Por Armando Tezucún

La pandemia del Covid-19 obligó a las organizaciones sindicales a suspender la manifestación tradicional del 1 de mayo en 2020 y 2021, reemplazándola por pequeñas concentraciones o plantones en la Plaza Central de la capital guatemalteca.

El presente año, ante la paulatina disminución del número de nuevos contagios y la menor virulencia de la variante dominante, ómicron, las centrales sindicales decidieron convocar de nuevo a la marcha como se hacía antes de 2020, saliendo del monumento al trabajo en la zona cinco para culminar en la Plaza Central.

Las dos grandes coordinadoras sindicales se pusieron de acuerdo para organizar la conmemoración del 1 de mayo. Estas son: el Movimiento Sindical y Popular Autónomo Guatemalteco, que agrupa a la Unión Sindical de Trabajadores de Guatemala (UNSITRAGUA Histórica), la Confederación de Unidad Sindical de Guatemala (CUSG), la Confederación Central General de Trabajadores de Guatemala (CGTG) y el Movimiento de Trabajadores Campesinos de San Marcos (MTC); y, por otro lado, los Sindicatos Globales de Guatemala, que agrupa sobre todo a sindicatos de instituciones del Estado, incluyendo al Sindicato de Trabajadores de la Educación de Guatemala (STEG) y el Sindicato Nacional de Trabajadores de Salud de Guatemala (SNTSG) . Al llamado de estas coordinadoras respondieron no solo sus sindicatos afiliados, sino una serie de organizaciones populares independientes, grupos estudiantiles, y partidos políticos de izquierda.

Los compañeros convocantes esperaban una participación de entre 6 y 8 mil trabajadores, pero podemos decir sin lugar a dudas que esa cifra fue rebasada. La marcha fue encabezada por uno de los sindicatos más antiguos del país, el Sindicato Central de Panificadores y Similares de Guatemala, y a lo largo de interminables cuadras se pudo observar el desfile de sindicatos de la industria ligera (textiles, maquilas, alimentos, etc.), de ministerios e instituciones del Estado, sindicatos de municipalidades del interior del país, sindicatos de trabajadores de salud, organizaciones de pequeños comerciantes independientes, sindicatos de trabajadoras domésticas, etc.

El gobierno, en contubernio con la Asociación Nacional de Municipalidades (Anam) maniobró para arrebatar a la marcha de trabajadores el espacio de la Plaza Central, organizando en esa área una serie de actividades culturales como hip hop y acrobacias en bicicletas, exhibiciones gastronómicas, turísticas y de artesanías, supuestamente en conmemoración del 1 de mayo. Hasta una procesión de la virgen María anduvo rondando el sector restando espacio a la gran manifestación.

Pero los compañeros organizadores lograron instalar una tarima a un costado de la plaza, desde donde se leyó un comunicado conjunto. Además, se permitió que tomaran la palabra representantes de los partidos de izquierda WINAK y URNG, representantes de CODECA urbana y estudiantes de la Facultad de Derecho de la Universidad de San Carlos.

Las demandas de la marcha de trabajadoras y trabajadores

Dos años de pandemia han hecho estragos en las condiciones de vida del pueblo trabajador, y eso se vio reflejado en la masiva asistencia a la manifestación y en las demandas que plantearon las centrales sindicales en un largo comunicado.

En primer lugar, se denunció la implementación del reglamento del Convenio 175 de la Organización Internacional del Trabajo, que permite a los empresarios la creación de empleos precarios de medio tiempo con bajos salarios y menos prestaciones laborales; se demandó el incremento de salarios ante la persistente escalada de los precios de la canasta básica de alimentos y el incremento de los combustibles y del costo del pasaje del transporte colectivo; se rechazó el intento de privatizar el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social y la multimillonaria deuda que tiene el Estado en concepto de cuotas patronales y de empleados; se denunció la desnutrición crónica infantil y el abandono del gobierno hacia las niñas y niños cuyos padres fallecieron por la pandemia. También se reivindicó el tema de la libertad sindical, denunciándose a las empresas y alcaldes que reprimen y persiguen a trabajadores que se organizan para defender sus derechos.

En el plano político las centrales sindicales denunciaron la persecución contra operadores de justicia y defensores de derechos humanos, rechazaron el actual proceso de elección de nuevo/a fiscal general y pidieron la renuncia del presidente Alejandro Giammattei y de la jefa del Ministerio Público, Consuelo Porras.  

Fue notorio el llamado a la unidad, no solo de parte de los dirigentes sindicales, sino de los oradores de los partidos políticos, lo que anticipa una alianza entre la izquierda frente al proceso electoral 2023.

CODECA realizó bloqueos de carreteras

La última semana del mes de abril inició con acciones de protesta del Comité de Desarrollo Campesino (CODECA), como un preludio de la marcha del 1 de mayo, con una gran similitud en las demandas y denuncias.

