Por Ricardo Patzán
Como un segundo acto de la reciente ofensiva diplomática de la administración Biden hacia la región centroamericana, la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris visitó Guatemala el 6 y 7 de junio. El encuentro del secretario de Estado Antony Blinken con los cancilleres de la región en Costa Rica el 1 y 2 de junio sirvió de antesala al viaje de Harris; la creciente importancia que han adquirido los países centroamericanos para Estados Unidos, debido al agudo problema migratorio, se vio reflejado en el hecho de que es el primer viaje al extranjero realizado por la vicemandataria.
En medio de un fuerte operativo de seguridad desplegado por el Servicio Secreto de Estados Unidos, la Policía Nacional Civil y el Ejército de Guatemala, Harris arribó al Aeropuerto La Aurora en el atardecer del día 6. Al día siguiente, luego de actos protocolarios, tuvo un encuentro con el presidente guatemalteco Alejandro Giammattei a las nueve de la mañana, para brindar una declaración conjunta a las 11:00 horas. Por la tarde se reunió con representantes de organizaciones de la sociedad civil; y por la noche partió hacia México a reunirse con las autoridades de ese país, de nuevo para tratar la problemática migratoria.
Los acuerdos firmados con el gobierno
El punto central de la visita de Harris a Guatemala fue la firma de varios acuerdos de cooperación con el gobierno de Giammattei, en torno a temas de las condiciones económicas, gobernabilidad y seguridad que influyen en la migración de ciudadanos hacia Estados Unidos.
Uno de los acuerdos es la conformación de una Fuerza de Tarea contra la Corrupción, que contaría con el apoyo de los Departamentos de Justicia y Estado de Estados Unidos; estas entidades crearían un equipo de trabajo contra la corrupción que incluiría a fiscales y especialistas, quienes ayudarían en la investigación de casos de corrupción que tengan nexos con Estados Unidos, Guatemala y la región centroamericana. Se pondría a disposición del Ministerio Público y la Fiscalía Especial Contra la Impunidad (FECI) asesores legales que ayuden al desarrollo de capacidades, formación y tutoría.
Se creará también un Fuerza de Tarea contra la Trata de Personas, de nuevo con el apoyo de los Departamentos de Justicia y de Estado, creando un equipo regional para identificar, desarticular y prevenir las operaciones de tráfico ilícito de migrantes y trata de personas.
Por último, se firmó un acuerdo para el apoyo a la generación de oportunidades económicas a mujeres indígenas, pequeños emprendedores y empresas, construcción de viviendas en áreas con altos niveles de migración, agroindustria y préstamos a pequeñas y medianas empresas. La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) aportará fondos por casi US$ 50 millones para estos proyectos, y la Corporación Financiera Internacional para el Desarrollo (DFC), de Estados Unidos, aportará otros US$ 40 millones, esperándose que empresas privadas también inviertan.
El enfoque mezquino de Biden y Harris para enfrentar la pobreza
La USAID presentó a Harris, durante su estancia, a tres mujeres indígenas que han recibido apoyo para desarrollar pequeñas empresas de producción y procesamiento de chocolate, café y amaranto. Este tipo de enfoque micro, por beneficioso que sea a nivel individual, jamás va a solucionar el problema general de pobreza y miseria que empuja a los guatemaltecos a migrar, que es un problema estructural, en el que un pequeño grupo de corporaciones nacionales e internacionales acaparan la mayor parte de los recursos y la riqueza del país. Ni Harris, ni Biden ni la USAID van a enfrentar jamás a estos grupos poderosos, porque ellos mismos representan también, en última instancia, los intereses de las multinacionales que controlan la economía de Estados Unidos.
La vicemandataria y Giammattei comparten esta visión engañosa, que no es más que un espejismo que crea falsas ilusiones en la población. Harris declaró: “El presidente y yo compartimos esa creencia firme de que nuestra responsabilidad y nuestra capacidad es insuflarle un poco de esperanza a la gente.” (Prensa Libre 08/06/2021).
Otro pilar de este plan es la atracción de inversión extranjera. “También voy a seguir trabajando con ejecutivos de todas partes del mundo para alentar que se hagan inversiones en Guatemala…” dijo Harris (Idem). La vicepresidenta ya se reunió con una docena de empresas, previo a su llegada a Guatemala, para invitarlas a invertir; entre ellos están Microsoft, Bancolombia, Mastercard y Nespresso. Y el ministro guatemalteco de economía, Antonio Malouf, ya adelantó que se les otorgará beneficios fiscales a los inversores.
