Por Leonardo Ixim
El próximo 27 de abril se llevará a cabo la elección a rector de la Universidad de San Carlos (USAC), la única universidad pública del país; este proceso está marcado por la renuncia del rector Murphy Olimpo Paiz, electo para el período 2018-2022.
En esta ocasión se presentan seis candidaturas para el periodo 2022-2026. Recordemos que Paiz no terminó su mandato debido a que está siendo investigado, junto al ex rector Estuardo Gálvez, por la Fiscalía Especial Contra la Impunidad del Ministerio Público por el caso de Comisiones Paralelas, proceso que consistió en el tráfico de influencias en las comisiones de postulación para elegir magistrados a la Corte Suprema de Justicia y Cortes de Apelaciones.
Paiz dirigió una de las postuladoras y fue parte del entramado en que se realizó este proceso de selección amañada de jueces; además tiene señalamientos por anomalías en concesiones de obras para la universidad. Mientras que Gálvez, desde que fue decano de la facultad de derecho y más cuando fue rector, logró armar un grupo que ha influido en la selección de perfiles para asumir esos cargos.
La universidad pública, desde la llamada apertura democrática, ha sufrido un proceso de infiltración y creación de grupos de poder, los cuales se fueron amalgamando con la burocracia académica (docentes e investigadores), personal administrativo y la proveniente de los colegios de profesionales; estos grupos se auto-reproducen al interior de la universidad, alejándola de la profundización de la investigación científica, la docencia crítica y la extensión abocada a las problemáticas sociales.
De esta costra incrustada en la universidad es que han salido los últimos rectores, por lo menos a partir de la década de los 80s del siglo pasado. Así, en la Constitución Política promulgada en 1985, se fue neutralizando el carácter crítico que la universidad había adquirido desde mediados del siglo XX por el proceso de agudización de las contradicciones de clase, primero con la represión a las y los miembros de la comunidad universitaria, segundo con las prerrogativas que esta Constitución le otorga a la USAC para intervenir en una serie de instancias públicas, y tercero, con el poder que se le otorga a los colegios profesionales y la ausencia de representación de los trabajadores administrativos y de servicios en los órganos representativos de gobierno universitario.
De esta misma capa burocrática también salen los seis candidatos a rector, estos son: Carlos Valladares Cerezo, exdecano de la Facultad de Arquitectura y exsecretario general del CSU; Walter Ramiro Mazariegos Bioelis, actual decano de la Facultad de Humanidades; Luis Arturo Suárez, actual decano de la Facultad de Ciencias Económicas; Erwin Humberto Calgua Guerra, exdirector General de Investigación de la USAC y exdirector de Investigación de la Facultad de Ciencias Médicas; María del Rosario Paz Cabrera, directora general del Centro Universitario de Occidente (CUNOC); y Abraham Baca Dávila, encargado de relaciones públicas de la rectoría de Jafeth Cabrera -ex vice-presidente en el gobierno de Jimmy Morales- y excomunicador del Tribunal Supremo Electoral.
Mazariegos ha sido por más de dos veces decano de Humanidades y es considerado cabecilla de las mafias que han operado en la universidad -actividades criminales en torno a narcotráfico, armas, prostitución- desde el Comité General de Huelga de la decadente Huelga de Dolores. Suárez está vinculado con sectores del poder económico, especialmente con el monopolio de la producción, comercialización y exportación de azúcar y etanol.
Valladares Cerezo avaló prácticas anómalas en esta facultad, fue parte de la Comisión Multisectorial para la Reforma Universitaria (CMRU), producto de la toma estudiantil de 2010, sin ninguna postura crítica a la burocracia universitaria y además secretario académico del corrupto Murphy hasta su renuncia.
Maria Paz, eterna directora del principal y más antiguo centro departamental universitario, en la ciudad de Quetzaltenango, quien auspició a la Asociación de Estudiantes Universitarios del CUNOC, conocida por las mismas prácticas mafiosas en la Huelga de Dolores, participante además en la CMRU sin ningún brillo crítico y que ahora maneja un mensaje cuestionador al centralismo administrativo, académico y administrativo del campus de la ciudad capital y sus facultades. Es más, a inicios de enero hubo una toma de un día de estudiantes que pese a manejar un mensaje correcto cuestionando el proceso de elección, pertenecen a los mismos parásitos que se acomodaron tras la toma de 2010 y están acuerpando a Paz.
Posteriormente en otros números profundizaremos sobre las problemáticas universitarias de estudiantes y trabajadores, la privatización de la educación superior, la reforma universitaria, la necesidad de reconfigurar el proceso de elección de rector y de la naturaleza de la universidad hoy limitada a la formación de profesionales.