Los días lunes y martes 25 y 26 de abril, CODECA realizó una serie bloqueos de carreteras y vía públicas, bajo la denominación de Paro Plurinacional. Las acciones, anunciadas por los dirigentes campesinos desde el 22 de abril, se realizaron para protestar contra los actos de corrupción que se han suscitado en Guatemala, contra el alto costo de la canasta básica de alimentos y el alza en los precios de los combustibles; la protesta se realizó también en rechazo a la fiscal general Consuelo Porras y su candidatura a jefe del MP y, en general, rechazo al proceso de elección de nuevo jefe del Ministerio Público. Los dirigentes denunciaron los altos índices de pobreza, de desnutrición, la ausencia de salud y educación públicas y la privatización de los servicios básicos.

El lunes 25 desde tempranas horas de la mañana los campesinos bloquearon 25 puntos en diversas carreteras del país, para finalizar alrededor de las 17:30 horas. El día 26 fue bloqueada la Avenida Petapa en la ciudad capital, y otros 16 bloqueos en tramos carreteros. Las cámaras empresariales (de industria, de comercio, de exportadores, etc.), como era de esperarse, se pronunciaron en contra de las medidas tomadas por CODECA; la Corte de Constitucionalidad (CC) otorgó un amparo provisional a la Cámara de Comercio de Guatemala en contra de los bloqueos, para garantizar la libre locomoción, pero el gobierno no impidió las acciones ni arrestó a los protestantes, como lo solicitaban los empresarios. Las agrupaciones empresariales estimaron en Q 600 millones las pérdidas causadas por las acciones de CODECA, calificando lo sucedido como un “caos total”.

Nos preguntamos si estas acciones de CODECA hubieran tenido mayor impacto si hubieran sido realizadas en coincidencia con la marcha del 1 de mayo. Los compañeros siempre han actuado por su cuenta, privando al resto del movimiento popular de la fuerza que tienen como corriente campesina.   

Aún no se recuperan los niveles de empleo

A finales de mayo, los medios dieron a conocer los datos que maneja el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) sobre el empleo formal; a febrero recién pasado, la institución registraba un total de 1 millón 453 mil 957 afiliados (77.4% de empresas privadas y 22.6% de instituciones del Estado), lo que da un aumento de 85,867 afiliados en comparación con febrero de 2021, un 6.3%. En ese año, el porcentaje de nuevos afiliados fue del 3.45%, y en febrero de 2020 (antes del inicio de la pandemia), la cantidad no había crecido, sino que hubo una disminución del 1.82%.

Los sectores económicos que registraron más crecimiento laboral fueron hoteles y restaurantes (20.8%, lo que indica la recuperación de un sector muy golpeado por la pandemia); servicios sociales y de salud (14.5%); inmobiliarias (13.6%); y el comercio con un 10.9%. Solamente el sector de la construcción reportó una baja en el nivel de empleo, con -17.1%.

Estos datos proporcionados por el IGSS hacen ver que hay una recuperación de empleos que se habían perdido con la pandemia, pero no refleja los porcentajes de empleo formal entre la Población Económicamente Activa (PEA), que sabemos que cada año crece en unos 200 mil jóvenes, mientras que el promedio de empleos creados anualmente ronda los 26 mil.

Según la Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos 2021, levantada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en ese año había en Guatemala 11.8 millones de personas en edad de trabajar, aunque la encuesta ubica la PEA en 7.4 millones; el desempleo abierto se ubica en un 2.2%, y el porcentaje de personas ocupadas en la economía informal es de 70.8% de la misma. En 2019 la tasa de ocupación fue del 98%, mientras que en 2021 bajó a 97.8%.

Si se comparan los datos de la encuesta de 2019 con la de 2021, se nota que el empleo total, formal e informal, se redujo en 800 mil puestos, mientras que el trabajo por cuenta propia creció en cerca de 600 mil. Además, a finales de 2021 el Ministerio de Trabajo reportó la creación de 13 mil empleos a tiempo parcial, que son trabajos precarios con bajos sueldos. En resumen, tenemos casi un 71% de la población trabajadora que se ocupa en trabajos inseguros sin ninguna seguridad social; y en muchos de los trabajos formales las y los trabajadores se enfrentan a bajos salarios, jornadas extendidas, patronos que no trasladan a IGSS las cotizaciones y un sinfín de anomalías.

Esta es la grave situación que enfrenta la clase trabajadora guatemalteca. Tal como lo dijeron los oradores en la marcha del 1 de mayo, lo vital en estos momentos es lograr la unidad en acción. No solamente la unidad de la izquierda en el próximo proceso electoral, sino la unidad de las organizaciones populares para defender en las calles los derechos laborales, exigir un aumento general de salarios, la defensa de las libertades democráticas y la reforma radical del sistema de justicia. 

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