambos funcionarios fueron ambiguos. En el caso de Reyes, esperarán las conclusiones de una investigación que realiza el Ministerio Público sobre los acontecimientos del 21 y el 28; sobre Tzubán no dijeron nada. Tratando de dar gato por liebre, Giammattei dijo que pedirá la renuncia de todos los ministros, viceministros, secretarios y subsecretarios para someterlos a una evaluación, insinuando que en este proceso se pediría la renuncia de Reyes; pero esta es una medida que es costumbre que los presidentes tomen al finalizar cada año.

En cuanto al presupuesto, además de la consulta que ya se hizo a los organismos que representan a los grupos oligárquicos, se anunció la formación de una comisión presidida por Castillo, como coordinador del Gabinete Económico, que evaluará las reformas necesarias para que los recursos se enfoquen a la reactivación económica y la reconstrucción del país luego del desastre causado por las tormentas Eta e Iota. Además, anunciaron la creación de un gabinete específico que se encargará de la reconstrucción de las comunidades afectadas por los fenómenos naturales, coordinado por el vicepresidente e integrado por los ministerios que tengan a su cargo responsabilidades relacionadas (La Hora 4/12/2020).

Giammattei anunció un proceso de diálogo para el próximo año: “…sin duda alguna el poder establecer mecanismos de diálogo y concertación será la base fundamental de las acciones que encaminaremos a partir de la primera semana de enero del año entrante y para lo cual serán establecidos algunos conversatorios…que sean amplios, participativos, pero que no sean solo en la capital sino en el interior del país, para que no haya un guatemalteco o representante de la sociedad civil que se quede sin dar su opinión” (Idem).

Estos acuerdos tienen el beneplácito del imperialismo gringo, a través del funcionario del Departamento de Estado Michael Kozak, quien los calificó de “…importantes para reiniciar un diálogo nacional, recuperarse de Eta e Iota y promover reformas para promover la prosperidad y la democracia en Guatemala” (La Hora 4/12/2020).

El arreglo de las diferencias interburguesas y las magras concesiones hechas por el gobierno pueden macar el inicio del descenso en el nivel de las movilizaciones populares. El sábado 5 ya se pudo observar una menor presencia de personas, tanto en la capital como en ciudades del interior. No debemos dejar que estos cantos de sirena nos aparten de nuestras justas demandas. Todavía están planteadas protestas los días 9 y 10 de diciembre. Éstas marcarán la tendencia.

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