Por Marcos Galicia.
En artículos recientes hablamos sobre la criminalización hacia 81 personas que se opusieron al fraude electoral de julio 2022 -incluyendo estudiantes, trabajadores, docentes y figuras públicas- por parte del gobierno universitario de la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC) dirigido por el Consejo Superior Universitario (CSU) y encabezado por Walter Mazariegos Biolis, sancionado por el Departamento de Estado de Estados Unidos por socavar los procesos e instituciones democráticas al aceptar el cargo de rector de la institución de educación pública tras un proceso de elección fraudulento.
Mazariegos también fue incluido en la “Lista Engel” que incluye a actores corruptos y antidemocráticos en Centroamérica. Paralelo a esto, el corrompido sistema de justicia de Guatemala continúa la persecución judicial contra otro grupo de opositores al fraude, el denominado “Caso toma de la USAC: Botín Político” en el que pretendían boicotear las elecciones generales del año pasado, desarticular a los movimientos universitarios y evitar que el partido Movimiento Semilla ganara las elecciones.
Mazariegos aceptó encabezar el fraude electoral porque contaba con el apoyo del expresidente Alejandro Giammattei y la fiscal general Consuelo Porras -también incluida en la lista Engel- pero al haber perdido el apoyo del expresidente ahora se encuentra en una posición de desventaja. Eventualmente será removido de la rectoría y enfrentará la justicia por sus actos de corrupción, porque ya ha caducado el periodo por el cual fue electo más del 80% del CSU, mismo que actualmente apoya el abuso de autoridad a través del rompimiento de las normativas universitarias para la represión y criminalización.
¿Por qué insistimos en rescatar a la USAC? Porque la recuperación de la institucionalidad pública de Guatemala dependerá en buena medida de quienes tomen decisiones en la universidad, porque la misma tiene participación en la elección de autoridades estatales como los magistrados de la Corte de Constitucionalidad, salas de apelaciones y Corte Suprema de Justicia; miembros de la Junta Monetaria y la Comisión de Postulación del Ministerio Público, por mencionar solo a algunos. Todos esos espacios están actualmente cooptados por mafias que han favorecido la corrupción en el país.
Seguimos esperando que el nuevo gobierno logre remover a Porras del Ministerio Público, así como también a toda la estructura que le apoya dentro de las instituciones de justicia y en la Corte de Constitucionalidad. Actualmente en el Congreso de la República se propuso un proyecto de punto resolutivo que insta a continuar las elecciones del CSU que tienen periodo vencido, esto debe ser visto con mucha atención porque si bien la intención es buena, podría sentar precedentes que vulneren la autonomía de la USAC en el futuro.
Algunos de las y los criminalizados han presentado amparos en el sistema judicial en contra del CSU por sus abusos de autoridad, ¿Serán atendidas sus demandas por un sistema de justicia corrompido en donde aún pernoctan Consuelo Porras y su mafia? Entendemos el riesgo que corren las y los estudiantes de ser expulsados de la USAC y de las y los trabajadores de ser despedidos y de no ser reinstalados en sus puestos. Además de la tortura que representa lidiar con las instituciones de justicia.
No olvidemos que Mazariegos sigue siendo un adversario fuerte y peligroso que ha demostrado ser astuto y estratégico. En 2008, cuando competía por la decanatura de la Facultad de Humanidades fue asesinado su contendiente Mario Alfredo Calderón y eso aseguró su victoria electoral ¿Coincidencia? El nuevo “Estado de Excepción” en la USAC sigue siendo un problema para la organización estudiantil pero no para la realización de la tradicional “huelga de dolores”, pero abordaremos ese tema en un próximo artículo.
El hecho que el partido Semilla haya ganado las elecciones generales y se haya convertido en la tercera fuerza en el Congreso abre un tiempo de contención en el que debemos intensificar las luchas sociales y políticas para la recuperación de la institucionalidad pública, porque como hemos mencionado en otros artículos, el partido se adapta eventualmente al status quo, marchitando la tan anhelada “nueva primavera”.
Mientras, debemos trabajar intensamente en la reorganización del movimiento estudiantil sancarlista, realizando asambleas democráticas en nuestras unidades académicas, organizando al estudiantado en torno a los problemas específicos que enfrenta en sus facultades y escuelas, resistiendo en los hechos al represivo reglamento del CSU.