Por su parte, el gobierno guatemalteco presentó a Harris una propuesta para generar 2.5 millones de empleos en diez años, para frenar la migración. El plan se basa en la atracción de inversión extranjera, el fortalecimiento de las micro, pequeñas y medianas empresas y la mejora del comercio exterior del país; también contempla la promoción de misiones comerciales, el desarrollo de capacidades productivas en la juventud, el fortalecimiento de cadenas agroindustriales y la simplificación de trámites para las empresas. El Ministerio de Economía informó que las inversiones extranjeras se encauzarían a industrias farmacéuticas, insumos médicos, aparatos electrónicos y Bpos (subcontratación a proveedores de servicios) y se trataría de fortalecer la agroindustria, alimentos, químicos, plásticos, hule, vestuario y textiles, sectores en que el país no se desempeña de manera destacada a nivel mundial (Prensa Libre 08/06/2021).
Aunque no se reveló más detalles del plan, estos puntos no difieren mucho de otros planes presentados por las organizaciones empresariales, que se basan en la flexibilización de las condiciones laborales, como el trabajo a tiempo parcial, los salarios diferenciados y las exenciones de impuestos a las empresas, factores que a la larga no van a reducir los niveles de pobreza, que afectan al 59% de la población guatemalteca.
El tema de la corrupción
Durante con su encuentro con ongs y grupos de la sociedad civil (en su mayoría los mismos con los que se reunió virtualmente en abril), la vicepresidenta abordó el tema de la corrupción. “Este momento es para hablar con la verdad sobre este asunto y abordarlo en todas sus manifestaciones.” (Prensa Libre 08/06/2021).
Harris aseguró que “Nuestra prioridad debe ser la lucha contra la corrupción porque esta erosiona la confianza de las personas en su gobierno y pone en peligro la capacidad de cualquier país de aprovechar al máximo sus recursos naturales para apoyar a sus ciudadanos. Nuestra meta principal es ayudar a los guatemaltecos a sentirse esperanzados quedándose en casa” (Prensa Libre 08/06/2021).
Se refirió a que tiene claro que la impunidad favorece a las personas que gozan del poder y desfavorece a quienes no lo tienen, “Los Estados Unidos entonces seguirán planteando sus inquietudes sobre las amenazas a la independencia del poder judicial, la prensa y la sociedad civil en Guatemala” (Idem). Resaltó la importancia de respaldar a la FECI y a su jefe, que ha sido objeto de ataques; algunos de los participantes destacaron que Harris indicó que le hizo ver al presidente Giammattei que la independencia judicial y el respaldo a la FECI son importantes para abrir la cartera comercial de empresas guatemaltecas, y se mostró preocupada por las reformas a la Ley de Ongs.
Uno de los acompañantes de Harris, Juan González, asistente especial del presidente Biden, en una entrevista a un medio se refirió al tema de las reformas a la Ley de Ongs, y expresó que el presidente Giammattei le aseguró a Harris que su propósito no es controlar las ongs, sino estandarizar la información sobre quién está dándoles fondos sin tener que restringirlas o frenarlas, “…ese fue el compromiso que nos dio y esperamos que así sea” (Prensa Libre 08/06/2021). También dijo que él y el enviado especial Ricardo Zúñiga se reunieron por aparte con la fiscal general y con las organizaciones empresariales, pero de estas reuniones no se ha divulgado noticias.
La solución está en manos de las y los trabajadores
Sabemos que algunas ongs, grupos de derechos humanos, organizaciones campesinas/indígenas y sindicatos lamentablemente se han tragado el cuento de que el origen de todos los males en Guatemala es la corrupción. Incluso, algunos de estos grupos se tomaron la molestia de dirigirle cartas abiertas a la vicepresidenta Harris y otros se apostaron en las calles que ella habría de recorrer con mensajes sobre la verdadera situación en Guatemala, como si se tratara de la santa madre que viene a solucionarnos los problemas. Esta actitud es comprensible, en vista de la pasividad general de la población ante el avance que han tenido los grupos de poder corruptos en el control absoluto de las instituciones del Estado y los ataques a jueces y funcionarios que se han atrevido a enfrentárseles; la escasa concurrencia a la protesta convocada para el sábado 5 de junio es muestra de ello.
Debemos estar claros de que el problema de nuestro país no es la corrupción en sí; ésta es más bien un elemento en el engranaje que hace funcionar un sistema injusto de distribución de la tierra, los negocios, las fábricas y las empresas, que pertenecen a una élite multimillonaria; sistema cuyo origen viene al menos desde el siglo XIX. Ni Biden ni Harris se van a enfrentar a esas élites para solucionar la pobreza de los guatemaltecos.
Es tarea de las y los trabajadores, campesinos, indígenas, jóvenes y mujeres asumir la lucha contra la corrupción, la pobreza y por los derechos democráticos; esta lucha lleva implícita una dinámica anticapitalista.