El Primitivo
Ahora que se ha iniciado el proceso de normalización de clases en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) hay un gran interés de los estudiantes por discutir los aciertos y errores de una lucha tan dura y prolongada en el tiempo. El presente artículo pretende contribuir a esa necesaria discusión.
Sólo el mismísimo hecho de protestar y enfrentarse al poder real dentro de la UNAH, y con ello también enfrentar al gobierno actual, es un gran acierto de la lucha estudiantil. Organizarse y exigir inclusión social, ya que nuestro Estado es de naturaleza antidemocrática, cubrió de legitimidad la lucha estudiantil. que reclama su visualización la ciudadanía estudiantil.
Pedir la cabeza de la rectora Julieta Gonzalina Castellanos durante el año 2017, era algo que todos deseábamos, pero quizá no fue un acierto táctico. Este punto es discutible. Todos esperábamos que esta exigencia se produjera el año pasado, cuando las autoridades universitarias estaban derrotadas, pero el famoso diálogo de sordos-mudos, que más bien fue un monologo, el dio un gran respiro a las autoridades universitarias. ¿Cómo fue posible ir a un diálogo en 2016 con tres estudiantes expulsados “ criminalizados en la universidad?
A pesar de la dureza, la lucha de los estudiantes fue cobrando legitimidad incluso en la misma sociedad. Se miraba con gran esperanza el renacer el movimiento estudiantil y el inicio de una gran plataforma de lucha. ¿Pero que pasó? ¿Por que se perdió la capacidad de movilización?
Quizás el factor de no poder escuchar a las bases del movimiento estudiantil universitario, y el gran afán del protagonismo de una parte de la dirigencia estudiantil, los llevó a cometer un error de cálculo y fue menospreciar la estrategia del enemigo. Este error más adelante l e costó caro a la lucha, al retomar los edificios de la universidad y paralizar las clases de la forma inconsulta con los estudiantes. Esa toma de los edificios de la universidad por más de 90 días llevó a la lucha estudiantil al desgaste, y todavía debemos discutir sino estamos ante una derrota, que puede ser superada, pero que puede tener efectos nocivos
El listado de estudiantes criminalizados ya no son 3 como el año pasado, ahora son 28. Los métodos de las autoridades son la violencia, el verticalismo, el autoritarismo, el sectarismo y el totalitarismo. Ante ello el movimiento estudiantil universitario debió evitar cometer errores, y esto solo se podía evitar consultando a las bases, y no actuando de forma unilateral como lo hizo una parte de la dirigencia. Era importante no darle argumentos de apoyo a la señora rectora.
Estas malas decisiones condujeron a la victoria de los oscuros intereses de las autoridades. Una de las fallas del MEU fue haber confiado en la legalidad burguesa. Se llevó un proyecto de ley ante el Congreso Nacional para poner fin a la crisis de la universidad. Jamás se debió confiar en el mismo Congreso Nacional que reformó la Ley Orgánica de la UNAH que Julieta Castellanos se sé quedase un periodo más.
Al volver a clases se debe retomar la lucha estudiantil universitaria. Los dirigentes deben escuchar y obedecer a sus bases, tomar en cuenta los diferentes criterios de las asociaciones estudiantiles que son el corazón y el alma de éste movimiento. No creemos que las tomas de edificios por tiempos tan prolongados sean el mejor método de la lucha. Es mejor recibir clases durante tres días y tomarse la universidad por uno o dos días. La universidad es el recinto natural donde los estudiantes comparten sus vidas y experiencias. Nunca se debe ir más allá de lo que las bases decidan. Las movilizaciones en las calles es uno de los mejores métodos de lucha, que tienen impacto y efecto a nivel nacional, sobre una población descontenta.
Hay otro factor que no ha favorecido la lucha estudiantil, y es que las mayores de los docentes tienen miedo a juntar sus reivindicaciones con los estudiantes. Se requiere un mayor dialogo entre estudiantes y docentes, para unir fuerzas contra el enemigo común y democratizar la UNAH.
Sin movimientos sociales, no hay democracia.